Imagen tomada de http:// www.davidosoriophotos.com/ wp-content/uploads/2010/07/ DSC_5970.jpg
Lo recuerdo perfectamente hace años, un
día que iba a la biblioteca Virgilio Barco. Venían arrastrando una
carreta llena de basura. Eran dos. Uno más viejo que el otro. Cinco
perros callejeros los acompañaban. De pronto, al pasar a mi lado, uno
sacó un arma, me apuntó y disparó. La pistola era grandota, azul y de
plástico. El chorro de agua me pegó en todo el pecho, entonces el
"delincuente" gritó: "Oiga, güevón: ¿cierto que con esta mierda podemos
robar un banco?"... Yo simplemente sonreí y seguí mi camino, mientras
perros y dueños se alejaban felices de haberme jugado una pequeña broma
en esa avenida solitaria de Bogotá.
4 comentarios:
Debo confesar que tengo trauma con las personas que llevan ese estilo de vida (porque son estilos de vida). De camiseta roja, ojos rojos, me perseguía hasta la iglesia cada domingo cuando me preparaba para la primera comunión, me tocaba ingresar por la parte de atrás. Hoy por hoy no sé dónde está, pero era algo amenazador,por él... cambio de acera. :S. Aunque a veces me muero de ganas por sentarme a conversar con uno de ellos. ¡Caselo, qué fea broma! Jajaja.
Mi cachaco lindo ya en su día te comenté en facebook sobre este texto.
Ahora te escribo para contarte que cancelé mi cuenta en esa red social y ahora sólo tengo el blog.
Un besazo y mi cariño por siempre
Buen retrato, Caselo... Me alegra que hayas visto el documental de Guzmàn. Yo ando en Medellìn, vièndome con Framb... Abrazos, Mario.
la falta de sensibilidad y el absurdo prejuicio son virus letales que consumen esta sociedad, el dicho de "pongámonos en los zapatos del otro" nos queda grande, aún siendo un país camandulero Colombia presenta un nivel de indiferencia terrible, en lo personal me espanta la actitud de quienes no entienden que estas personas son simplemente humanos y que quizá solo con una sonrisa o una mano amiga podrían salir del lodazal en el que sucumben día a día muchas de estas personas que perdieron la oportunidad de ser "humanos" ante el ojo cruel de quienes se creen superiores.
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