jueves, diciembre 23, 2010
Dos publicaciones
Dos textos míos fueron publicados en el ejemplar número tres de la revista Manta Raya, proyecto ganador de la convocatoria de publicación periódica sobre artes plásticas y visuales de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño Bogotá, Colombia, 2009. Los invito a leer la revista, es muy interesante. Aquí los enlaces de mis dos escritos: Trazos, rayones y colores a la intemperie (crónica) y Asegurarte Bogotá (Reportaje informativo institucional).
sábado, diciembre 04, 2010
El huérfano que adoptó a los muertos
Fotos Christian Andrés Schuster Rojas
Entre la palidez de cientos de cruces, sobresale un manojo de flores rojas encima de una Biblia esculpida en mármol. Aunque en los primeros días de enero el sol es radiante, el viento que se estrella contra la montaña llega muy frío y baja convertido en niebla. La tierra es fértil en el páramo, todo crece en temporadas de lluvia o sequía, como lo demuestra el terreno contiguo de la derecha sembrado de maíz. Y a su izquierda la improvisada feria equina y ganadera de los domingos, parece burlarse de la atmósfera luctuosa del cementerio de Une.
Miguel vive hace más de diez años a pocos metros del camposanto. Mientras corta la hierba con su machete, se aleja de las tumbas y lápidas regadas en la explanada y se dirige hacia los pasillos de la entrada principal. A lado y lado del laberinto de paredes son acomodados los muertos- unos sobre otros- separados por los límites de cada bóveda, algunas vacías esperando a sus próximos huéspedes. Aquel mosaico de placas se asemeja a la fachada de un edificio con sus ventanas abiertas y cerradas. Y en medio del recorrido aparecen, solitarios, los mausoleos de las familias más distinguidas y tradicionales del pueblo.
Durante una década habitó, junto a su esposa y sus dos hijos, la vivienda de los Rojas Cruz, un amplio caserón resguardado en la parte de atrás por la estación de policía y la Alcaldía municipal. En 1996 la guerrilla se tomó a Une. Las pipetas de gas, lanzadas por los insurgentes, destrozaron varias edificaciones y la casa se vio afectada: tejas, columnas y el patio sucumbieron por la fuerza de las ondas explosivas. Miguel corría con su esposa y sus hijos de un lado para el otro. Los estruendos, provenientes en su mayoría del parque principal, aumentaban de intensidad porque, precisamente, tenían como blanco a la estación de policía. Entonces recordó la historia de sus antepasados. En la época de la violencia de los cincuenta, Une era el único territorio liberal. Sus vecinos Chipaque y Cáqueza, por el contrario, levantaban las banderas del partido Conservador que gobernaba al país y había desatado un régimen de terror. Sostienen los más viejos del pueblo que muchas veces tuvieron que escapar del acoso de los conservadores y su única alternativa fue la de meterse dentro de las bóvedas desocupadas del cementerio.
Días después de aquella toma, un fuerte olor a químicos- que emanaba de una tienda de insecticidas destruida en el combate- se esparció por todo el pueblo. Los habitantes de Une tuvieron que taparse narices y bocas ante el peligro de contraer infecciones. Las autoridades municipales se esforzaban buscando que algún representante del Gobierno Nacional se hiciera cargo de la situación, pero nadie apareció. Ni siquiera la cercanía de Une con Bogotá (aproximadamente hora y media en carro) sirvió para que desde allí se enviaran equipos de limpieza. Fue necesario que varias personas de la Capital- que sabían las dramáticas consecuencias del hecho - llamaran a emisoras de radio y canales de televisión. Sólo de esta manera lograron que el propio Ministro de Salud se desplazara al pueblo y entendiera la magnitud del problema de salud pública que se estaba presentando.
Temerosos, debido al peligro de vivir cerca de La Alcaldía y de la Estación de policía, Miguel y su esposa resolvieron construir su casa cerca al cementerio. El olor de la muerte ya les era conocido, pues recorrían cotidianamente ese valle de silencio- aparentemente lúgubre- en el que reinaba la quietud de quienes estuvieron algún día y ahora simplemente descansan. Además de encargarse dos veces a la semana de la limpieza de aquel lugar y de guardar las llaves, la pareja ayudó a enterrar a muchos por petición de familiares que solamente confiaban en ellos y deseaban, a su vez, que el último acto en este mundo terrenal para sus seres queridos fuera amoroso y muy sentido.
-“Decían que estábamos locos cuando nos vinimos y construimos las casa a unos pasos del cementerio, pero después de esa noche se me metió en la cabeza que la única parte segura del pueblo era al lado de los muertos”-, cuenta Miguel al tiempo que limpia uno de los tantos nombres con sus fechas, empotrados en los muros de soledades y recuerdos. Coge las flores marchitas, bota el agua de los pequeños recipientes de metal y barre los últimos vestigios de esa naturaleza muerta.
No cree en supersticiones, jamás lo ha asustado un alma en pena. La frase popular “hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos” es tan real como el camino que se convierte en barro después de uno de esos aguaceros que, en la mayor parte del año, bañan a Une.
-“En una época un grupo de hombres y mujeres trataron de entrar después de la media noche al cementerio. Por ahí decían que era una secta satánica y que se drogaban. Menos mal las cosas no pasaron a mayores. La policía y el Alcalde se encargaron de la vigilancia por una temporada y no volvieron a presentarse escándalos. De vez en cuando escuchaba- y todavía escucho- voces que maldecían y lloraban, generalmene los viernes. Al principio creí que realmente querían asustarme. Una noche salí con mi machete, una linterna y un rosario que mi abuelita me había regalado. Me puse a rezar antes de abrir la reja, entré y encontré a un borracho desesperado porque no podía salir. Lo saqué y supe que luego de tomarse unos tragos hicieron una apuesta con los amigos. El más macho debía meterse al cementerio en la madrugada. Eso pasa ahora muy seguido”.
Un zumbido, monótono y cada vez más cercano, alerta sobre la presencia de un abejorro. El insecto pasa como suspendido en el aire. De un momento a otro cae en picada y se pierde en alguno de los cartuchos que adornan las tumbas. Miguel mira la hora. 5:00 de la tarde. En algunos minutos debe tocar las campanas de la iglesia del pueblo. Es el primer llamado a misa de seis. Además tiene que ajustar la manecilla del reloj de la torre principal que se atrasa sin remedio.
-“Menos mal que son sólo diez minutos. Hace unos años se atrasaba casi dos horas. Por eso tuve un problema con el cura que acababa de llegar. Es que el padrecito quería vender el reloj mecánico alemán y cambiarlo por uno digital japonés. Cuando anunció eso en la misa la gente protestó. ¿Cómo se le ocurría salir de semejante antigüedad? Yo también protesté. No me volvió a hablar, me quitó las llaves de la iglesia, las del cementerio y consiguió un joven que tocara las campanas”.
Fue la única vez que dejaron de arreglar el cementerio. Luego de meses de enemistad con el párroco, Miguel se enteró de que al pueblo vecino (Chipaque) llegó un paisa experto en arreglar el mecanismo de ese tipo de relojes. Sin pedirle permiso a nadie viajó a Chipaque, se reunió con el relojero y lo llevó a Une. Para su sorpresa el cura los recibió con amabilidad, los dejó subir e, inclusive, los acompañó. El paisa revisó el aparato y concluyó que se trataba de un piñón desgastado. El arreglo, baratísimo, aseguraba que, en adelante, el tiempo de Une no jugaría más a las escondidas con el presente. Emocionados Miguel y el representante de la iglesia hicieron las paces, las cosas retornaron a la normalidad y el reloj daría la hora exacta. Meses más tarde, sin embargo, el minutero, terco y malcriado, se atrasó de nuevo –esta vez minutos, no horas- y permanece así hasta el día de hoy.
Salimos hacia la iglesia. Subimos una calle empinada, tan empinada que, a pesar del frío, el sudor caía a chorros por mi cara y respirar era una hazaña. Miguel ni se inmutó, caminaba rápido y no daba señales de fatiga. Su rostro trigueño no brillaba y sonreía a toda hora. Es bajito de estatura, delgado y de sus manos se desprenden unos dedos largos y gruesos que dentro de poco agarrarían las cuerdas de las campanas. No se le notan los cincuenta años. Parece detenido en una eterna juventud. Quizás se deba a la tranquilidad que demuestra o a que siempre se ha mantenido activo. Por ejemplo formó parte de la Defensa Civil en 1985 que participó de los escuadrones de rescate en la catástrofe de Armero. No fuma ni bebe y tal vez su único vicio es tomarse un café en las mañanas y otro en la tarde.
Más arriba la torre de la iglesia empieza a asomarse. Detrás de nosotros se aleja el cementerio y las casas que lo rodean, un barrio completo que se formó lentamente y cuyos pioneros fueron él y su familia. Huérfano es el apellido de Miguel. Y es, sin lugar a dudas, el único huérfano en el mundo que puede ufanarse de haber adoptado a los muertos de todo un pueblo.
viernes, noviembre 19, 2010
Ecos de apoyo y amistad.
Prometo que es la última vez que me refiero al reconocimiento que tuvo uno de mis cuentos en el concurso de relato breve de la Organización VIVIR de Cuenca España, pero siento la necesidad de compartir con ustedes las opiniones que el texto ha generado entre los que ya lo conocieron. Algunos de los siguientes comentarios están en el blog de Silvio Rodríguez: Segunda Cita. Allí he tenido la oportunidad de intercambiar sensibilidades con personas de distintos lugares del mundo. Otros son respuesta que, muy amablemente, hicieron llegar a mi correo electrónico sobre la impresión que les causó el escrito. Y uno lo expresó en su propio espacio "Puente cubano" Iraida, mi entrañable hermana de Cuba . Finalmente decirles que el primero en dar un concepto sobre el cuento fue el escritor colombiano Cristian Valencia, quien dirigió el taller de crónica de RENATA en Bogotá (Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa, Ministerio de Cultura de Colombia) entre el 2007 y el 2009, años en los que asistí a ese espacio de sueños, conocimiento y constante aprendizaje.
A todos muchísimas gracias desde el fondo de mi corazón.
|
Disculpa no haber escrito esto antes. Gracias por enviarme el cuento. Me lo leí de un solo sorbo y lo disfruté. Ahora lo vuelvo a leer para armar el rompecabezas. Es una manía mía; primero leo para saber qué pasó y después leo para saber cómo pasó. Ya te estaré escribiendo nuevamente para que me expliques lo que yo solita no pueda descifrar.
Me siento culpable porque no te contesté con la celeridad que tú lo hiciste.
Un abrazo desde Puerto Rico,
Carmina dijo...
Buenos días, Ángel,
Me voy a salir del tema, aunque se que me perdonarás, porque es por razones de amor, y de amor a la palabra, y a las historias, y a la literatura.
Felicito a Caselo por su cuento, y esta vez de manera fundamentada, porque he tenido el privilegio de leerlo.
Gracias amigo.
Y ya que Caselo ha tenido la gentileza de enviármelo, asumo que le gustará que les cuente, y que le cuente a él, lo que me ha parecido. Eso es una responsabilidad.
Les puedo contar que el cuento que ha escrito nuestro compañero de inquietudes de la casa de Silvio se inscribe en la mejor tradición del cuento fantástico, que tan rendidora ha sido en nuestra literatura desde Horacio Quiroga.
Puedo apreciar que Caselo lee mucho, y que ha leído teoría del cuento, y que aspira a mostrarnos la otra realidad, la que está del otro lado del espejo de Alicia.
Caselo: ¡Animo! ¡Sigue por esa vía de leer y escribir sin descanso!. Cuando alguien elige la literatura como forma de vida, es porque se le va la vida en ello.
Una expresión propia se consigue con mucha lectura y muchas páginas emborronadas. Pero este es un esfuerzo que te deparará recompensas sin cuento. Sin perder de vista el objetivo, es importante el placer que depara el camino.
Por otra parte, a mi me parece que el cuento es uno de los géneros sublimes, tras la poesía. El cuento es un género sin concesiones. Te has animado por la vía de los escogidos. ¡Persevera, hermano!
Un fuerte abrazo, Caselo.
Me voy a salir del tema, aunque se que me perdonarás, porque es por razones de amor, y de amor a la palabra, y a las historias, y a la literatura.
Felicito a Caselo por su cuento, y esta vez de manera fundamentada, porque he tenido el privilegio de leerlo.
Gracias amigo.
Y ya que Caselo ha tenido la gentileza de enviármelo, asumo que le gustará que les cuente, y que le cuente a él, lo que me ha parecido. Eso es una responsabilidad.
Les puedo contar que el cuento que ha escrito nuestro compañero de inquietudes de la casa de Silvio se inscribe en la mejor tradición del cuento fantástico, que tan rendidora ha sido en nuestra literatura desde Horacio Quiroga.
Puedo apreciar que Caselo lee mucho, y que ha leído teoría del cuento, y que aspira a mostrarnos la otra realidad, la que está del otro lado del espejo de Alicia.
Caselo: ¡Animo! ¡Sigue por esa vía de leer y escribir sin descanso!. Cuando alguien elige la literatura como forma de vida, es porque se le va la vida en ello.
Una expresión propia se consigue con mucha lectura y muchas páginas emborronadas. Pero este es un esfuerzo que te deparará recompensas sin cuento. Sin perder de vista el objetivo, es importante el placer que depara el camino.
Por otra parte, a mi me parece que el cuento es uno de los géneros sublimes, tras la poesía. El cuento es un género sin concesiones. Te has animado por la vía de los escogidos. ¡Persevera, hermano!
Un fuerte abrazo, Caselo.
Alberto Salcedo Ramos 07-11-10
Extraordinario, mi querido Carlos.
Cuánto me alegra haber leído esta pieza tan buena. Ahora que salga de mis enredos te invitaré a un café. Espero que puedas. Un gran abrazo, hermanito
ALBERTO
ALBERTO
Ricardo Silva Romero 07-11-10
Buenísimo, Carlos, mil gracias
Chely Oller 09-11-10
Chely Oller 09-11-10
Buen día Caselo.
Aquí estoy releí el cuento, cuantas cuestiones tiene para reflexionar.
Es tal cual como funcionan los manicomios, parece una radiografía auténtica de la vida real ,por otro lado creo esa era la intención-verdad?
Poco se de enfermedades mentales , solo lo que he podido escuchar de mi hija ,aclaro no soy palabra autorizada para opinar .
Desde mi posición como lectora, me resulta extraordinario la manera en que relatas éste infierno, puesto que a la vez dejas entrar una luz de coherencia y sabiduría en tus personajes.
Desde mi posición como lectora, me resulta extraordinario la manera en que relatas éste infierno, puesto que a la vez dejas entrar una luz de coherencia y sabiduría en tus personajes.
Juvenal- domesticado-liderazgo-condena sin delito..
Camilo- temeroso- ávido de amor-llama la atención a Juvenal.
El amor todo lo puede!!- que gran verdad.Aún en el aislamiento-o en el hospicio.
Menta-lista- profesional , poco interesado por sus pacientes , movilizado por su cargo , por su remuneración o por vaya uno a saber.... , vocación -cero- eso pasa en muchos lados -Gran mayoría.
Mencionas parte de costumbres de tu ciudad- "el carnaval"- eso lo hace interesante, logras una excelente fusión entre lo real e irreal del cuento- Pues según como se mire no es tan irreal -ja -se entiende?
Me ha gustado mucho
mas allá de las críticas literarias ,que han analizado para ser elegido como uno de los mejores (hablo como una lectora falta de conocimientos- literarios o de construcción) deja una gran enseñanza , como todos tus cuentos ,al menos así es como lo percibo.
mas allá de las críticas literarias ,que han analizado para ser elegido como uno de los mejores (hablo como una lectora falta de conocimientos- literarios o de construcción) deja una gran enseñanza , como todos tus cuentos ,al menos así es como lo percibo.
Mucho falta por hacer en estos asentamientos -aglomerados.
Pues bien... digo: chely, nada de cultura en cuanto a la interpretación-literaria ,pero no menos válido lo que me ha dejado- un sentimiento de amor .Culmino diciendo
" EL AMOR MUEVE MONTAÑAS" , esas montañas que son obstáculos para casi todo el mundo, se mueven através de la palabra mágica. comprensión...
No me animo a mas..., tal vez sea un disparate lo dicho, juro es lo que interpreté- Gracias Caselo- bellísimo- besos chely
PD: FELICITACIONES!!
Hermano Caselo:
Leí tu premiado cuento. ¿Qué decirte si no soy crítico de nada…excepto de las malas causas?…
Me gustó…lo disfruté… elude el diletantismo…tan prolífico en este supuesto mundo post moderno que nos quieren vender gratis… acude al lenguaje popular…a sitios populares…a costumbres populares…que es la verdadera base de la cultura…defendiendo…quizás sin ser su objetivo… que el arte y la literatura son patrimonios del pueblo…
Lograste magníficas imágenes oníricas… capté cierta aura de lo real mágico presente en la narrativa latinoamericana… recreaste acertadamente el ambiente de los manicomios…apostaste por lo bueno que hay dentro de la naturaleza humana…aún en pleno desvarío…construiste un epitafio que debería inscribirse en cientos de miles de tumbas cerradas y abiertas: …“los caminos son construidos por los locos para que sean transitados por los sabios”….
Tu cuento tiene el don de la ubicuidad…sus personajes pueden ser bogotanos…pero también limeños…asturianos…catalanes…gallegos…brasileros…mexicanos…chilenos… porteños o cubanos…
¿Qué decirte hermano Caselo...más allá del merecido premio?... que tu cuento recrea el blogs de Silvio...con esa inveterada capacidad de construir sueños y regar amor...que si ahora alcanzaste un segundo lugar...entonces debes prepararte para alcanzar el primero en el próximo concurso... que sigas escribiendo...que nunca te rindas… ni en tus aspiraciones...ni en los amores...ni en los desencuentros...ni en tus luchas...
Leí tu premiado cuento. ¿Qué decirte si no soy crítico de nada…excepto de las malas causas?…
Me gustó…lo disfruté… elude el diletantismo…tan prolífico en este supuesto mundo post moderno que nos quieren vender gratis… acude al lenguaje popular…a sitios populares…a costumbres populares…que es la verdadera base de la cultura…defendiendo…quizás sin ser su objetivo… que el arte y la literatura son patrimonios del pueblo…
Lograste magníficas imágenes oníricas… capté cierta aura de lo real mágico presente en la narrativa latinoamericana… recreaste acertadamente el ambiente de los manicomios…apostaste por lo bueno que hay dentro de la naturaleza humana…aún en pleno desvarío…construiste un epitafio que debería inscribirse en cientos de miles de tumbas cerradas y abiertas: …“los caminos son construidos por los locos para que sean transitados por los sabios”….
Tu cuento tiene el don de la ubicuidad…sus personajes pueden ser bogotanos…pero también limeños…asturianos…catalanes…gallegos…brasileros…mexicanos…chilenos… porteños o cubanos…
¿Qué decirte hermano Caselo...más allá del merecido premio?... que tu cuento recrea el blogs de Silvio...con esa inveterada capacidad de construir sueños y regar amor...que si ahora alcanzaste un segundo lugar...entonces debes prepararte para alcanzar el primero en el próximo concurso... que sigas escribiendo...que nunca te rindas… ni en tus aspiraciones...ni en los amores...ni en los desencuentros...ni en tus luchas...
Silvio Rodríguez Domínguez dijo...
Caselo: quizá fui en 1985 a Bogotá, en vez de en 1984, porque me recuerdo allí con Afrocuba, y empecé a trabajar con ese grupo a fines del 84. Me gustó el montaje cinematográfico de tu cuento y me lo voy a volver a leer.
AZUL dijo...
Caselo, creo que naciste para eso, para ser escritor, por lo menos al leerte fluye muy natural la historia y muy amena como la de un contador de cuentos muy experimentado, síguelo haciendo, tienes mucho talento y es en realidad muy placentero leerte, gracias por enviármelo, un besote....
No te he dicho nada de tu cuento, está fantástico, bien trabajado en todos los aspectos. Pero te lo dije desde el primer relato tuyo que leí, naciste escritor, bueno también te has esforzado, trabajado mucho, pero naciste con ese talento en bruto.
14 de noviembre de 2010 10
Mauricio Franco 18-11-10
Hola,Caselo!Disculpa el no haberte escrito antes. De nuevo te felicito,impecable cuento,precisión y exhuberancia,me quito el sombrero y aplaudo.Haré lo posible por que en algún momento el centro de escritores de acá te invite a un evento,sobradamente lo ameritas.Un gran abrazo,hermano y éxitos a granel.
domingo, noviembre 07, 2010
Domingos de antesala
Sin rutina las calles son como manchones de una hoja medio en blanco acabada de borrar. Las márgenes se dibujan al cruzar la esquina, gracias al aroma del pan recién salido del horno. Y más adelante los pedazos de una botella de licor brillan a lo largo de la acera, esparciendo un fuerte olor que puede ser sórdido, pasional o de nostalgia. Arrumadas en el poste de la luz decenas de bolsas rotas vomitan la basura que queda a merced del viento. Por ser el día en el que Dios descansa, no es posible ni siquiera que la lluvia barra esos desperdicios. Se irán acumulando hasta volverse invisibles para los ojos de quienes siempre caminan sin mirar.
A veces lloro en medio de esa soledad pero, al poco tiempo, algo o alguien me saca de la tristeza: el indigente que pasa y me sonríe mientras alucina por el efecto del pegante que lleva en un frasco y que huele con insistencia. O un vendedor de cualquier cosa, optimista y feliz, que carga, junto a sus productos, su inventario de penas y sueños postergados. O el perro callejero, con su andar desprevenido y seguro, que lame mi mano sin pedirme permiso, simplemente, porque se le dio la gana. También se ven policías que vigilan el silencio- y a uno que otro borrachín- desde sus patrullas bien limpias. Inclusive existen los reclutadores de almas en pena y de hombres y de mujeres en pecado, que golpean puertas, generalmente, a la hora del almuerzo.
-“Señor, el fin del mundo está cerca, traigo para su salvación la palabra de Dios”
-“Me disculpa pero estoy ocupado, no tengo tiempo, y además soy el mismísimo diablo; así que, por favor, déjeme en paz”.
Hasta los enfermos o los accidentados parecen descansar. En la puerta de un hospital público una paloma agoniza. No puede volar, además su pico está salpicado por unas posibles verrugas. No hay camilla para ella, ni servicio de urgencias. La ambulancia está a pocos metros y en su interior el conductor duerme plácidamente. Entre tanto en la sala de espera- a falta de pacientes- un médico, dos enfermeras, una recepcionista y un vigilante, miran con la boca abierta un programa de televisión.
Se acerca diciembre y los árboles de navidad, los pesebres, los niños Jesús de diferentes tamaños y colores, las vacas, los bueyes, las ovejas, las estrellas de Belén y un ejército de Reyes Magos, multiplicados como conejos, aparecen regados en el andén de uno de los sectores más comerciales de la ciudad. Todavía no salen los Papás Noel para tomarse la foto con los niños, tampoco quienes ofrecen anchetas en la parte de atrás de algunos vehículos. Sin voltear la última hoja de los almanaques, ni botarlos a la basura, ya se siente en el aire frío de Bogotá que el año se acabó… aunque noviembre apenas comienza.
jueves, octubre 21, 2010
Otro paso más
Poco a poco se va cumpliendo uno de mis sueños: que mis letras sean conocidas en varias partes del mundo. Mi primera publicación fue en el año 2007, para el periódico El Tiempo de Colombia en su proyecto "La ciudad jamás contada". Gracias a Marina Valencia, Yolanda Reyes, Ofelia Corradine (en esa época Directora de la página de Responsabilidad Social de El Tiempo) y a mis compañeros seleccionados, tuve la oportunidad de ser leído por millones de colombianos. Este año, en unos meses, circularán dos escritos míos en una revista de artes plásticas llamada "MantaRaya" que ganó una convocatoria de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño de Bogotá. Y esta mañana me enteré de que mi cuento "El pabellón de los sueños obligados" ocupó el segundo lugar en el concurso de relato breve de la Asociación Pro Salud Mental VIVIR de Cuenca España. El acta de premiación señala que llegaron ciento diez obras, de las cuales ochenta fueron admitidas porque cumplieron los requisitos exigidos por la Organización VIVIR y representan a los siguientes países:
Catorce de Argentina, una de Bélgica, cuatro de Colombia, cuatro de Cuba, una de Chile, cuarenta y seis de España, cuatro de Estados Unidos, una de Finlandia, dos de México, dos de Perú y una de Suiza.
"El pabellón de los sueños obligados" nació hace cinco años en agosto, producto de un amor maravilloso. Siempre consideré que se trataba de un buen cuento. Y ahora este reconocimiento confirma aquella sensación. No obtuve premio en lo económico, pero me siento muy feliz, al borde de las lágrimas.
Comparto con mis cómplices de la sensibilidad- y en general con quienes visitan mi casita de sueños- esta alegría inmensa que me acompaña.
"Durante su reclusión en el manicomio, Juvenal adquirió el hábito de recopilar su historia. Terminado el escrito lo sumergía en un platón repleto de agua, acercaba la hoja mojada a la pared, esparcía cal encima e, inevitablemente, el papel quedaba adherido a uno de los cuatro muros que lo separaban del mundo. Después se acostaba boca arriba, extraía de su bolsillo dos pequeñas esferas de madera, las chocaba y esperaba a que el libro del día se cerrara, entregado a la caricia de la niebla de los sueños".
Con esas palabras empieza el cuento y, a la vez, mi carrera literaria.
lunes, octubre 04, 2010
Contrastes
Es el invierno fuerte y prolongado, o tal vez los charcos que desdibujan cuerpos, descomponen colores o arrastran huellas. Si no fuera por las sombras que se juntan con el último rayo del sol, quizás la calle sería como un agujero negro en el que se pierde los sentidos. Pero no, en cualquier esquina, en la otra acera, en el siguiente semáforo todavía alcanzan a escucharse gritos y también silencios.
Aunque en las paredes algunos dejan rayones para que los entiendan los fantasmas, más adelante un poste solitario se convierte en testigo. En él los perros se orinan, vomitan los borrachos, hacen el amor los inmorales y se suicidan sin esconderse los olvidados. Más de un payaso vuelve a disfrazarse de hombre común y corriente, al tiempo que un indigente lanza un par de zapatos en buen estado, que terminan enredados en las cuerdas de la luz. Y caminan de la mano todos los seres posibles, sin importar que en la madrugada las botas, los cascos, los fusiles, se encarguen de poner las cosas en el orden establecido. Nada de flores nocturnas, vagos sin techo, perros desnutridos, gatos irreverentes o esqueletos que deambulan de un lado para el otro, impulsados por el más fétido de los alientos.
La ciudad descansa o lo que queda de ella. Ni siquiera las alcantarillas se salvan de recibir la descarga de amores y odios. No cabe la tristeza, tampoco la euforia. Se aceptan pequeños esbozos de sonrisas, uno que otro suspiro al despuntar el alba y la resignación que habla en las campanas que llaman temprano a misa.
Imagen tomada de http://bogotaenbogota.blogspot.com/2010/08/dia-276_19.html
jueves, septiembre 30, 2010
No al golpe de Estado en Ecuador
Si acá el día es gris y muy frio, en Ecuador el fuego del odio nuevamente hace acto de presencia. Muy temprano en la mañana, la neblina de Bogotá se confundió con las informaciones que aseguraban que un grupo de Policías se había sublevado contra el Gobierno de Rafael Correa.
Son las cuatro de la tarde y la situación es dramática. El Presidente del pueblo ecuatoriano se encuentra al interior de un hospital de la policía- al parecer secuestrado- mientras la gente en las calles se dirige al centro médico para rescatar a su líder. Las noticias van y vienen, en medio de voces e imágenes que demuestran a las claras que hoy 30 de septiembre de 2010 se está gestando un golpe de Estado en una Nación latinoamericana. Y otra vez el verde de los militares opaca al color que simboliza la esperanza.
Tal vez pensemos que estamos lejos y a salvo de semejante hecho. Quizás creamos que en Colombia- por tener la "Democracia más antigua y estable del continente"- esas cosas no tienen nada que ver con nosotros. De todas maneras en mi país, lo digo con muchísima vergüenza, es evidente el menosprecio que muchos compatriotas manifiestan hacia ecuatorianos y peruanos, especialmente. Pero cuidado, lo que suceda en Ecuador va a traer consecuencias impredecibles.
Rafael Correa fue elegido por su pueblo, nadie tiene derecho a alterar esa decisión soberana y menos a través de la intimidación, las armas y la fuerza. Me uno a los hermanos ecuatorianos. Pido que apoyemos a Rafael Correa. Sólo de esa manera podremos evitar que las sombras de un pasado reciente cubran a nuestra amada Nación latiniamericana.
Que no regresen los Pinochet, los Videlas (y compañía) y tantas marionetas que entregaron la dignidad a cambio de paraísos artificiales. Y aunque en Colombia seguimos mudos y ciegos ante la espantosa realidad que nos consume, estoy seguro de que también queremos y necesitamos seguir soñando con un mundo en el que quepamos todos.
(Imagen tomada de http://www.aeronoticias.com.pe/noticiero/index.php?option=com_content&view=article&id=13836:rafael-correa&catid=1:1&Itemid=47 )
(Imagen tomada de http://www.aeronoticias.com.pe/noticiero/index.php?option=com_content&view=article&id=13836:rafael-correa&catid=1:1&Itemid=47 )
jueves, septiembre 23, 2010
La magia nunca se acaba
(Dar click en los nombres de los artistas y de la Fundación Barrio Colombia- que aparecen en el siguiente texto-
para videos e información del festival)
Cuando la música y el humor se confabulan, la fantasía le saca la lengua a la realidad. Pero si lo anterior ocurre en el barrio La Candelaria de Bogotá (el sector histórico de la ciudad), entonces aquel instante se convierte en un milagro.
Por las calles empedradas, las casas antiguas, los faroles melancólicos, las montañas sombrías al anochecer y las pequeñas cuadras dedicadas al arte y a la bohemia, se desató el duende de la risa acompañado de acordes de guitarras e interminables notas de su majestad el piano. Dos generaciones de artistas, tres hombres de igual número de países de Latinoamérica y una excusa: el segundo Festival Internacional de La Canción Itinerante, organizado por la Fundación Barrio Colombia. En el auditorio de La Fundación Gilberto Alzate Avendaño fuimos testigos, una vez más, de que el arte es la única alternativa para imaginar un mundo lleno de esperanza.
Daniel Sartori de Argentina abrió el espectáculo y nos regaló un poema disfrazado en cada una de sus canciones. Un joven canta autor que expresó, junto a su guitarra, toda la fuerza, la pasión, la dulzura y las sorpresas que nos deparan el amor y lo cotidiano. Luego apareció Roberto Camargo de Colombia y, en ese momento, entendimos que la ironía empezaba a tomarse el escenario. Su propuesta es absolutamente urbana, una especie de cuentero que juega con la música y las palabras como le da la gana. Le cantó a la falta de billete (dinero), a las consecuencias de esos primeros amores que, a veces, se convierten en "para siempres" y hasta se dio el gusto de recrear, en su singular estilo, nuestro muy celebrado Bicentenario o grito de Independencia. Ya a estas alturas no había nada que hacer: éramos, más que espectadores, un grupo de inconsecuentes que nos dejamos llevar, afortunadamente, por las salidas impredecibles de un verdadero loco. Finalmente se despidió para darle paso a la figura de la noche, al genio, al que podría considerarse mago sin ninguna discusión: Leo Masliah de Uruguay.
De uno de los costados salió con su aspecto de abuelo bonachón. Dio las buenas noches y, de inmediato, se sentó al frente del piano e hizo gala de su genialidad a través de sus composiciones. Un humor fino, sutil y a la vez contundente. Un maestro del teclado que pasó sin ningún problema de la música clásica al caos que- seamos honestos- suelen generar algunos de los creadores llamados contemporáneos. Lo anterior mezclado con la inteligencia necesaria capaz de sacarnos, en vez de sonrisitas, miles de carcajadas. Inclusive dio muestras de su versatilidad y nos envolvió en dos monólogos que demostraron hasta qué punto este artista es un inventor de absurdos, certezas y casualidades.
No parábamos de aplaudir, tuvo que regresar a petición del respetable público que, en esta oportunidad, de respetable sólo teníamos los oídos y el corazón, totalmente entregados a semejante alienación, bendita, de cultura y sensibilidad. Lo mejor de todo es que el Festival Internacional de Música Itinerante se tomó a Bogotá y a Medellín desde el 19 de septiembre al 2 de octubre. Muchas de las funciones son gratuitas y vale la pena reconocer y, sobre todo, disfrutar del esfuerza de la Fundación Barrio Colombia. A Umberto Pérez y los demás cómplices de esta aventura un gracias infinito.
para videos e información del festival)
Cuando la música y el humor se confabulan, la fantasía le saca la lengua a la realidad. Pero si lo anterior ocurre en el barrio La Candelaria de Bogotá (el sector histórico de la ciudad), entonces aquel instante se convierte en un milagro.
Por las calles empedradas, las casas antiguas, los faroles melancólicos, las montañas sombrías al anochecer y las pequeñas cuadras dedicadas al arte y a la bohemia, se desató el duende de la risa acompañado de acordes de guitarras e interminables notas de su majestad el piano. Dos generaciones de artistas, tres hombres de igual número de países de Latinoamérica y una excusa: el segundo Festival Internacional de La Canción Itinerante, organizado por la Fundación Barrio Colombia. En el auditorio de La Fundación Gilberto Alzate Avendaño fuimos testigos, una vez más, de que el arte es la única alternativa para imaginar un mundo lleno de esperanza.
Daniel Sartori de Argentina abrió el espectáculo y nos regaló un poema disfrazado en cada una de sus canciones. Un joven canta autor que expresó, junto a su guitarra, toda la fuerza, la pasión, la dulzura y las sorpresas que nos deparan el amor y lo cotidiano. Luego apareció Roberto Camargo de Colombia y, en ese momento, entendimos que la ironía empezaba a tomarse el escenario. Su propuesta es absolutamente urbana, una especie de cuentero que juega con la música y las palabras como le da la gana. Le cantó a la falta de billete (dinero), a las consecuencias de esos primeros amores que, a veces, se convierten en "para siempres" y hasta se dio el gusto de recrear, en su singular estilo, nuestro muy celebrado Bicentenario o grito de Independencia. Ya a estas alturas no había nada que hacer: éramos, más que espectadores, un grupo de inconsecuentes que nos dejamos llevar, afortunadamente, por las salidas impredecibles de un verdadero loco. Finalmente se despidió para darle paso a la figura de la noche, al genio, al que podría considerarse mago sin ninguna discusión: Leo Masliah de Uruguay.
De uno de los costados salió con su aspecto de abuelo bonachón. Dio las buenas noches y, de inmediato, se sentó al frente del piano e hizo gala de su genialidad a través de sus composiciones. Un humor fino, sutil y a la vez contundente. Un maestro del teclado que pasó sin ningún problema de la música clásica al caos que- seamos honestos- suelen generar algunos de los creadores llamados contemporáneos. Lo anterior mezclado con la inteligencia necesaria capaz de sacarnos, en vez de sonrisitas, miles de carcajadas. Inclusive dio muestras de su versatilidad y nos envolvió en dos monólogos que demostraron hasta qué punto este artista es un inventor de absurdos, certezas y casualidades.
No parábamos de aplaudir, tuvo que regresar a petición del respetable público que, en esta oportunidad, de respetable sólo teníamos los oídos y el corazón, totalmente entregados a semejante alienación, bendita, de cultura y sensibilidad. Lo mejor de todo es que el Festival Internacional de Música Itinerante se tomó a Bogotá y a Medellín desde el 19 de septiembre al 2 de octubre. Muchas de las funciones son gratuitas y vale la pena reconocer y, sobre todo, disfrutar del esfuerza de la Fundación Barrio Colombia. A Umberto Pérez y los demás cómplices de esta aventura un gracias infinito.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)