jueves, febrero 28, 2008


Si alguna vez pasas por aquí.



Son tantas cosas para decirte que no alcanzarían las palabras. Simplemente me quedé mirando ese cielo más oscuro aún por las nubes de invierno y se me vino tu recuerdo a la cabeza. Decidí entonces aprovechar la inspiración, la nostalgia, las imágenes que pasan como una película e intentar con mis palabras armar algo más o menos coherente… o incoherente ¿qué se yo?

Para comenzar te diré que escucho el álbum de Manolo García “Con la arena en los bolsillos”. Vaya título ¿no cierto? Sabes que me encanta el Flamenco contemporáneo; esa fusión de instrumentos y voces que se deslizan en el tiempo y alcanzan nuestro presente. Siempre caí rendido ante la magia de una bailaora o de un cantaor de aquellos aires que mezclan el misterio de los árabes con la tradición más española. Cada letra es un verdadero poema y el acompañamiento de las palmas le da ese toque melancólico que arranca suspiros. Ahora esas melodías llegan a lo más profundo del corazón y se desintegran igual que la arena; si esa misma, la que llevo en mis bolsillos.

Ya estamos en el 2008; bueno, creo que no descubrí nada nuevo. Vamos poco a poco terminando la primera década del siglo XXI y el mundo sigue igualito, girando sin pausa, poniéndonos “patas arriba”, adelantándose, retrocediendo. ¿Te imaginas la cantidad de punticos que gracias a la tecnología logran desterrar los abismos de la distancia? Es una sensación extraña la de borrar límites y fronteras; ni siquiera Julio Verne lo hubiera pronosticado. Tampoco Nostradamus, por supuesto; pero a veces es un espejismo, porque de una u otra manera seguimos envueltos y protegidos por el anonimato. Claro, se trata también de una soledad masiva con un telón de fondo que cae imperceptible sobre los sueños.

Me puse a filosofar cuando estoy lejos de ser filósofo; sabes que lo mío es idealismo puro: dibujos en un espejo de agua, sombras difusas proyectadas al atardecer, aromas de la infancia, colores sin prisa, música y, sobre todo, frases lanzadas al aire.

Si alguna vez pasas por aquí; si te detienes un instante en este espacio de ilusiones y realidades; si te encuentras algún eco de esos extraviados en una botella en medio del mar; si por curiosidad abres la ventana de tantos abriles olvidados; si el azar te invita a jugar con las mariposas o si los años hacen una pausa en su ritmo frenético, no tendrás que hacer mayor esfuerzo para descifrar este mensaje por que es todo para ti… Además entenderás que en medio del frío del páramo también se esconde el calor del fuego en el agua.

Hasta siempre.