Imagen tomada de http:// www.davidosoriophotos.com/ wp-content/uploads/2010/07/ DSC_5970.jpg
Lo recuerdo perfectamente hace años, un
día que iba a la biblioteca Virgilio Barco. Venían arrastrando una
carreta llena de basura. Eran dos. Uno más viejo que el otro. Cinco
perros callejeros los acompañaban. De pronto, al pasar a mi lado, uno
sacó un arma, me apuntó y disparó. La pistola era grandota, azul y de
plástico. El chorro de agua me pegó en todo el pecho, entonces el
"delincuente" gritó: "Oiga, güevón: ¿cierto que con esta mierda podemos
robar un banco?"... Yo simplemente sonreí y seguí mi camino, mientras
perros y dueños se alejaban felices de haberme jugado una pequeña broma
en esa avenida solitaria de Bogotá.