lunes, agosto 18, 2008


Simplemente gracias


“Hasta el día de hoy solo fui lo que soy aprendiz de Quijote,

He podido luchar y hasta a veces ganar sin perder el bigote…”

Yo diría que sin perder la nariz de payaso, pues si algo la caracterizó fue eso: su alegría.

La canción de Alberto Cortez es la radiografía perfecta de una mujer que dejó el alma en todo lo que se propuso; porque Fanny Mickey representó un constante “A partir de mañana”, que convirtió su sueño particular en afortunada realidad para los colombianos.

Desde que llegó en 1959 procedente de Argentina, tuvo la convicción inquebrantable de trabajar por la patria que la recibió. De inmediato se dio cuenta del lamentable lugar que ocupaba la cultura; entonces, de la mano de cómplices como Nicolás Buenaventura, fundó el Teatro Experimental de Cali en 1962. Allí empezó a edificar las bases de un proyecto igual de ambicioso a los del Fausto de Ghoete; solo que, en su caso, no necesitó la ayuda del diablo. Simplemente echó mano de sus dotes de actriz, de su espíritu visionario y hasta se le midió a la tarea de gestora; labor titánica en un país que todavía confunde el significado del término cultura con el de los buenos modales.

Luego de su paso por Cali -en donde además aprendió a amar la salsa y a bailarla- decidió empacar maletas y trasladarse a Bogotá. El cambio implicaba comenzar otra vez de ceros en una ciudad menospreciada por sus propios habitantes (tanto es así que se le llamaba despectivamente “La nevera”, por la baja temperatura y el alma fría de los bogotanos) y que vivía del “privilegio” de haber sido considerada “La Atenas suramericana”, por allá en las primeras décadas del siglo XX.

Amiga de los poderosos- también de los desposeídos- se puso el overol; golpeó las puertas posibles e imposibles y, gracias a su personalidad arrolladora, construyó poco a poco un “imperio” de magia y de ensueño. Transformó el antiguo Teatro Chile en una moderna sala en la que creó la Fundación Teatro Nacional y adquirió dos vetustas edificaciones de las que nacieron El Teatro Nacional de la Castellana y La Casa del Teatro Nacional. Su principal apuesta consistía en dignificar el oficio del actor y, a su vez, hacerle entender a la gente que la cultura tenía que formar parte de la cotidianidad. Por supuesto no faltaron las críticas. Muchos aseguraban que el empeño de Fanny solo podrían disfrutarlo los que estuvieran dentro de su círculo de amigos y contaran con un buen fajo de billetes. Obviamente eso no le importó; que hablaran lo que les diera la gana. Al fin y al cabo el tiempo se encargaría de dirimir la polémica y dar la razón a quien correspondiera.

El reloj se detuvo en 1987, año que marcó definitivamente el rumbo de los esfuerzos de Fanny. Después de llevar el teatro a lo largo y ancho de la geografía nacional; de sorprender a la gente con grandes conciertos y diferentes tipos de espectáculos anunció que iba a realizar un Festival Iberoamericano de teatro en Bogotá. “¿Con qué se come eso?” preguntaron algunos; “está loca de remate” argumentaron otros; “más pan y circo para el pueblo” sostuvieron muchos. Inclusive tuvo que aguantar la indignación y protesta de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, debido a que la fecha del evento coincidía con el recogimiento de la Semana Santa. De nuevo no hizo caso a los escépticos, a los envidiosos, a los inconformes, a los poseídos por la “ira de Dios” y en 1988 inauguró el I Festival Iberoamericano de Teatro.

Bogotá es actualmente el epicentro del teatro mundial. En la versión de este año participaron más de cuarenta grupos de los cinco continentes. La ciudad se llenó de malabaristas, zanqueros, cuenteros, poetas, arlequines, músicos, bailarines. Durante dos semanas los capitalinos recibimos el abrazo del arte en su máximo esplendor. Hubo para todos los gustos y bolsillos. Nadie podrá quejarse de que la fiesta tenía reservado el derecho de admisión: presentaciones gratuitas en parques y plazas públicas, boletas a precios populares, pases de cortesía y, fuera de eso, millares de empleos directos e indirectos; estos últimos resultado de la malicia indígena del colombiano que ve las oportunidades así esté en medio del desierto…

Fanny, más allá de rescatar la importancia del Teatro y de enseñarnos a apreciarlo, nos dejó un ejemplo de entereza, honestidad y perseverancia. Amó al país más que cualquier colombiano; sin discursos políticos logró que la paz hiciera acto de presencia aunque fuera por una breve temporada.

Hoy el Carnaval se tomó nuevamente a Bogotá, única manera sincera de despedirla. Se trataba de su última voluntad, compartida y aceptada por quienes tuvieron la suerte de conocerla y por los que no la conocimos… especialmente por el pueblo que salió a las calles a reconocer y celebrar el milagro que nos regaló.

Desde el fondo de mi corazón MUCHAS GRACIAS FANNY.


5 comentarios:

Alma Mia dijo...

Ya veo... y esto lo confirma; la alegría, las sonrisas (y si son con amor) son la cura a todos los males!

... Más aun, la cultura de los Pueblos, valorada y expresada libremente con el alma! Son el complemento perfecto para sembrar un mañana mejor! O por lo menos, para Reconocernos tal cual somos... y amarnos en nuestras diferencias.

... Y más aun, si esa entrega, no tiene barreras de nacionalidad, de política... ni de ninguna "ideología" que separe (más aun) a los hombres... cuánto mejor!

Felicidades por este Reconocimiento a una Grande!

Compañero. Te dejo un abrazo fraterno!
Te Quiero muchísimo!

Armida Leticia dijo...

Hay personajes que se quedan en nuestro corazón para siempre.

Saludos querido mago de mi corazón.

Alicia Abatilli dijo...

Fanny alguien para imitar al menos en la medida de nuestras humildes posibilidades.
Esa canción de Alberto es bueno escucharla cuando olvidamos algunos detalles de la vida.
Un abrazo Carlos.
Alicia

José Ignacio Lacucebe dijo...

Afortunadamente la humanidad ha tenido siempre una FANNY dispuesta a acometer un proyecto que nos permita avanzar.
No conocía su figura pero me la quedo.
UN abrazo

La Gata Coqueta dijo...

Muchas gracias por tu grata visita en mi-tu blog!!

Si quieres que nos segamos visitando me lo comunicas en mi blog para anotarte en las carpetas, si no se pierde todo contacto y seria una pena...

Ya merce la pena estar acá aunque solo fuese por escuchar a Alberto Cortez siempreme gusto muchisimo.

Recibe un cálido sludo de eta que e escribe.

Espero tu visita en breve.