viernes, mayo 30, 2008

Raíces





http://www.claustromoderno.edu.co/


El viernes fue uno de esos días en los que no necesitamos pretextos para mirar la vida con esperanza, ni inventar excusas que nos desvíen de la búsqueda de nuestros sueños. Por más que la realidad sea difícil de descifrar, el caos en apariencia permanente, los temores (fundados e infundados) inevitables, la injusticia cada vez más evidente, la tristeza a veces cotidiana, no es posible claudicar después de recibir tantos regalos del Universo.

Hace dieciocho años no iba a mi colegio. Muchas veces papá insistió en que no debía abandonar el contacto con la institución que me dio las herramientas necesarias para enfrentar el mundo. No sé por qué desatendí su llamado; quizás sentía que no encajaba en ese lugar, a pesar de permanecer y disfrutar diez años de amistad, educación, arte, respeto y libertad.

Claustro Moderno simboliza la relación pasado y presente proyectada en una visión de futuro que su fundador- Carlos Medellín- sintetizó en la frase “NON SCHOLAE SED VITAE” que traduce “NO ES PARA LA ESCUELA SINO PARA LA VIDA”. Y si a lo anterior agregamos que el escenario del plantel educativo es el de la hacienda de nombre Zarauz (en las afueras de la ciudad) es inevitable que la responsabilidad de estudiar se transformara en un "laboratorio" para las ilusiones en ese ambiente de árboles, lago, aves, flores, aire puro y montañas.

Mi pasión por la literatura nació en aquella época de mi niñez y adolescencia, pero se reforzó gracias a un ejemplo que jamás olvidaré. Fueron mis padres, con su máquina de escribir, los que en realidad lograron que saliera bachiller del Claustro Moderno. Cada noche escuchaba el monólogo de papá dictándole a mamá y el sonido repetitivo del teclado. A comienzos de los años ochenta el computador estaba reservado a unos pocos, por eso el negocio de transcribir tesis y trabajos era muy bueno en ciertas temporadas. Entonces las hojas que llenaban pasaban a ser la llave que me abría mensualmente la puerta al oasis disfrazado de colegio. Claro que sin la ayuda y la paciencia de la familia Medellín el esfuerzo tal vez no hubiera llegado a cristalizarse.

Todas las mañanas, desde la ventanilla de la ruta número cinco, veía cómo se alejaba Bogotá mientras nos dirigíamos al Claustro. Se trataba de un verdadero paseo que terminaba en una imagen que quedó grabada para siempre en mi corazón. Las aguas de la Hacienda Zarauz desembocaban en una quebrada, luego de bajar por la montaña. Allí, en los límites del colegio y la ciudad, decenas de mujeres se dedicaban a lavar ropa. ¿Cuántas historias habría detrás de las manos de las entrañables lavanderas? Seguramente las del barrio “El codito”, sector popular y en sus inicios de invasión. Ahora la vía ampliada y pavimentada, los postes de la energía, la canalización del arroyo improvisado sugieren que el agua fluyó y renovó la mirada en los rostros de una comunidad propietaria de su tierra y de su destino.

Dieciocho años después y el camino, todavía de piedrecillas, sube hasta la cascada que saluda y refresca. Los árboles siguen imperturbables su misión de guardianes de las risas de profesores y alumnos y la hierba crece igual que el sentimiento de paz del reencuentro. Han cambiado algunas cosas: la estructura de los salones, la cancha de fútbol, la secretaría, la biblioteca. Aspectos que, sin embargo, resultan mínimos comparados con el aroma de los recuerdos que se esparce dando brinquitos de alegría.

Mi visita coincidió con el final de La ciudad jamás contada. Llegué a compartir esa experiencia en un taller que preparé para los estudiantes de décimo grado. Más que hablar de mí resolví hacer un recorrido por Bogotá a través de lecturas, crónicas en audio y anécdotas. Durante tres horas fuimos descubriendo las piezas de un rompecabezas urbano que, por fortuna, nadie terminará de armar. Sobresalieron las voces femeninas con sus inquietudes, vivencias y expectativas. Me emocionó que precisamente ellas mantuvieran la conversación en el nivel más elevado y, de paso, nos recordaran a los hombres que la realidad no se dibuja solamente en blanco o negro; hay que explorar y reconocer los otros matices.

Regresar así produce una sensación de crecimiento personal y profesional. El abrazo con los maestros, la complicidad del auditorio juvenil, el recibimiento cálido y sincero convirtieron la arena del reloj en una pradera sin principio ni final; en ella los colores de mi arco iris y un cielo de un azul intenso sin nubes negras cargadas de nostalgia. Hoy encontré otra vez una ruta que creí perdida. De una u otra manera sentí que me gradué; ya no de bachiller, sino como hombre de verdad. Y es que intercambiar visiones del mundo con los jóvenes y las jovencitas de décimo grado significa otro punto de partida de esta mentalidad renovada. Al terminar sonaron los aplausos, las palabras de agradecimiento y la melodía de un mágico momento. Me entregaron un paquete que contenía el buzo deportivo oficial del colegio y el libro en conmemoración de los cuarenta años. Me despedí con un nudo en la garganta, los ojos humedecidos y el orgullo más grande de considerarme claustrista de verdad.



“Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida…” susurró en mi mente Mercedes Sosa con su voz dulce y misteriosa.


domingo, mayo 25, 2008


Siempre

Cuando la ausencia me reclama y la soledad es mi compañera en el horizonte apareces con tu vuelo de sueños y esperanza.

Ahora existo en mi realidad y formo parte de las voces cotidianas. Me detengo en cada calle a contemplar los charcos en los que se refleja la ciudad. Son tantas imágenes esparcidas en el pavimento que se confunden con el aceite de los carros y las hojas de los pocos árboles que aún vigilan la selva de cemento.

Mensajera de tiempos nuevos, compañera necesaria, urgente y libre como un suspiro. Vengo un momento a sacudirme del tedio que produce contar ovejas antes de dormir. No he podido hacerles entender que su paso en fila india es indispensable para que pueda saber con exactitud cuántas hay en el rebaño. Me alegro, sin embargo, al constatar que en lugar de ir una detrás de la otra, se pierden en esa pradera sin límites de mi imaginación.

Debo partir nuevamente. Ya es hora de cruzar ese cielo tan azul que se proyecta en la tibieza de un abrazo. Mientras tanto seguiré dándole de comer a los unicornios y sacaré a pasear al dragón tierno. Luego jugaré con un dinosaurio amarillo y dormiré tranquilo en compañía del grillo verde que se acomoda-por gusto propio-debajo de mi cama.

miércoles, mayo 14, 2008





Melodías de la tierra


Una mañana hombres y mujeres acariciaron la tierra al recoger los frutos de sus entrañas.

La cosecha susurra al oído un eco que se mezcla con el canto del sinsonte. Y atrás quedan las huellas de esos pies que danzan la ceremonia universal del renacimiento.

Un grano se desprende lentamente del saco de las ilusiones. Se mece en el aire con la libertad de una pluma, recorre sus atajos y se esparce en la fragilidad del humo.


En algún lugar de este planeta una mañana hombres y mujeres acariciaron la tierra al recoger los frutos de sus entrañas.

La vendimia comienza pero jamás acaba. Llega sin prisa a los labios para profanar la melancolía, darle una segunda oportunidad a la nostalgia, romper las cadenas de la tristeza. Después baja hasta confundirse con el rojo de la sangre o el blanco inefable de un suspiro.


El mío es caliente por naturaleza, el tuyo fresco y de ensueño.


Una taza para ti,


Una copa bebo,


Y de la nada ese vals que se precipita en un aguacero de esperanza.


martes, mayo 13, 2008




Un meme que para mi es toda una caricia


Jose me ha regalado un meme que me llena de emoción. Gracias querida amiga por tu presencia y por la amistad hermosa que siempre me brindas. Me corresponde ahora contestar los interrogantes planteados y compartirlo con seis amigos del ciberespacio. Me gusta la idea, así que, sin más preámbulos, seguiré las reglas de este desafío:


Seis cosas que no me importan:


1- Las elecciones en Estados unidos.
2- La popularidad "arrolladora" del 80 por ciento del presidente de mi país Alvaro Uribe.
3- Ir en contra de la corriente.
4- Ser cursi
5- El qué dirán.

6- La moda


Seis cosas que me importan:


1-Soñar
2-Llevar siempre un niño en mi corazón.
3-Abrazar
4-La soledad
5-La amistad
6-La esperanza.


Y mis seis cómplices:


http://masalladelseptimocielo.blogspot.com/ http://emanuelas.blogspot.com/ http://dulzuraalamanecer.blogspot.com/ http://historiasenunatico.blogspot.com/ http://fernandasedano.blogspot.com/ http://dioslaico.blogspot.com/


Los quiero mucho, sigamos adelante llenando este espacio con los colores de la esperanza y descubramos en las palabras una llave mágica que nos abra todos los días las puertas de la fantasía.

domingo, mayo 11, 2008

El verdadero momento cumbre del fútbol colombiano

Contrario a lo que la mayoría podría suponer no fue el empate cuatro a cuatro contra la Unión Soviética en el Mundial de Chile de 1962; tampoco el uno a uno frente a Alemania en 1990. Mucho menos la histórica goleada cinco a cero propinada a Argentina en Buenos aires en 1993. No. El verdadero momento cumbre del fútbol colombiano se vivió así:


Fecha: algún día de junio de 1995

Ciudad: Londres, Inglaterra.

Escenario: Estadio de Wembley

Partido: Inglaterra vs Colombia.


Corrían treinta minutos del primer tiempo. El equipo inglés atacaba con toda su artillería a la defensa colombiana. Los tanques arremetían decididos a profanar la portería de aquel país que muchos tienden a confundir con una Banana Republic. De pronto los asistentes al mítico estadio de Wembley exclamaron:


¿Es un pájaro?

Nooo

¿Es un avión?

Nooo

¿Es un rayo?

Nooooooooo

¡ES HIGUITA!


Mientras la incredulidad se esparcía como el viento, un hombre corpulento- pero de pequeña estatura para ser arquero- desafiaba las leyes de la física y ejecutaba una maniobra imposible en el arco norte. La melena inconfundible de José René Higuita rozó el césped, al tiempo que los talones -¡Sí, sus talones!- rechazaban un balón enviado por el enemigo. En el aire la figura del cancerbero parecía la del contorsionista del circo sin trapecio, cuerda floja ni malla de protección.


Terminado el encuentro, un periodista se acercó al héroe de la batalla y le preguntó: "Cuéntenos René ¿Cómo lo hizo?"


“Nada parcero (amigo). Lo que pasó es que el partido estaba aburridor. Como esos manes no llegaban casi y yo estaba muerto de frío me puse a saltar y me desamarró el guayo derecho. Entonces me agaché, ¿sisas? (¿si entiende?) para amarrármelo. Hasta que uno de esos monos desabridos mandó la pecosa (pelota, balón, esférica) a la portería. Como yo estaba acurrucado no tuve tiempo de reaccionar y bueno se me ocurrió tapar con los pies. Pero me salió una chimba (bien) ¿No le parece llave (amigo)?”


En 1986 la mano de Maradona obligó a que los ingleses incluyeran en su dieta grandes dosis de mate argentino. A partir de 1995 tuvieron que aceptar el café y el agua de panela en su canasta familiar. Y aunque no ganamos ningún trofeo (porque el partido era amistoso y terminó empatado) quiero compartir con todos ustedes la magia y la locura de nuestro querido Higuita quien- con su escorpión-clavó a Colombia en el alma fría de Inglaterra y de Europa también

miércoles, mayo 07, 2008


Ecos de un sueño


No acostumbro a utilizar mi espacio para hablar en primera persona. Aunque de una u otra manera es inevitable desnudar el alma al acudir a la fuerza de la palabra, nunca me he detenido a profundizar en mis cosas personales. Hoy haré una excepción.

Para empezar es necesario comentar que, en la actualidad, trabajo en una central telefónica conocida con el nombre de 113. Allí damos información relacionada con teléfonos, direcciones, trámites, loterías, etc. Es decir, lo que se encuentra en el directorio y a la gente le da física pereza buscar. Por supuesto muchas veces me he sentido en el escenario equivocado. Mi profesión es Comunicador social y mi pasión escribir; entonces es entendible la desazón que me produce permanecer horas y horas conectado a un aparato y hablar como un autómata con cientos de voces anónimas. Por eso no deja de ser mágico lo que me sucedió-precisamente- en ese NO LUGAR llamado también "Contact Center".

El año anterior Bogotá fue nombrada Capital mundial del libro. Dentro de los múltiples homenajes que se le rindieron, hubo uno en particular que significó el primer paso en mi sueño de llegar a ser escritor. El periódico EL TIEMPO (único diario de circulación nacional) invitó a quienes viviéramos en Bogotá a participar en un proyecto: "La ciudad jamás contada". La idea era recoger propuestas de historias originales acerca de Bogotá. Seleccionarían diez (de las 1.700 que llegaron) y los narradores del común serían acompañados, cada uno, por un representante de la cultura y las letras colombianas. Mario Mendoza, Yolanda Reyes, José Navia, Gustavo Bolívar, Carlos Albero Casas, María Elvira Molano, Felipe Aljure, Mauricio Miranda y Omar Rincón se encargarían de asesorar durante dos meses a los aprendices de creadores literarios. Finalmente los textos se publicarían cada martes a partir del 2 de octubre de 2007.

Una mañana, mientras lavaba ropa en mi día de descanso, escuché la invitación en la radio. Quedé quieto, sentí que mi corazón se estremecía y decidí participar. "¡Qué oportunidad!", pensé con las manos llenas de agua y jabón; ya me veía al lado de cualquiera de aquellos grandes escritores. A partir de ese momento La ciudad jamás contada se convirtió en una obsesión y después de dos semanas envié el siguiente relato al concurso:

427

Solicitud enviada por: Carlos Eduardo Rojas Arciniegas
Fecha Nacimiento : 1 de Marzo del 1969
Actividad: COMUNICACION SOCIAL
Barrio: Alcázares Norte
Teléfono: 3290438 - 3163596890
Correo: rojasarci@gmail.com
Historia: "¿Qué día es hoy?"; "¿Podría darme la dirección del restaurante que queda en la Carrera 45 en el cruce con la calle 147, costado occidental a mano derecha?"; "Si Plutón ya no es un planeta del sistema solar, ¿Cuál es mi signo del zodiaco ahora?"; "¿Tengo que ponerme corbata para la foto de la cédula?"; "Señor, sáqueme de la siguiente duda: ¿Es la mentira un juego dialéctico, una verdad disfrazada, un arte o una filosofía?"... Todos los días le tomo el pulso a la ciudad. El afán, la soledad, la esquizofrenia, la alegría, se expresan en cientos de voces anónimas que buscan una dirección, un buen restaurante, un evento o, en ocasiones, simplemente a alguien de carne y hueso que los escuche. Trabajo como agente en un servicio de información telefónica, conocido como "Contac Center". Allí soy testigo privilegiado de la cotidianidad de una Ciudad que jamás duerme, que está en constante, caótico y contradictorio movimiento. Aquí las voces son las protagonistas; voces frágiles y sin rumbo que disparan sin control preguntas muchas veces absurdas e incontestables”.

Al mes me llamaron de EL TIEMPO: querían conocerme. Además debería entrevistarme con la escritora que leyó mi propuesta, Yolanda Reyes. Asistí el 14 de junio de 2007 a la reunión con Yolanda y el martes siguiente recibí la mejor noticia de mi vida: “Carlos, felicitaciones, fuiste seleccionado para escribir tu historia en La ciudad jamás contada”.

Mi relato se publicó el martes 16 de octubre de 2007 en todo el país bajo el título “La ciudad del 113, guión para voces dispersas”. Salí varias veces en las páginas del periódico y también en televisión. CITY TV, canal de la Casa Editorial de EL TIEMPO, hizo un seguimiento especial a todo el proyecto.

En la foto de este post aparecen, de derecha a izquierda, Mario Mendoza, José Navia, Marina Valencia (Directora de La ciudad Jamás contada), Yolanda Reyes, Luz Marina Ramírez y quien les escribe, Carlos Eduardo Rojas. El evento fue en la Feria del Libro el pasado miércoles 30 de abril. Se trató de un conversatorio denominado “Ciudad jamás contada: encuentro de oralidad y escritura”.

Trabajar junto a Yolanda Reyes, conocer a mis colegas elegidos en esta aventura literaria, experimentar el apoyo de mi familia, compañeros de trabajo y amigos, compartir la mesa con algunos de los escritores más importantes de Colombia, ser protagonista en la Feria del libro y poder expresar mis opiniones ha sido una bendición de Dios y un regalo del destino. Y cuando me preguntan ¿qué representó para usted La ciudad jamás contada? Siempre respondo: “Un hermoso rabo de nube".

domingo, mayo 04, 2008

El silencio es una trova




Una guitarra y un hombre solitarios, dos sombras que caminan bordeando los abismos de la indiferencia. Ya son más de sesenta años a cuestas desde aquel 29 de noviembre de 1949 en el que te dejaste mecer por el mar misterioso de cuba. Allí, en San Antonio de los baños, viste por primera vez la luz o, tal vez, las líneas mágicas de un pentagrama.

Yo digo que las estrellas
le dan gracias a la noche,
porque encima de otro coche
no pueden lucir tan bellas;

y digo que es culpa de ella
—de la noche— el universo,
cual son culpables los versos
de que haya noches y estrellas

Los acordes se desprenden y danzan sobre el diapasón. Es el llamado a dejarse seducir por la noche que, por supuesto, también es mujer. A ella -que es coqueta- le rindes un homenaje cada atardecer, para perderte luego en el embrujo de sus ojos fugaces que resaltan en el eterno vacío nocturno.

Entre las luces más bellas
duerme intranquilo mi amor
porque en su sueño de estrellas
mi paso en tierra es dolor.

Más si yo pudiera hacerle
miel de abeja en vez de sal
a que tentarle la suerte
que valiera su soñar.

Y un día decidiste tomar las armas para ayudar a liberar de la opresión a un país extranjero. No alzaste un fusil o la carabina de terror y muerte. Tan solo te acompañó aquella madera de perfumes atrayentes que desde sus surcos expande las ondas de tu poesía.

La guitarra del joven soldado
es la celosa amante que lo ha de seguir
en la dicha y también en el llanto,
pero siempre ayudando a vivir.
La guitarra del joven soldado
es su mejor fusil
.

No fue fácil trascender en un mundo abandonado a su propia suerte. Mientras llevabas en tu equipaje las voces ahogadas que reclaman la esperanza, muy cerquita a tu país, en la otra orilla, la arrogancia del poder quiso aplastar con sus pesadas botas los colores de tu patria y, de paso, aniquilar los sones que tocan suavemente las riberas desde México a la Patagonia. No era posible que la ira del imperio lograra doblegar la dulzura que aletea como una mariposa en la letra de cualquier bolero caribeño.

Te molesta mi amor
mi amor de juventud
y mi amor es un arte en virtud
Te molesta mi amor
mi amor sin antifaz
y mi amor es un arte de paz
Te molesta mi amor
mi amor de humanidad
y mi amor es un arte en su edad
te molesta mi amor
mi amor de surtidor
y mi amor es un arte mayor

Y así viajaste por el universo, de cometa en cometa, cabalgando a veces en un caballo místico o deslizándote de la mano de un sueño. Muchas veces te secó el llanto una melodía y hasta te acarició el suave murmullo de una sirena encantada. Todo eso sucedió en una época de soles apagados, espejismos y violencia. Hoy la realidad se confunde con la fantasía de un tiempo que aún no llega. Vivimos en medio de la zozobra que deja nuestra soledad colectiva. Y en ese ir y venir de sentimientos encontrados tu canto es una de las pocas señales de esperanza. ¿Quién te inventó? O a caso ¿serás producto de las utopías? Lo único que podría asegurarte desde mi admiración por ti es que eres un flautista de Hamelin contemporáneo- moldeado por la mano invisible de la tierra, tocado por la gracia y la inspiración de una eterna juventud- que nos lleva de la man con su canto para alcanzar las utopías.

Si fuera diez años mas joven que feliz
y que descamisado el tono de decir
cada palabra desatando un temporal
y enloqueciendo la etiqueta ocasional

Los años son pues mi mordaza oh mujer
sé demasiado me convierto en mi saber
quisiera haberte conocido años atrás
para sacar chispas del agua que me das

Para empuñar la alevosía y el candor
y saber olvidar, mejor