jueves, julio 30, 2009

Divagando en el asfalto

Un nuevo espacio nace de mis sueños. Hoy quiero compartir con todos ustedes- mis cómplices de la sensibilidad- una idea que he venido madurando desde el año pasado: mis talleres de Narrativas y Lecturas Urbanas.

Siempre he sido un caminante de la ciudad. Un viajero que recorre día a día las calles y avenidas de Bogotá. A veces lo hago guitarra en mano cantando en los buses; otras cuando voy de mi casa al trabajo. Las demás simplemente disfrutando de cada sensación que me produce lo inesperado. Por eso decidí emprender un viaje en el que cada cual tenga la suficiente libertad para imaginar, construir, reconocerse y percibir su ciudad.



Quedan cordialmente invitados a tomar los talleres. Un encuentro con las cosas que, día a día, pasan al frente de nuestros ojos, se visten de cotidianidad y que se convierten en los trazos del boceto de esa cultura urbana tan cercana pero a la vez tan indescifrable. Se trata entonces de aprehender las diferentes lecturas que nos ofrece la ciudad, la literatura urbana y,en ese contexto, disfrutar de las narraciones que cada uno haga como resultado de su percepción acerca de los paisajes cosmopolitas.



Bienvenidos. Existen todavía muchos territorios por descubrir.

lunes, julio 20, 2009

colombia es pasión


Dicen que te trajeron hace muchísimos años para satisfacer las excentricidades de un señor llamado Pablo Escobar. Cuentan que por esa época-finales de los setenta, inicios de los ochenta- se consolidó el fenómeno del narcotráfico y nuestro país se llenó de aquel dinero producto del negocio ilícito de drogas. En fin. Lo único cierto es que llegaste de África directico a una Hacienda de nombre Nápoles, ubicada en el Departamento de Antioquia, en la que Pablo Escobar hizo un zoológico con especies exóticas de todo el mundo; entre ellas tú mi querido hipopótamo. No sé cuál es el trámite para que autoricen el comercio de esa clase de animales, tampoco los requisitos de entrada a nuestro país. Supongo que la plata manda y, por supuesto, aquel que la tenga hace lo que le dé la gana. Recuerdo que la Hacienda Nápoles se volvió muy famosa. Tanto que en ella se filmaron varios comerciales de diferentes productos. Y cuando los veía siempre pensé que esos paisajes eran de otros lados; no de Colombia. Lo dicho: la platica lo puede todo.


El esplendor de la hacienda se mantuvo hasta el asesinato de Pablo Escobar en diciembre de 1993. Esa tarde un grupo élite, conformado por ejército, policía, DAS (Departamento administrativo de seguridad) y, además, asesorado en la sombra por gringos de la CIA y gente del Cartel de Cali (igual de mafiosos pero queridísimos, menos perseguidos y más aceptados por la sociedad) dieron muerte al capo en el tejado de una casa en Medellín. Mientras tanto tú, inocente del futuro que te esperaba, te dedicabas a recorrer, en compañía de tu hembra, el enorme pedazo de tierra que te habían destinado.


Las propiedades de Escobar pasaron a manos del Estado. Pobre de ti, amigo mío, y de tus 1500 compañeros. La negligencia es una de nuestras principales características. Por eso a la Hacienda se la tragó la maleza- inclusive la selva- y nadie fue capaz de diseñar una estrategia para atender y alimentar a tantos animales. Entonces hambriento te largaste con tu hembra hace dos años siguiendo la ribera del río Magdalena. Y, en ese instante, empezaron tus problemas.


En este despelote- mal llamado país- hay muchísima ignorancia. No quiero generalizar. Al fin y al cabo entendería el miedo y la sorpresa de quienes se encontraban contigo. Imagino que asustarías niños con tu presencia o, de pronto, atacarías animales. Es posible que hasta te hubieras defendido de las agresiones. Pero eso no es suficiente para que te consideraran un peligro ambulante y, fuera de eso, transmisor de quién sabe cuantas enfermedades. Lástima que no hayas podido disfrutar del encanto de esa región, inspiradora de compositores poetas y novelistas. Lejos de tu lugar de origen, abandonado a tu suerte, te condenaron. Resultó más fácil pegarte cuatro balazos que buscar la manera de atraparte y llevarte a un lugar adecuado.


Pepe te llamaban cariñosamente los campesinos de esa zona. Y PEPES era una sigla que significaba PERSEGUIDOS POR PABLO ESCOBAR. Eso quiere decir que, al igual que al jefe mafioso, te persiguieron hasta acabar con tu vida. Debes sentirte orgulloso. Te dieron de baja dos expertos de la Federación colombiana de tiro y caza deportiva (Fedetiro) apoyados por una tropa del batallón Calibio del glorioso ejército Nacional. No descarto el sobrevuelo del avión fantasma encargado de detectar la presencia del enemigo y establecer las coordenadas. Tampoco la reunión de emergencia en el Palacio de Nariño en la que, Presidente y ministros, se enteraban de los pormenores del operativo. Es que al Jefe del Estado le fascina estar al mando de todo (así sea a control remoto).


Luego de tu muerte se armó un alboroto muy al estilo “Locombiano”. Las voces de protesta no se hicieron esperar. Y lo que se mostró como una sabia decisión de las autoridades ambientales del país, se transformó en un acto de crueldad y salvajismo (también muy del estilo “Locombiano”). Por ahí supe que los “Caza recompensas” andan tras la pista de tu hembra (Matilda) y de tu hijo (Hipo). Y eso que el Ministerio del Medio Ambiente suspendió la orden de aniquilarlos.


No te preocupes Pepe. En poco tiempo ya nos olvidaremos de ti. Te aseguro que mañana sucederá algo que distraiga a la opinión pública. Por ejemplo que un guerrillero arrepentido llegue ante la fiscalía de un municipio con la mano de su exjefe metida en una bolsa. Es que se necesita esa prueba para demostrar que lo mató y así poder cobrar la justa recompensa.


De una u otra manera pienso que hay muchos hipopótamos (HP) en Colombia. Un número cada vez mayor de HP a los que atacan por pensar o ser diferentes:


Son HP los desplazados, los indigentes, los gay, las prostitutas, los pobres (más del sesenta por ciento de los colombianos),los indígenas,los negros, los sindicalistas, los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los desaparecidos, los jóvenes muertos por “falsos positivos”, los opositores al actual gobierno, entre otros...


Existe, sin embargo, un grupo distinto de HP que, aunque menor en cantidad, es muy poderoso a la hora de exacerbar el ánimo de los compatriotas. Por algo "Colombia es pasión” fue escogido como eslogan para vender la imagen del país en el exterior. Precisamente a ese grupo pertenecen los auténticos y verdaderos HP:esos Hijos de Puta que autorizaron tu muerte y los que, posteriormente, la ejecutaron.