tag:blogger.com,1999:blog-311749102024-03-05T23:19:22.314-08:00El Mago de tu CorazónCaselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.comBlogger170125tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-56047982401015916272020-08-27T21:40:00.003-07:002020-08-27T21:44:27.428-07:00DE IDA Y VUELTA (Soneto para ser leído de arriba abajo y de abajo hacia arriba)<p><br /></p><p><br /></p><p>Quisiera proponerte mil atajos</p><p>a ver si mi temor ya no es excusa;</p><p>espero que me ayudes tú, mi musa,</p><p>quisiera deshacerme de mi andrajo</p><p><br /></p><p>Al borde del delirio yo me rajo,</p><p>eterno claudicar el que me acusa;</p><p>a veces el dolor es el que abusa,</p><p>las cartas de la suerte no barajo. </p><p><br /></p><p>No busco que me lean el futuro</p><p>¿Porqué temerle tanto a lo que viene?</p><p>Tendría que pensar en ser más duro. </p><p><br /></p><p>¿Por qué menospreciar lo que uno tiene?</p><p>habló la madrugada tras el muro,</p><p>Quisiera que la angustia salga y drene</p>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-17696829425631103052016-01-19T14:03:00.002-08:002016-01-19T14:05:41.542-08:00Se canta para vivir<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg12bryv4HU5OJf6ZRv5DuepjuPcRHSLZwQKXoEeKj3V4UrK3iEDXL0IP6nVZgO4pTqRRolSiGJYt9g2-gFMo1WbSeC4l7f1DDyrTbzJvWoh_sfpWzIe10a_gXjYyv2T7ucHew2uA/s1600/Marta+G%25C3%25B3mez+004.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg12bryv4HU5OJf6ZRv5DuepjuPcRHSLZwQKXoEeKj3V4UrK3iEDXL0IP6nVZgO4pTqRRolSiGJYt9g2-gFMo1WbSeC4l7f1DDyrTbzJvWoh_sfpWzIe10a_gXjYyv2T7ucHew2uA/s320/Marta+G%25C3%25B3mez+004.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">Su carisma hace que cada palabra se convierta en caricia. Acompaña su
charla con una sonrisa que llega al alma y de inmediato logra la
conexión perfecta con ese público que disfruta a más no poder de sus
anécdotas. A su lado el poeta y amigo Federico Díaz-Granados en el
papel de entrevistador; o, quizás, en el de aquel cómplice que, por
espacio de veinte años, comparte (unas veces cerca, la mayoría en la
distancia) la vida y obra musical de Marta Gómez. Y el escenario no
puede ser mejor: el auditorio Rogelio Salmona del Centro Cultural
Gabriel García Márquez en el Fondo de Cultura Económica de Bogotá.</span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><i>“En
los comienzos de mi carrera interpretaba canciones de varios autores.
Me gustaba lo que hacían Mocedades, Presuntos Implicados, Mecano y, por
supuesto, me dejé llevar por la magia del rock argentino; Sui Géneris mi
principal referente. Pero cuando escuché “Canción en harapos” de Silvio
Rodríguez sentí algo inexplicable, tal vez el llamado que me alertó y
me di cuenta del camino que quería y debía tomar”.</i> Eran los días de
adolescencia en Bogotá y en la Universidad Javeriana donde se inscribió
en un programa de música dirigido a niños y jóvenes. De pequeñita había
viajado de su natal Girardot a Cali para ingresar en el Liceo
Benalcázar. En esa institución formó parte del coro y ya era
considerada toda una artista y la voz más destacada. </span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">El gran salto lo dio al matricularse en el Berklee College of Music de Boston a finales de los noventa.<i>
“Elegí esa universidad porque Juan Luis Guerra habló, en una
entrevista, de su experiencia; y a partir de ahí supe que yo iría. Se
escuchaba jazz y pop; todos los días había conciertos y me llamaba la
atención que los profesores acompañaran a sus estudiantes en las
presentaciones, por ejemplo, como coristas o interpretando la guitarra,
el bajo o el piano. También me impresionaba encontrarme en los
pasillos, en las filas o antes de cualquier clase, a los
negros calentando sus voces prodigiosas. Además porque ellos eran muy
conscientes de ese poderío que tenían”.</i> Se trató de un intercambio
cultural que influyó muchísimo en su sensibilidad y, a la vez, le dio
más argumentos para mantener su gusto personal por la música folclórica
latinoamericana, aunque navegara sin problemas por las corrientes del
jazz, las fusiones e, inclusive, las de la música brasileña. </span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">Durante
su preparación en Berklee no abandonó su otra pasión: la literatura.
Marta Gómez escribió sus primeros cuentos y poesías a los ocho años,
algo que se refleja en las letras de sus canciones. Gran lectora, a
sus manos llegó “Paula” de la escritora chilena Isabel Allende, una
novela autobiográfica que la autora dedica a su hija, sumida a esas
alturas en la tragedia de un coma profundo. La obra de Allende la
conmovió tanto que decidió hacerle un homenaje y compuso una canción que
tituló: “Paula ausente”. Grabó el tema con un grupo argentino que
conoció en la Universidad, “Los Changos”, buscó la dirección de la
autora chilena y le envió la canción en un casete y una carta. A los
pocos días recibió la respuesta: un libro autografiado y unas palabras
de agradecimiento. Años después, en el 2004, mientras Isabel Allende
concedía una entrevista en una biblioteca de California, Marta Gómez
fue invitada de sorpresa y cantó delante de ella “Paula ausente”. Un
momento bastante emotivo en el que intérprete y escritora lloraron de
tristeza, alegría, esperanza,solidaridad y gratitud. </span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">Aún
no se acostumbra a estar al lado de sus ídolos y tener que aguantarse
las ganas de decirles que los ama y que los admira. Sabe que hay que
guardar cierta reserva, un extraño protocolo, por así decirlo. Eso no
impide, sin embargo, que se le ilumine el rostro al tejer aquella serie
de recuerdos y hablar de ellos con un desparpajo que le viene muy bien a
esa mujer cuya sencillez cautiva.<i> “En el 2003 tuve la oportunidad de
abrir un concierto de Mercedes Sosa en Argentina. No cantamos juntas,
pero pude abrazarla y sentir toda su calidez y generosidad. En otra
ocasión Inti Illimani me invitó a una gira por España. En esa serie de
conciertos me sentía rara, pues era la primera mujer que cantaba como
solista en esa agrupación exclusiva de hombres. Eso sí, la experiencia
fue espectacular. Después coincidí de nuevo con Inti Illimani en Buenos
Aires. Había un concurso de cantantes femeninas en un bar, el problema
es que yo no tenía banda. Le propuse al director de Inti Illimani que si
iba conmigo al evento. Dijo que sí y al rato los demás integrantes se
sumaron. La cosa terminó así: canté acompañada por una de las
agrupaciones de música folclórica más importantes de Latinoamérica”.</i></span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><i><br /></i></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">La
amistad es un lazo que Marta Gómez respeta y cuida, por eso algunos
encuentros en el país han dejado huellas en su corazón. La vez que le
presentaron al escritor colombiano Jairo Aníbal Niño en la Alianza
Francesa es uno de ellos; se trata de aquel hombre con alma de niño que
nunca envejeció. O cuando se atrevió a llamar al gran folclorista,
compositor e intérprete del género colombiano denominado “Música
Carranguera”. Un amigo en común le dio el teléfono del artista, marcó
el número y al otro lado de la línea contestó Jorge Veloza y su vozarrón
inconfundible que a veces intimida.<i> “No muy segura que digamos me
presenté. Le dije que un amigo me había dado el número y que era,
además, amiga de tales personas que él conocía. Jorge me interrumpió y
me dijo que entonces ahora usted es mi amiga porque he escuchado sus
canciones y me gustaría conocerla”.</i></span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><i><br /></i></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">Inquieta
y deseosa de aprender día a día, siguió una maestría en Creación
Literaria en Barcelona y uno de sus profesores fue el escritor mexicano
Juan Villoro. <i>“De él aprendí tantas cosas. Sobre todo que si un autor
le pone un nombre a determinado personaje tiene que ser ese y no otro.
Si lo llama Pedro hay una razón poderosa. Las clases eran en un
auditorio inteligente en el que se apagaban las luces si no se percibía
movimiento. En uno de los encuentros con Villoro era tal la atención de
todos nosotros que nadie se movía; podría decir que ni siquiera se
pestañeaba. Y de repente se apagaron las luces”.</i></span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><i><br /></i></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">Ha
pasado una hora deliciosa. La entrevista casi llega a su fin; antes de
terminar, del público salieron algunas preguntas que Marta Gómez
respondió sin ningún problema. <i>“¿Para qué se canta? Se canta para
vivir. Si logro sacar aunque sea una sonrisa gracias a mis canciones me
siento recompensada. Yo compongo desde la realidad, pero no desde la
tragedia ni desde la compasión o el odio. ¿El artista debe ser
comprometido? Pienso que, definitivamente,sí; tanto en lo social como en
lo político. Hace unos años le pregunté a Rubén Blades por qué se había
metido en la política. En ese tiempo desempeñaba un alto cargo oficial
en su país. Me contestó que si bien el arte podía contribuir a darle
mejor calidad de vida a la gente, desde adentro creía que podía hacer
muchísimo más y ayudar a satisfacer necesidades concretas”</i></span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><i><br /></i></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">Luego
de cuatro temas que la cantautora regaló para cerrar con broche de
oro, todavía la jornada estaba lejos de terminar. Fuera del auditorio la
esperaban sus admiradores en una fila improvisada para tenerla más
cerca y conseguir una foto o un autógrafo. Marta Gómez salió sonriente,
esperó a que pasara el último y a todos les dio gusto, sin mostrar en
ningún momento señales de cansancio o fastidio. </span></b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">Se
canta para vivir, nos dijo durante la entrevista.Yo agregaría que
también se canta para hacer vivir; y eso lo experimentamos quienes
fuimos testigos de las confesiones de una artista maravillosa. </span></b></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><b><span style="color: #9fc5e8;">(Enero del 2015) </span></b></span></span>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-711281261072770992014-08-07T16:27:00.004-07:002014-08-07T16:27:58.074-07:00¿Cuál muerte indigna más?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgWhniOVSP4aUJr51BNkgHyO7oYmJf2owJYrAw5EQx9xaV2ru5x6SZt54X-SWPmtOd_U0SAoNnmwisusp6G46TPFr_ziHnNRBQGRp1jfAv3-uhzqXuvoqp6mzwXsBco6qL_uowJA/s1600/Im%C3%A1genes+Domingo+Bogot%C3%A1+044.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgWhniOVSP4aUJr51BNkgHyO7oYmJf2owJYrAw5EQx9xaV2ru5x6SZt54X-SWPmtOd_U0SAoNnmwisusp6G46TPFr_ziHnNRBQGRp1jfAv3-uhzqXuvoqp6mzwXsBco6qL_uowJA/s1600/Im%C3%A1genes+Domingo+Bogot%C3%A1+044.jpg" height="240" width="320" /></a></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="color: #eeeeee;"><b>Resulta absurdo e innecesario el título que elegí para esta
reflexión. No hay muerto malo o bueno; todos, vengan de donde vengan,
duelen hasta el fondo del alma. Los de la Guajira, ahogados,
literalmente, en el drama la sequía que azota a gran parte del país;
los que dejaron las Farc y el ELN, resultado de aquella carrera
desenfrenada por atemorizar a la población en vez de ganarse de alguna
manera a los colombianos para avanzar en los diálogos de paz; los de
Venezuela, víctimas de un trágico enfrentamiento entre gobiernistas y
opositores; los palestinos, presos inocentes de sus desalmados verdugos:
el grupo fundamentalista Hamás y el estado de Israel. Todas, repito,
merecen el repudio general, porque son producto de la degradación de
los conflictos, las catástrofes naturales que no fueron atendidas por
los gobiernos o, simplemente, tristes consecuencias de feroces guerras
en las que priman ideologías radicales de orden político o religioso.
La realidad, sin embargo, nos muestra que, más allá de cualquier
consideración, la moda es ahora matricular en determinado bando a
quienes manifiestan su rechazo a un acto violento en particular. </b></span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="color: #eeeeee;"><b><br /></b></span></span></span>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="color: #eeeeee;"><b>En
Colombia, por ejemplo, cuando se habla en privado del asesinato de
alguien, es frecuente escuchar una frase que siempre se dice en voz
baja: “si lo mataron debió ser por algo”. No importa de dónde provengan
las balas o las motosierras, aquí la insensibilidad se transforma en un
matoneo descarado que recae sobre familiares y amigos. Nadie se salva
de ese otro asesinato simbólico, entre otras cosas, muy a la moda en la
etérea, anónima y muchas veces peligrosa comunidad de internet. </b></span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="color: #eeeeee;"><b><br /></b></span></span></span>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="color: #eeeeee;"><b>Si
usted un día se levanta, lee las primeras noticias y queda con el
corazón deshecho al ver las imágenes desgarradoras de hombres, mujeres y
niños- especialmente niños- despedazados luego de uno de los bombardeos
de Israel a la Franja de Gaza, lo más seguro es que sienta que se le
rompe el pecho de la indignación y le dé por compartir en su perfil de
facebook la fotografía que le produjo el shock emocional. Más tarde,
usted se conecta de nuevo y se sorprende al leer que algunos de sus
contactos, en lugar de mostrar aunque sea un poquito de misericordia
por la carnicería que denuncia, lo critican y le escriben, palabras
más, palabras menos, frases del estilo: “¿Y es que a usted no le
importan los niños asesinados por la guerrilla?”… “¿Cuándo va a poner
una foto que muestre la represión que hay en Venezuela?”... “Así son
todos los de izquierda, le pasan todo a la guerrilla y no rechazan los
actos que cometen esos hampones”… Sin posibilidades de defenderse, es
muy probable que se le termine de amargar el día y hasta le provoque
agarrar el computador a patadas o llorar al frente de la pantalla,
mientras repasa, una y otra vez, la insoportable cantaleta que se ganó
tan solo por expresar su dolor ante un hecho que debería mover la
sensibilidad de todo el mundo.</b></span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="color: #eeeeee;"><b><br /></b></span></span></span>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="color: #eeeeee;"><b>Habría que acompañar la
indignación con unas palabras de advertencia, dirigidas al amable
lector; de esta manera evitaríamos que se pierda en el ominoso
laberinto de los señalamientos y, de paso, logremos que procure guardar
el debido respeto. Las redes sociales se están convirtiendo en crueles
mosaicos de imágenes de cadáveres provenientes de todos los rincones
del planeta. Ningún país se salva del exterminio sistemático e
inevitable. Más temprano que tarde desapareceremos sin dejar rastro.
Seremos un recuerdo sin memoria, pues no habrá quien nos llore… Mucho
menos existirán los dedos que nos regalen, aunque sea, un miserable tuit
cuando desaparezcamos de esta pesadilla.</b></span></span></span>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-27349271253238019222014-04-20T09:11:00.000-07:002014-04-20T09:17:31.484-07:00Macondo, amor a primera vista<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0mQcLrxdGhsVnUQU0Ew7rQxMZN-QYjrd8DTa2lEhyphenhyphenPW_saWBz2kMDQUr3Y59ILc-a48WUm5lBmTVxATROcqJAsMIgzfeNfg3cVniygYZtQ1-HdxQdliz91ZPBqDszywfpVihawg/s1600/Cien+a%25C3%25B1os+de+soledad.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0mQcLrxdGhsVnUQU0Ew7rQxMZN-QYjrd8DTa2lEhyphenhyphenPW_saWBz2kMDQUr3Y59ILc-a48WUm5lBmTVxATROcqJAsMIgzfeNfg3cVniygYZtQ1-HdxQdliz91ZPBqDszywfpVihawg/s1600/Cien+a%25C3%25B1os+de+soledad.jpeg" height="320" width="219" /></a></div>
<br />
<span style="color: yellow;"><span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: large;">Se llega a libros y autores por caminos tan curiosos que, en
últimas, aprendí a ser paciente; en algún momento tendré en mis manos
la obra de aquel escritor que todavía me hace falta por leer. Así me
pasó con “Cien años de Soledad” de Gabriel García Márquez. Cuando se
suponía que debía leer esa obra en cuarto de bachillerato (hoy noveno)
algo me alejó siempre de quedar atrapado en sus letras. Primero, cierta
presión. Sí, lo reconozco, casi todos mis familiares (padres, tíos,
primos) me alertaron sobre lo “ladrilludo” que era ese libro. Y para
comprobarlo me invitaban a ver el número de hojas que lo componían. En
realidad eran muchas para mí en ese instante. La verdad no me
consideraba un buen lector, entonces opté por seguir los sabios consejos
de la mayoría y dejé “Cien años de soledad” archivada entre las obras
que nadie busca. Otro argumento del que se valieron mis allegados era
aún más extraño: “Ese señor escribe muchas groserías, es insoportable”.
Nunca comprendí en qué consistía ese problema. Al fin y al cabo García
Márquez es costeño y se supone que la obra le hace un homenaje a la
narración oral, esa que pasa de boca en boca y de generación en
generación. Mis dudas no lograron, sin embargo, que me interesara en
leerlo. De nuevo ganaron esos “acertados” consejos de quienes ya
conocían, de pe a pa, el esquivo libro que no me atrevía ni siquiera a
ojear. Pero como Gabo es también periodista, en 1985 publicó un libro
llamado “La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile”. Con ese sí
me animé. Se trataba de la crónica sobre un director de cine chileno
exiliado, Miguel Littín, y cómo logró entrar a filmar a Chile en plena
dictadura de Pinochet. Años después, en 1989, aparece “El general en su
laberinto”, historia que habla de aquel Bolívar en decadencia, olvidado y
sin vestigios de las glorias del pasado. Luego leí sus “Doce cuentos
peregrinos” y otros que escribió en El Espectador en sus primeras
épocas. </span></span></span><br />
<span style="color: yellow;"><span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></span>
<span style="color: yellow;"><span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: large;">Tuve que esperar bastante tiempo, hasta
que llegó el día señalado. En 1996 fui invitado por una tía a la Feria
del Libro de Bogotá. Visitamos los pabellones, recibimos la información
acerca de las novedades literarias y antes de salir mi tía me preguntó:
¿Quiere algún libro? Recuerdo que estábamos en el pabellón de la
Panamericana y allí era posible conseguir ediciones populares de
grandes obras de la literatura universal. No tuve que pensarlo dos
veces. En la primera fila encontré, en uno de los estantes, “Cien años
de soledad”, por supuesto en versión popular, y le dije a mi tía que me
lo regalara. Salimos de Corferias, me fui a mi casa y de inmediato lo
abrí. Leí sin pestañear tres horas seguidas, algo extraordinario en un
perezoso como yo. Me cautivó desde la primera frase, me enamoró en el
transcurso esa historia fantástica y no pude soltarlo los cinco días
siguientes. Pero, sobre todo, me impresionó Macondo, un lugar sin
límites precisos que pareciera construido en el aire; se me antojó el
espejo en el que debemos mirarnos los latinoamericanos. Y cada personaje
podría ser el reverso o el negativo de una fotografía que está por
tomarse. Macondo es, pues, el mejor escenario para echar a volar la
imaginación en cualquier época del año. Un territorio en el que amor y
soledad van de la mano. No importa si la peste del olvido se toma al
pueblo y hace que sus habitantes terminen vagando sin pasado, presente o
futuro. Tampoco el diluvio que estremeció a Macondo y sus alrededores y
que le cambió para siempre la vida a todo el mundo. Ahora es un lugar
más entrañable; un puente por decirlo de alguna manera, el lazo que une
lo real con lo irreal. </span></span></span><br />
<br />
<span style="color: yellow;"><span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: large;">Conocedores de la obra de Gabo insisten en
relacionar aquella geografía de los sueños con su natal Aracataca. Puede ser, supongo que el pueblo
donde nació Gabriel García Márquez le regaló una que otra
característica. Lo único claro para mí es que hoy debe haber tremendo
carnaval allá. Alguna vez el Papa Juan Pablo II, aseguró que cielo e
infierno, más que territorios físicos, eran estados del alma. Gabo se
nos fue y, seguramente, irá a parar al paraíso, es decir, a su cielo
propio: Macondo. Un pueblo universal que, gracias a él, esta lleno de
mariposas y flores amarillas.</span></span></span><br />
<br />
<br />
Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-14883699561699477842014-02-23T05:59:00.006-08:002014-02-23T07:29:39.056-08:00Réquiem por los "Colosos del norte"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja_IKgsxq9tSx4BjI92EHCOv_W3Ekf0rrlP4qMfICHohJvp13gTumWGNFmI6mMyZuByaIuwnxl6M7Mjd_CscW_PziXS02fCL3lKFg9VgcTpM3n3_y0c17KHD_kXtx1TXj1hfNuSA/s1600/historia_caricatura.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja_IKgsxq9tSx4BjI92EHCOv_W3Ekf0rrlP4qMfICHohJvp13gTumWGNFmI6mMyZuByaIuwnxl6M7Mjd_CscW_PziXS02fCL3lKFg9VgcTpM3n3_y0c17KHD_kXtx1TXj1hfNuSA/s1600/historia_caricatura.jpg" height="281" width="400" /></a></div>
<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">En los años noventa, cuando los edificios y los techos de varias
casas de Bogotá se inundaron de parabólicas, la señal que recibíamos de
canales latinoamericanos era casi en su totalidad peruana. Entonces
aquellos armatostes -semejantes a platos gigantescos, idénticos pero en
menor escala a las antenas repetidores de Chocontá- pasaron a llamarse
“Perubólicas”. De inmediato se despertó un odioso complejo de
superioridad, muy al estilo colombiano, y empezaron los chistes, las
burlas y los comentarios crueles hacia los peruanos. Lo mismo sucedió
con los ecuatorianos, generalmente indígenas,que llegaban a las esquinas
de Bogotá a vender sus productos (artesanías,mantas y ropa de lana).
Por aquellos años algunos grupos de jóvenes con las cabezas rapadas (que
para los sociólogos forman parte de las famosas “Tribus Urbanas”) se
ensañaban en contra de esos ecuatorianos de trenzas y ruanas,
atacándolos bajo el pretexto de castigar a quienes les estaban quitando
oportunidades de trabajo a los colombianos. </span></span></b></span><br />
<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><br /></span></span></b></span>
<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">La
verdad no hemos sido muy hospitalarios con nuestros vecinos, hasta a
los venezolanos les tocó padecer el menosprecio de una sociedad que se
cree superior. En la bonanza petrolera de los setenta y los ochenta,
miles de venezolanos viajaban a Colombia para aprovechar las ventajas de
tener una moneda fuerte: el Bolívar. De ahí que las clases altas, y un
poco menos las medias, se dieran el lujo de gastar a manos llenas. Era
frecuente oírle a cualquier venezolano la siguiente frase, luego de
conocer el precio del producto de su interés: “Vale, está barato, dame
dos”. Y terminaban comprando de todo: electrodomésticos, licores y ropa
de marca. Nosotros, quizá para cobrarles ese derroche que no podíamos
darnos, los considerábamos “lobos”, es decir, personas de mal gusto a la
hora de hablar, de vestirse y de comportarse. No contentos con lo anterior
terminamos diciéndoles, en tono despectivo,venecos. </span></span></b></span><br />
<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><br /></span></span></b></span>
<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">Nos
quejamos de los argentinos porque les atribuimos un supesto y
desmesurado ego y no reconocemos nuestros propios delirios de grandeza
que dirigimos sin piedad a los habitantes de territorios limítrofes.
Triste paradoja la de una Colombia que, en su interior, expresa las
mismas señales de discriminación en muchas de sus regiones. No obstante,
al momento de tomar partido o criticar al vecino, el colombiano es
experto y se cree dueño dela verdad absoluta. Hoy que Venezuela
atraviesa una profunda crisis, nada nos impide opinar sobre lo divino y
lo humano, dándole ese fastidioso tufillo a las reflexiones como si
tuviéramos la autoridad moral para exigir que nuestros hermanos “tomen
el camino de la paz, el progreso, la libertad y la justicia social”.
Mientras tanto, poco nos importa que la protesta sea cada vez menos un
derecho en Colombia; nos tapamos los ojos y los oídos ante el
escandaloso lugar que nos ubica como una de los países más desiguales
del planeta; acudimos a la amnesia para evitar recordar los cientos de
miles de muertos y desaparecidos que ha dejado el conflicto interno en
las últimas décadas. Y como si lo anterior fuera poco, ahora uno de
nuestros principales productos de exportación son las series televisivas
que muestran la decadencia de nuestra sociedad, representada en la
cultura mafiosa o traqueta que tanto daño nos ha hecho. “Escobar, el
patrón del mal” o “El Capo”, por ejemplo, dos de esas superproducciones
colombianas que viajan sin ningún pudor alrededor del planeta. </span></span></b></span><br />
<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><br /></span></span></b></span>
<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">No
sé en qué momento alguien nos puso el título de “Colosos del norte”.
Tal vez, o mejor, estoy seguro, se trató de una distinción llena de
sarcasmo. Lo único cierto es que, querámoslo admitir o no, en
Latinoamérica hubo- lamentablemente hoy lo dudo- vientos de cambio. Por
lo menos ellos pueden contar que hicieron o intentaron hacer una
revolución. ¿Nosotros podríamos decir lo mismo?</span></span></b></span><br />
<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><br /></span></span></b></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br />Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-32823987099194447002013-09-17T21:48:00.003-07:002013-09-21T06:07:05.169-07:00Mis notas publicadas en El ciudadano y en elpergaminense.com<br />
<br />
<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #eeeeee;"><b>Hace casi un año el semanario de Pergamino-Argentina, "El Ciudadano", me abrió sus puertas para escribir una nota semanal. Comparto con todos ustedes los textos que me han publicado también en la página web.</b></span></span><br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDcnAUhsWNOUZuzLDSfYToxaT-6ceQxnmz3gL6pa_9vVbxzreafdHZTG0RQK52OqEkl8xnysxw7hmFmbszlrxc27vHkU-a-I5u6BOAud4aQsEq_tnugfhMQZk4itdN426YEXRaFQ/s1600/jara_.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="133" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDcnAUhsWNOUZuzLDSfYToxaT-6ceQxnmz3gL6pa_9vVbxzreafdHZTG0RQK52OqEkl8xnysxw7hmFmbszlrxc27vHkU-a-I5u6BOAud4aQsEq_tnugfhMQZk4itdN426YEXRaFQ/s200/jara_.jpg" width="200" /></a></div>
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=400&articulo_id=9052" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></a>
<br />
<span style="color: #eeeeee;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span><span style="color: #f3f3f3;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=400&articulo_id=9052" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Víctor Jara no deja de cantar</span></a></span></span><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=380&articulo_id=9155" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKDa8BtwpUiLUDXZKANS70Ubjn9sj1xXjCe2ghspG24ZvHQPmuWF1aB85I9f7A-fxy_u9hWE6fOcE1H1CyQEHTcQA_JeMp1nG6Km2jcMn_z71uHFJtSCXuC2LQKlCd1T4IHTgPcw/s1600/disparos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="133" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKDa8BtwpUiLUDXZKANS70Ubjn9sj1xXjCe2ghspG24ZvHQPmuWF1aB85I9f7A-fxy_u9hWE6fOcE1H1CyQEHTcQA_JeMp1nG6Km2jcMn_z71uHFJtSCXuC2LQKlCd1T4IHTgPcw/s200/disparos.jpg" width="200" /></a></div>
<br />
<span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=380&articulo_id=9155" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Las balas perdidas siempre encuentran una víctima</span></a></span> </span></span><br />
<span style="color: cyan;"><br /></span>
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEik6W4hv18VlDF2O2PbbV4YwxUi1Gb8rdqg9JeDCmiMyBIRFYlBN6NvmG1qXhhHtyTE2CGM8YXZuxTPW4EhJ8CFLtBsMY99uOzT-V2kK0bDSCGxuFUiaym8ukqAOfp7cKIOxnQksA/s1600/pasaportecuba_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="112" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEik6W4hv18VlDF2O2PbbV4YwxUi1Gb8rdqg9JeDCmiMyBIRFYlBN6NvmG1qXhhHtyTE2CGM8YXZuxTPW4EhJ8CFLtBsMY99uOzT-V2kK0bDSCGxuFUiaym8ukqAOfp7cKIOxnQksA/s200/pasaportecuba_copia.jpg" width="200" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="color: #eeeeee;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=360&articulo_id=9287" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">El año nuevo trajo pasaporte a los cubanos</span></a></span><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg19uD9-KNTCti3pz5B13sElKu9nYn9a0sToZKAoExxIKfHsOHXAxVI8NB5zHuPowijwZpvQA64jmjhgT_aRdEcHiOd7smOQsuj-ROJykDdR0U2pP40yf7WQlut2HjJahLLYmT1CQ/s1600/troi_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg19uD9-KNTCti3pz5B13sElKu9nYn9a0sToZKAoExxIKfHsOHXAxVI8NB5zHuPowijwZpvQA64jmjhgT_aRdEcHiOd7smOQsuj-ROJykDdR0U2pP40yf7WQlut2HjJahLLYmT1CQ/s200/troi_copia.jpg" width="200" /></a><br />
<br />
<span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=350&articulo_id=9316" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Unidad latinoamericana en cumbre del CELAC</span></a></span><br />
<br />
<br />
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=340&articulo_id=9385" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></a>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYDkPlPX3snqLFqLPtZxMRjvDl34uY0EDZSrL_JsKCA2AMWX7mgzLW8OUjdvL6IaGwEFsmWP0F-cF1GOdSV8YvDNKPItR8W383zqqM2D9NUIcEdL1hKLUokqNfNtEG4gu2XGjhgA/s1600/alvaro_uribe_velez_twitter.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="133" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYDkPlPX3snqLFqLPtZxMRjvDl34uY0EDZSrL_JsKCA2AMWX7mgzLW8OUjdvL6IaGwEFsmWP0F-cF1GOdSV8YvDNKPItR8W383zqqM2D9NUIcEdL1hKLUokqNfNtEG4gu2XGjhgA/s200/alvaro_uribe_velez_twitter.jpg" width="200" /></a></div>
<br />
<span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=340&articulo_id=9385" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Oportunismo y degradación del conflicto colombiano</span></a></span><br />
<br />
<br />
<br />
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=340&articulo_id=9385" target="_blank"><img height="15" src="http://www.elpergaminense.com/imagenes/color_transparente.gif" width="1" /></a><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span><br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjBb7nFNL7zYla35x_AsyUjKL6PHP4oey2REme5rkWortylJopnnnOjLTcuF8anfSrSlQtzQi1DXLNE0eApcBbc1DTzPA6jW0dV0xfFgh2b98UzMHZ4QjNaiSqfCWfdY6CWUK8YA/s1600/tormenta_vaticano_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjBb7nFNL7zYla35x_AsyUjKL6PHP4oey2REme5rkWortylJopnnnOjLTcuF8anfSrSlQtzQi1DXLNE0eApcBbc1DTzPA6jW0dV0xfFgh2b98UzMHZ4QjNaiSqfCWfdY6CWUK8YA/s200/tormenta_vaticano_copia.jpg" width="200" /></a></div>
<br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=330&articulo_id=9464" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Tormenta en El Vaticano</span></a></span><br />
<br />
<br />
<br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=300&articulo_id=9589" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></a>
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghR9OuKoOdbvPeutPrV7zWThM9RfO9uwcfwAcvXVuPgPUBTNY0pddSnSLPfQmWmpiFGTPpEx5YrEiFPSAhuWMjaPXtxxmUTjxkQXqnbKKUWu0ft1zZtawwwsgWDhCZcPBAh8axqw/s1600/huelga.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="128" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghR9OuKoOdbvPeutPrV7zWThM9RfO9uwcfwAcvXVuPgPUBTNY0pddSnSLPfQmWmpiFGTPpEx5YrEiFPSAhuWMjaPXtxxmUTjxkQXqnbKKUWu0ft1zZtawwwsgWDhCZcPBAh8axqw/s200/huelga.jpg" width="200" /></a><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=300&articulo_id=9589" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Cafeteros desafían a Santos en Colombia</span></a></span><br />
<span style="color: cyan;"><br /></span>
<span style="color: cyan;"></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVnizcMgov_semf4oB47ATNZmNSN2F0WuY1SvG4VwFvfNnjc1PZN_YyTg2jsECCoB6ThlNTuGGOs1KkiovmMQkjaoOXJ05PmwbCpHA4Gp1BlVgxsEEdpNt55zHF14oCxP9G80GqA/s1600/imagen_maduro_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="120" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVnizcMgov_semf4oB47ATNZmNSN2F0WuY1SvG4VwFvfNnjc1PZN_YyTg2jsECCoB6ThlNTuGGOs1KkiovmMQkjaoOXJ05PmwbCpHA4Gp1BlVgxsEEdpNt55zHF14oCxP9G80GqA/s200/imagen_maduro_copia.jpg" width="200" /></a></span></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br />
<br />
<span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=280&articulo_id=9747" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">A Maduro lo que es de Maduro</span></a></span><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=250&articulo_id=9970" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj41SQ2a-8VPUyo9DXmDLQsFXzHK0g7eqLD2wz1bz_5rUY0R9eLqjYSVzsX8o8ifio4cRMuWEHU-xVCy9xzIVuUZz5HQCrJmZZSaJgxYPhL11dQExWsoEe9aigtyE_zBmAXPQhg6g/s1600/chipre_crisis.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="116" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj41SQ2a-8VPUyo9DXmDLQsFXzHK0g7eqLD2wz1bz_5rUY0R9eLqjYSVzsX8o8ifio4cRMuWEHU-xVCy9xzIVuUZz5HQCrJmZZSaJgxYPhL11dQExWsoEe9aigtyE_zBmAXPQhg6g/s200/chipre_crisis.jpg" width="200" /></a></div>
<br />
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=250&articulo_id=9970" target="_blank"><br /></a>
<span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=250&articulo_id=9970" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Chipre: otra víctima de la crisis económica</span></a></span><br />
<br />
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<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjABmG0_I8j1nBwFAkBfdpzmVb3MnoO5PjN03cqSa-r8V9r04o0ibIF6XQbwNBT7rsUNHS37S-iiPlcrIdU971SOgMaFi1UbyndUhl1nZ-2Trjpi3TG3ZaqEYIZ1NNbZLSaJL1USA/s1600/caines20marzo2013.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjABmG0_I8j1nBwFAkBfdpzmVb3MnoO5PjN03cqSa-r8V9r04o0ibIF6XQbwNBT7rsUNHS37S-iiPlcrIdU971SOgMaFi1UbyndUhl1nZ-2Trjpi3TG3ZaqEYIZ1NNbZLSaJL1USA/s200/caines20marzo2013.jpg" width="200" /></a></div>
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=240&articulo_id=10077" target="_blank"><br /></a>
<span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=240&articulo_id=10077" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Protesta en contra de la dictadura mediática</span></a></span><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=230&articulo_id=10134" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgB4RtJajQnsdw-0hNzXM8m6BFO5FjhOERc2bkKM__sl0i1etkmhJdT4EHSxJyfHW46JffwuYMih9aIey4sOJA1mjj_GGFapMu8FpNs4sdqQkTEnbdbME7KiPKUSpV5Ss9pIT6D5g/s1600/farc_paz.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="127" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgB4RtJajQnsdw-0hNzXM8m6BFO5FjhOERc2bkKM__sl0i1etkmhJdT4EHSxJyfHW46JffwuYMih9aIey4sOJA1mjj_GGFapMu8FpNs4sdqQkTEnbdbME7KiPKUSpV5Ss9pIT6D5g/s200/farc_paz.jpg" width="200" /></a></span></div>
<span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=230&articulo_id=10134" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Marcha para recordar a las víctimas y apoyar el proceso de paz</span></a></span><br />
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<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=200&articulo_id=10357" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7QD1Z1FCNs-nFKOpNZq4rCmAKh6-fRjijPj-PsWM8sZwqhQbmAullSocsH2XNaSqaM_4KRPqQyuF3ToLrfOzzHRuBn5FseNHyD6yQ-eHtZsg3XW9-fk5ozYMaa1Uk0WPy9tTdjg/s1600/mayo12.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7QD1Z1FCNs-nFKOpNZq4rCmAKh6-fRjijPj-PsWM8sZwqhQbmAullSocsH2XNaSqaM_4KRPqQyuF3ToLrfOzzHRuBn5FseNHyD6yQ-eHtZsg3XW9-fk5ozYMaa1Uk0WPy9tTdjg/s200/mayo12.jpg" width="200" /></a></div>
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<span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=200&articulo_id=10357" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Ecos del primero de mayo</span></a></span><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhozsD2zQ3ZEAhsJUMpeXRFOcI2ybWCCnzVw6SBRrzBX0GGjayGYCEubclBwjxpJGX-jr1BdV9Nws_rVRjucLqlJCEm1DYnz3welrgeO69DXEvnJrkJbVMF8FCkLzDvBHaXuLF9VA/s1600/uribes.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhozsD2zQ3ZEAhsJUMpeXRFOcI2ybWCCnzVw6SBRrzBX0GGjayGYCEubclBwjxpJGX-jr1BdV9Nws_rVRjucLqlJCEm1DYnz3welrgeO69DXEvnJrkJbVMF8FCkLzDvBHaXuLF9VA/s200/uribes.jpg" width="200" /></a></div>
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<span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=190&articulo_id=10431" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Maduro, Uribe: nuevo round ahora sin Chávez</span></a></span> </span></span></span><br />
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span></span><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></span>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span></span><br />
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=180&articulo_id=10504" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a><br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSi9bkAPnFP4dUmWJBaGQeOW-0kV-CtW1pgGJSE-uYlatOcvEFR_L-MLlEs4Y5dDaNG1nfsIQZmxhIB3tyoC8QiEtlj6eUSqcHfxP9FB3cD2fmG_XfNUPSbzbp1_IbMQ9mRASlpQ/s1600/violencia_periodismo_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSi9bkAPnFP4dUmWJBaGQeOW-0kV-CtW1pgGJSE-uYlatOcvEFR_L-MLlEs4Y5dDaNG1nfsIQZmxhIB3tyoC8QiEtlj6eUSqcHfxP9FB3cD2fmG_XfNUPSbzbp1_IbMQ9mRASlpQ/s200/violencia_periodismo_copia.jpg" width="200" /></a><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span><br />
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<span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span></span><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=180&articulo_id=10504" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">La tragedia de ser periodista</span></a></span><br />
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></span>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></span>
<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=170&articulo_id=10591" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCk3Yl8p2uJ9C54xmo1G1IRmDP9rP6gEUbuCJgju2tODGmpHHET-yISmIpJFIg7wLn1ZRJ5ech2iN6hJjMYuRD_0DbvfhfudUb65N1IwFNx6mWkvJIsPe_7OSA4dx7rN9GhT4bDg/s1600/nazu.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="145" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCk3Yl8p2uJ9C54xmo1G1IRmDP9rP6gEUbuCJgju2tODGmpHHET-yISmIpJFIg7wLn1ZRJ5ech2iN6hJjMYuRD_0DbvfhfudUb65N1IwFNx6mWkvJIsPe_7OSA4dx7rN9GhT4bDg/s200/nazu.jpg" width="200" /></a></div>
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span></span><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=170&articulo_id=10591" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Temor por violencia xenófoba en Europa</span></a></span><br />
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<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=150&articulo_id=10754" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5Se_N4mQHmETjs-a7EFkYCEQjWkodqIZVcS9ZlhkcEwEKA49h3gpTtKYnbkXd1HECp6Ahno2_xnndV3JQ4XEOM3-STrVWidoojxHQbQFN6eU7m4fiHECyd2CMldihWMrvcp2XXg/s1600/santos_colombia230812_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="140" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5Se_N4mQHmETjs-a7EFkYCEQjWkodqIZVcS9ZlhkcEwEKA49h3gpTtKYnbkXd1HECp6Ahno2_xnndV3JQ4XEOM3-STrVWidoojxHQbQFN6eU7m4fiHECyd2CMldihWMrvcp2XXg/s200/santos_colombia230812_copia.jpg" width="200" /></a></div>
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=150&articulo_id=10754" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Delirios de grandeza</span></a></span> </span></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=150&articulo_id=10754" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></a>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiS3VifyNofz1YcWlAjLObtIiyawxmkunjdHWxjhS9hJOhH1-fXpsJXL9MWELcabuNoanlSeo9JLerYR76ui7HvOmq67lxNmUrQPWgsjjc0KHtwarS6QJHsLNHtJZy8Klg3zzJXow/s1600/cyberwar.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="112" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiS3VifyNofz1YcWlAjLObtIiyawxmkunjdHWxjhS9hJOhH1-fXpsJXL9MWELcabuNoanlSeo9JLerYR76ui7HvOmq67lxNmUrQPWgsjjc0KHtwarS6QJHsLNHtJZy8Klg3zzJXow/s200/cyberwar.jpg" width="200" /></a></div>
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=130&articulo_id=10876" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Expuestos en la red</span></a></span> </span></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></span>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm-RsOMb0S081e5rOD2OdjFZY1O_aAastFI5Q3RTbMFIKY1ppL_8-Cz2CJznWk6GVO-ecczxuC-icSTx8b3fB506F2s9VVgoeyfVZI4jDMi8nW-YBBqMonwuG5OwOHaz-D64Ne7A/s1600/partido.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="149" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm-RsOMb0S081e5rOD2OdjFZY1O_aAastFI5Q3RTbMFIKY1ppL_8-Cz2CJznWk6GVO-ecczxuC-icSTx8b3fB506F2s9VVgoeyfVZI4jDMi8nW-YBBqMonwuG5OwOHaz-D64Ne7A/s200/partido.jpg" width="200" /></a></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=130&articulo_id=10839" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a></span></span><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></span>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=130&articulo_id=10839" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">La fiesta del fútbol</span></a></span></span></span> </span></span><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4a6mdGBmGPyWUbB0-p9h5PLzVs54u4cMFa9HzT3EE1dRjWE6nIn1IqMv95efOGjm6Xma5FL4D62wWMnlwRlvwbGIJNC1wBlGttcxiKZJ8wnecvbo-fTp2yOs461SrZlIadjG8lw/s1600/blatter.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="120" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4a6mdGBmGPyWUbB0-p9h5PLzVs54u4cMFa9HzT3EE1dRjWE6nIn1IqMv95efOGjm6Xma5FL4D62wWMnlwRlvwbGIJNC1wBlGttcxiKZJ8wnecvbo-fTp2yOs461SrZlIadjG8lw/s200/blatter.jpg" width="200" /></a></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></span></span>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=110&articulo_id=10952" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">El balón se desinfló en Brasil</span></a></span> </span></span><br />
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span></span></span><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span></span></span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKdyVd33rqFLZWEAyX0N2BdwpRbHgw9hgH-b_ikyac98e9gdZ-JieAGOwP3kkGbV3HEa5anB5xrnyccYWRgiBqYNfvAvwfJ2EoHZwzm6Mu0K8vrAyVTworRmhyJGNoKQaREHr26w/s1600/apoyo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKdyVd33rqFLZWEAyX0N2BdwpRbHgw9hgH-b_ikyac98e9gdZ-JieAGOwP3kkGbV3HEa5anB5xrnyccYWRgiBqYNfvAvwfJ2EoHZwzm6Mu0K8vrAyVTworRmhyJGNoKQaREHr26w/s200/apoyo.jpg" width="200" /></a></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=100&articulo_id=11032" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span><br /></span></a></span></span>
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<span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=100&articulo_id=11032" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Intimidación</span> </span></a></span></span></span></span></span></span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNV6_APB9HxRZR1fpb5K8Pnu_ycPixXniqDbYuzM4JJowVS07ndiguojgdVRXX7jjT0azplp-QdpMS2WFvnomfmiTG8PScy_XjO6KiqXeqiPIuM7MhvbfSeEy0LtT1cM0rfiBlIg/s1600/catatumbo3.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="151" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNV6_APB9HxRZR1fpb5K8Pnu_ycPixXniqDbYuzM4JJowVS07ndiguojgdVRXX7jjT0azplp-QdpMS2WFvnomfmiTG8PScy_XjO6KiqXeqiPIuM7MhvbfSeEy0LtT1cM0rfiBlIg/s200/catatumbo3.jpg" width="200" /></a><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span></span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /> </span></span></span></span><br />
<br />
<span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=90&articulo_id=11121" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Catatumbo: preámbulo de protestas campesinas en Colombia</span></a></span></span></span></span></span></span></span></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpfBZmVrzkuCwtaN6xuaauGvFdjCeHs6rh855fRyYU2dcQl3eVJBW-b-P-jUY5oClc6lj_bxkOhAKKjndXsPUyO0u9a0CGSXw5VBYFQh9KIM9lqT32xq3D8ebbmJ2_HoFpttM6Cw/s1600/papapa.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpfBZmVrzkuCwtaN6xuaauGvFdjCeHs6rh855fRyYU2dcQl3eVJBW-b-P-jUY5oClc6lj_bxkOhAKKjndXsPUyO0u9a0CGSXw5VBYFQh9KIM9lqT32xq3D8ebbmJ2_HoFpttM6Cw/s1600/papapa.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="112" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpfBZmVrzkuCwtaN6xuaauGvFdjCeHs6rh855fRyYU2dcQl3eVJBW-b-P-jUY5oClc6lj_bxkOhAKKjndXsPUyO0u9a0CGSXw5VBYFQh9KIM9lqT32xq3D8ebbmJ2_HoFpttM6Cw/s200/papapa.jpg" width="200" /></a></div>
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=70&articulo_id=11266" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">¿Revolución en la Iglesia Católica?</span></a></span> </span><br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span>
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<a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=40&articulo_id=11443" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg77TYV40paQ32ono8_T1DucfCiI_BUxim-iReYpECGdShjZJBJ80DGx8TWf0jmXrTWzgixPYQjZYnrYTa3Z6bw6RkmPi-d2N2xyKHWt7nQt9F4VGftaIVgaiKp1hnCYijGAGv58w/s1600/uruguay1_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg77TYV40paQ32ono8_T1DucfCiI_BUxim-iReYpECGdShjZJBJ80DGx8TWf0jmXrTWzgixPYQjZYnrYTa3Z6bw6RkmPi-d2N2xyKHWt7nQt9F4VGftaIVgaiKp1hnCYijGAGv58w/s200/uruguay1_copia.jpg" width="200" /></a></div>
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<span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=40&articulo_id=11443" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Uruguay marca la diferencia</span></a></span></span><br />
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbjnvOauxW6hIDviPReiEQUFDDW4Aw3dl0CtyNXL4PqqUJRgQc7yO58wgcIx25DsOiqiRzJx2tWmdfQ5xlORbJ3f3DgU2lzGAjs_ctBbs-rOWcEY6Pljaf7jvRHI36njNMUIOIdw/s1600/tanque_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbjnvOauxW6hIDviPReiEQUFDDW4Aw3dl0CtyNXL4PqqUJRgQc7yO58wgcIx25DsOiqiRzJx2tWmdfQ5xlORbJ3f3DgU2lzGAjs_ctBbs-rOWcEY6Pljaf7jvRHI36njNMUIOIdw/s1600/tanque_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="114" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbjnvOauxW6hIDviPReiEQUFDDW4Aw3dl0CtyNXL4PqqUJRgQc7yO58wgcIx25DsOiqiRzJx2tWmdfQ5xlORbJ3f3DgU2lzGAjs_ctBbs-rOWcEY6Pljaf7jvRHI36njNMUIOIdw/s200/tanque_copia.jpg" width="200" /></a></div>
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<span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=30&articulo_id=11541" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Realidades de un paro que no existe</span> </span></a></span></span><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV5g09xCyeCs6kIO6cSGkVA9ezMdU6m5LoIQjAqPgTF3_JX9UutsagNrc38fOOhMjXsFeM1hW4hyqNwJxmg87Qpg5XyA_AeG6XJOEhZrSXqeZzZoodgiF01ZU4MfWw2jBdmW_u3g/s1600/siria_war_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="133" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV5g09xCyeCs6kIO6cSGkVA9ezMdU6m5LoIQjAqPgTF3_JX9UutsagNrc38fOOhMjXsFeM1hW4hyqNwJxmg87Qpg5XyA_AeG6XJOEhZrSXqeZzZoodgiF01ZU4MfWw2jBdmW_u3g/s200/siria_war_copia.jpg" width="200" /></a></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=10&articulo_id=11619" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></a></span></span>
<br />
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span></span><span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=10&articulo_id=11619" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Turno para Siria</span></a></span></span></span></span></span></span><br />
<br />
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<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzEs9Hh-Hh6-myEIgMVlRYIE8SD5HQKvqrOdSWKXpc9PtkdI7YtZoiE4SC1dCsbGJ_953H4NZcv1OQ5QIhf7hPTQbUPfVH7qSDaFhDgaVLr0MY7EokoPHqlal2QwHeI0uQm4DLhg/s1600/archi_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="133" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzEs9Hh-Hh6-myEIgMVlRYIE8SD5HQKvqrOdSWKXpc9PtkdI7YtZoiE4SC1dCsbGJ_953H4NZcv1OQ5QIhf7hPTQbUPfVH7qSDaFhDgaVLr0MY7EokoPHqlal2QwHeI0uQm4DLhg/s200/archi_copia.jpg" width="200" /></a></span></span></span></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br />
<img height="15" src="http://www.elpergaminense.com/imagenes/color_transparente.gif" width="1" /><span style="color: cyan;"> </span></span></span></span><span style="color: cyan;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=0&articulo_id=11698" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">El mar de la discordia</span></a></span></span></span></span></span></span></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"></span>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-20341381302285356742013-05-12T12:21:00.004-07:002013-05-12T12:28:50.531-07:00Estrella del sur<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoKvNTWugibwuV6SgFHNgoaeZjboHndjxpP9n1yjcl3vSyIzS8rh_SDjXzZDF9itqB7tqUcOVMHv-6RekmVZQZ9TfekMdhgIQcuoPm0MrV6mQBz7ST06Mdhv__hHbUZxcEikl2UA/s1600/945962_522590641138760_2137988588_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoKvNTWugibwuV6SgFHNgoaeZjboHndjxpP9n1yjcl3vSyIzS8rh_SDjXzZDF9itqB7tqUcOVMHv-6RekmVZQZ9TfekMdhgIQcuoPm0MrV6mQBz7ST06Mdhv__hHbUZxcEikl2UA/s400/945962_522590641138760_2137988588_n.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">Una de las primeras imágenes es la de aquel aguacero que
suele desatarse violentamente sobre Bogotá. Las escalera de cemento,
desde las que vienen y van los pasos de los habitantes de ese sector
marginal, parecieran derretirse y, sin embargo, el agua que las baña fluye
hasta perderse en sentido contrario al de esos cerros que, con
seguridad, se encuentran más cercanos al cielo. De ahí en adelante,
empieza una historia que habla de la realidad de miles de jóvenes; una
realidad bien alejada de la encuesta que cada año pone a Colombia entre
los países más felices del mundo. Porque la película “Estrella del sur”
nos muestra, precisamente, ese contraste; y lo hace a partir de una
cuidadosa puesta en escena en la que el manejo de la cámara (especie de
“ojo móvil” que sigue el rastro y se mete en todos los recovecos) la
convierte casi en un documental. </span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></span>
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">Hay
una pregunta que queda detenida en aire: “¿Qué es para ustedes el
futuro?”; y mientras los jóvenes de último año de un colegio distrital
capitalino piensan en alguna respuesta o, simplemente, dejan pasar el
interrogante sin pena ni gloria, aparecen cada mañana pegadas en los
postes notificaciones amenazantes firmadas por un enigmático “Mano
Negra”. Entonces el futuro se desdibuja y ya no puede ser el sueño de
conocer el mar de una niña grafitera, o la posibilidad de transformarse
en piloto de avión de un compañero de clase; quizá sea el vacío del día
adía del pandillero que sabe que en cualquier momento va a morir. Así,
las probabilidades de un mañana se reducen a una lista (muy diferente a
la de la profesora) en la que están escritos los nombres de los
sentenciados a muerte. Y, al final, la “Mano Negra”, de un pastorejo
con sus dedos, se encarga de decidir cuáles son los frutos “podridos”…
sin importar cuántos frutos “buenos” arrastre en su macabro filtro. Es
el accionar de una "justicia" cruel, despiadada y moralista,
que se esconde en las sombras del anonimato.</span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></span>
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">“Estrella
del sur” lleva dos semanas en cartelera, pero, otra contradicción, no
se ha exhibido en la mayoría de salas decine de Bogotá. La dirección
está a cargo del joven cineasta de la Universidad Nacional Gabriel
González. La película pudo realizarse gracias a que el guión- escrito
por Gabriel- ganó el premio del Fondo para el Desarrollo
Cinematográfico. Además de obtener un reconocimiento en el Festival de
Huelva- España: “La llave de la libertad”, que otorgan los presos de esa
ciudad.</span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></span>
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">Menos mal existen todavía artistas
comprometidos con la realidad social. Lo demuestra “Estrella del sur”,
producción que se une a testimonios que nos sacan de la modorra a la que
nos somete la cultura oficial. Recuerdo a “La vendedora de rosas”, por
ejemplo. También a “La virgen de los sicarios” que, aunque no es hecha
por un director colombiano, cumple el mismo objetivo de ponernos al
frente de la crudeza que habita en la cotidianidad y no queremos
reconocer.</span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></span>
<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">Ojalá el voz a voz de quienes ya han visto
“Estrella del sur”, permita que siga en cartelera por mucho más tiempo.
Es una buena oportunidad para acercarnos a la otra Colombia y aceptar
que, antes que nuestra supuesta y publicitada felicidad, tenemos un poco
honroso tercer lugar entre de las naciones más desiguales del mundo.</span></span></span></div>
<br />Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-11857871489949064822013-03-25T13:27:00.005-07:002013-03-25T21:37:21.577-07:00El espectáculo televisivo del exterminio<span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="color: #cccccc;"><b><span style="font-size: large;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://www.verdadabierta.com/nunca-mas/229-perfiles/1765-mario-calderon-y-elsa-alvarado-investigadores-del-cinep-" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyRmN4GtMHOcJQbARy1RIuD8_JFUyT2afinVn2sVfzkjfZrDMdnNTp1vyEaO0u2Bpq256b9G5zq3Ew34xt2LZc_USeuf2HP2Gbm2CUth2zdbPAm-YBt9uFwuyg0q6EKSDnpAnvUQ/s1600/marioyelsa264.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><u><span style="color: #cccccc;"><span style="font-size: large;"><b><span style="font-size: xx-small;">Elsa</span><span style="color: #cccccc;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: xx-small;"> y Mario<span style="color: #cccccc;"><span style="font-size: large;">,<span style="color: #cccccc; font-size: xx-small;">investigadores<span style="color: #cccccc;"> del CINEP</span></span></span></span></span></span></span></b></span></span></u></td></tr>
</tbody></table>
</span><span style="color: cyan;"><span style="font-size: large;">El argumento es así: tres hermanos, enloquecidos de rabia,
juran acabar con la guerrilla en venganza por el secuestro y muerte de
su padre. Los tipos se arman hasta los dientes, se asocian con
narcotraficantes y lanzan una persecución brutal a todo lo que huela a
insurgencia. En la arremetida caen estudiantes, campesinos, ciudadanos
del común. Y la violencia sigue su camino, tenebrosa y descontrolada,
por lo que tendremos que esperar quién sabe cuántos capítulos más hasta
que los hermanitos se aniquilen entre sí. Es en ese momento, por obra y
gracia del libretista, que la serie “Los tres caínes” nos contará cómo
¿terminó? la pesadilla del fenómeno paramilitar en Colombia.<br />
<br />
</span></span></b></span></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: cyan;"><b><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span></div>
<span style="color: cyan;"><b><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-size: large;">
Explicar
en esos términos el nacimiento de los grupos paramilitares y la
violencia que desataron en el país, es irresponsable y muy peligroso. No
se trata, sin embargo, del único intento por mostrar esa parte de la
historia desde aquella perspectiva. En enero de este año, El Espectador
publicó un artículo titulado: “<i><a href="http://m.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-396212-una-estocada-al-mito" target="_blank">Una estocada al mito para</a></i>”. En él recoge los pormenores de una investigación sobre el tema que hizo la <i><a href="http://www.ideaspaz.org/" target="_blank">Fundación Ideas para la Paz</a></i>.
Dicha investigación concluye que, efectivamente, el fenómeno
paramilitar no se consolidó para acabar con la guerrilla; fue más bien
una estrategia de la que se valió el narcotráfico y que buscaba
adueñarse de grandes extensiones de tierra. De otra parte, los medios
masivos de comunicación, en un momento dado, también les abrieron sus
pantallas y micrófonos. Gracias a ellos los paras salieron del
anonimato. Recordemos que, a finales de los noventa, la periodista
Claudia Gurisatti del canal RCN entrevistó en exclusiva a Carlos
Castaño, jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (así se hacían
llamar los paramilitares). Esa noche, el país conoció el rostro de uno
de los actores de la guerra. Al otro día, las declaraciones de Castaño
generaron indignación, aunque no podemos desconocer que fueron
recibidas con aplausos por el sector de la sociedad que se identificaba
con la lucha antisubversiva. A partir de ahí quedó en evidencia el afán
de los paramilitares y sus benefactores por mostrar una ideología y, de
paso, ser tratados como grupo rebelde.<br />
<br />
Si bien los
paramilitares tuvieron apoyo del narcotráfico en sus comienzos, es
descabellado asegurar que esa es, exclusivamente, su génesis. De igual
manera resulta absurdo suponer que la venganza haya sido el único
combustible que movilizó a los Castaño<span style="font-size: large;">. No olvidemos que</span> empresarios, ganaderos, gentes
de la élite social contribuyeron en la creación de <span style="font-size: large;">esa</span> especie de
Golem, el inquietante "Hombre artificial" de la leyenda hebrea. Pero,
quizá, lo más indignante es el intento por desconocer o quitarle
responsabilidad al Estado en el surgimiento del grupo armado al margen
de la ley. Desde sus inicios, el paramilitarismo estuvo relacionado con
altos mandos militares quienes, por acción u omisión, jugaron un papel
fundamental a la hora de las masacres que se perpetraron en los pueblos.
Lo mismo puede decirse de los políticos y demás autoridades regionales.
Así lo corroboran en la actualidad los casos de la para política en los
que están implicados congresistas, concejales, alcaldes, gobernadores;
además de distintos fallos de Tribunales Internacionales que han
condenado a la Nación por su complicidad con los paramilitares.<br />
<br />
Dentro
de las miles de víctimas se encuentran campesinos, indígenas,
aproximadamente cuatro mil integrantes del movimiento político de
izquierda U.P (Unión Patriótica), líderes comunitarios, estudiantes,
defensores de los derechos humanos pertenecientes a diferentes ONG. De
los últimos vale la pena mencionar el asesinato de dos investigadores
del CINEP (Centro de Investigación y Educación Popular) <i><a href="http://www.verdadabierta.com/nunca-mas/229-perfiles/1765-mario-calderon-y-elsa-alvarado-investigadores-del-cinep-" target="_blank">Mario Calderón y Elsa Alvarado</a></i>.
La pareja fue acribillada un domingo de mayo de 1997 en su propio
apartamento de Chapinero en Bogotá. Un comando Paramilitar, al mejor
estilo del enlatado norteamericano “Los Magníficos”, llegó al edificio
donde vivían Mario y Elsa. Los hombres se hicieron pasar por integrantes
del CTI (Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía), subieron al
apartamento donde vivían y perpetraron el homicidio. No solo cayeron
Elsa y Mario. El padre de Elsa falleció en ese hecho y su esposa quedó
gravemente herida. En medio del terror, y presintiendo que la muerte ya
había tumbado la puerta y se aprestaba a acabar con quien encontrara a
su paso, Elsa alcanzó a meter a su bebé en un closet para salvarle la
vida. Mario Calderón se destacó por su trabajo comunitario. Dirigió el
Programa por la paz de la Compañía de Jesús en 1987 que se desarrolló en
el Alto Sinú. Más adelante creó la Asociación Reserva Natural de
Suma-Paz con el propósito de proteger el segundo páramo más grande del
mundo: el Sumapaz. ¿Podría acaso semejante atrocidad relacionarse con la
sed de venganza de los Castaño por la muerte de su padre a manos de la
guerrilla?<br />
<br />
Está comprobado, hasta ahora, que “Los
tres caínes” no tocará el espinoso tema del exterminio sistemático y
premeditado de la izquierda en Colombia, cayera el que cayera. No le
conviene a RCN, tampoco a un sector de la sociedad. Resultan
desalentadores los argumentos de los que se vale su libretista, Gustavo
Bolívar, para defender la serie. Según él, y luego de un estudio de
mercadeo, descubrieron que eso es lo que queríamos ver los colombianos.
Quizá se refería a un relato lleno de estereotipos y lugares comunes, en
el que los guerrilleros se dejan crecer la barba y lucen desgreñados;
igual que los estudiantes de Sociología de la Universidad de Antioquia,
cuyas mochilas y sus asomos de barba de tres días los delatan como
milicianos de la guerrilla en Medellín. Los Castaño, entre tanto, son
fiel reflejo de una familia unida que gira alrededor de la madre y en la
que sobresale el machismo de los hijos. Los tres hermanos deciden el
destino de propios y extraños. Y mientras se entrenan vigorosamente en
las artes de la guerra, les queda tiempo, inclusive, para traicionarse y
ponerse los cachos entre ellos. En la otra orilla, finalmente,
permanecen- y permanecerán- en el olvido y el anonimato las víctimas,
verdaderas protagonistas de una historia que aún no acaba y de la que
falta mucho por contar.</span></span></b></span><br />
<span style="background-color: black;"><span style="color: #cccccc;"><span style="font-size: large;"><b></b></span></span></span>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-4287805460299419022013-01-27T19:35:00.001-08:002013-04-28T08:06:30.325-07:00El pianista de la misa de seis<br />
<div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8LsLWKbqFwKuAsI2Phx2vvFdGD253ZxQI47u_tYlcSA6d4085miZfo1w1vTZndsYqtairnvjYWX4cT1pmkvu6GF3e8RsN87g5ljgOq3qjxvYiQZgXYfgmC2xqa0-UprO9dN8KFg/s1600/piano.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8LsLWKbqFwKuAsI2Phx2vvFdGD253ZxQI47u_tYlcSA6d4085miZfo1w1vTZndsYqtairnvjYWX4cT1pmkvu6GF3e8RsN87g5ljgOq3qjxvYiQZgXYfgmC2xqa0-UprO9dN8KFg/s400/piano.jpg" width="400" /></a><span class="photo "></span><span style="color: #d9ead3;"><span style="font-size: large;">Un
año se pasa rapidísimo, eso no es ningún descubrimiento; pero, aunque
el tiempo todo lo cura, las misas que se celebran por los muertos son
como esos viejos casetes que se rebobinaban -a veces manualmente con
el dedo o un lápiz- y que devolvían a la fuerza las grabaciones que
dejábamos atrás. Así llegan los recuerdos, a la fuerza; sobre todo
cuando el sacerdote dice: “Ofrecemos esta santa eucaristía por el eterno
descanso de …”. En ese momento, la sonrisa de familiares y amigos se
ensombrece por el dolor agazapado, silencioso, y los ojos se encharcan
después de la inevitable llovizna de nostalgia.</span></span><br />
<br />
<span style="color: #d9ead3;"><span style="font-size: large;">La mamá de
una vecina murió, precisamente, hace un año. A mi amiga (una de sus
hijas) se le ocurrió que la celebración debía hacerse en la capilla
contigua a la iglesia de la Parroquia Santa Francisca Romana. Desafiando
las leyes de la lógica- y hasta de la física, digo yo- repartió durante
la semana invitaciones a granel, por lo que aparecimos más de 80
personas en un recinto que, a duras penas, recibe 40. Me eligieron
democráticamente para hacer acto de presencia en representación de mi
familia. Puesto que yo era el único candidato y estaba en desventaja,
es como si hubiera votado en blanco. Entonces terminé apretujado en la
puerta de la capilla.</span></span><br />
<br />
<span style="color: #d9ead3;"><span style="font-size: large;">Al comenzar la ceremonia, ni corto
ni perezoso y a pesar del frío, me senté en las escaleras del atrio de la iglesia. Desde
ahí alcanzaba a oír las palabras del párroco, las respuestas de los
feligreses y, en general, el desarrollo de esa puesta en escena de la
fe. Me llamó la atención, eso sí, el músico. A diferencia de muchos de los
organistas de esas misas, cuyas voces son, generalmente, gangosas,
nasales y que al cantar parece que lo hicieran en jerigonza, la
vocalización de este, clara y perfecta, le ganaba la competencia al coro
improvisado de los fieles que, tímidamente, se elevaba sin mucha
afinación que digamos. Además, su ejecución del teclado no generaba ese
eco apagado, triste y melancólico; por el contrario, variaba en unos
arreglos que iban del pop al jazz. Sin duda un gran intérprete. Sonaba
tan bien que se me olvidó el frío.</span></span><br />
<br />
<span style="color: #d9ead3;"><span style="font-size: large;">Luego de la bendición,
mi amiga tomó el micrófono y agradeció a los asistentes. Enseguida,
dijo: “Agradezco, especialmente, al Maestro Cristian Vega que nos regaló
esas maravillosas canciones”. Me paré rápido, me abrí paso y entre a
la capilla. La verdad que se trataba de un pianista de lujo. Hace años
no sabía de él, un músico al que Pacheco llamaba el “Niño Genio” porque,
a sus 21 años, dirigía la orquesta del conocido programa de concurso
“Compre la orquesta”. Cada vez que algún participante daba con el
instrumento que llevaba la melodía (por ejemplo el clarinete), Pacheco
decía: “Hágame el favor, Maestro. Que suene el clarinete y toda la
orquesta a nombre de La abejita Conavi”. Al frente del piano Cristian
Vega, el “Niño Genio”, sonreía, levantaba un brazo, daba la señal- un,
do, tre- y empezaban a tocar.</span></span><br />
<br />
<span style="color: #d9ead3;"><span style="font-size: large;">Interpretó el último tema
igual que los demás. Concentrado, moviendo el cuerpo al ritmo de la
melodía. Varias personas nos acercamos y rodeamos al maestro. Al
terminar nos miró, sonrió y se paró. Mientras guardaba atril y teclado,
lo saludé. Le dije que lo admiraba muchísimo y que disfruté su
presentación. El Maestro volvió a sonreír y contestó: - “Cuánto me
alegra. Pero usted no se imagina. Viene el cura y me dice que si no era
mejor que subiera al segundo piso y tocara desde allí. ¿Qué tal que le
hubiera hecho caso? Con el beriberi que tengo terminaría en las bancas
del primer piso”. Me guiñó un ojo y no dejó de sonreír. Luego comprendí a
qué se refería. Cristian Vega no podía quedarse quieto. Parecía uno de
esos muñecos inflables a los que se les pega y nunca se caen, así uno
vea que están a punto de irse al suelo. “Es que, hermano, después de
un accidente en el que me quitaron parte del cerebelo, antes es mucha
gracia que esté vivo”. Lo ayudé a guardar el teclado e insistí en
cargárselo, a lo que respondió: “No hombre, déjemelo que me sirve de
bastón”.</span></span><br />
<br />
<span style="color: #d9ead3;"><span style="font-size: large;">En los años ochenta de aquel programa, el Maestro
estuvo muy cerca de la fama. Tanto que cometió excesos que lo dejaron
al borde de la muerte en el 2003. Salió de un coma y vinieron tiempos de
incertidumbre. Tuvo que volver a aprender a caminar, a hablar, a hacer
las cosas más sencillas. Poco a poco se levantó, retomó la música y se
dio cuenta de que todavía tenía mucho camino por delante. Daba gusto
encontrarlo así, renovado, alegre y con buen sentido del humor. A pesar
de que ahora no le dan trabajo en televisión porque, según él, “Ya no me
contratan en ningún canal. No les sirvo así, viejo y enfermo”.
Decidió, en vista de que se le cerraron las puertas, independizarse a
medida que se recuperaba. Se acostumbró a manejar la pérdida del
equilibrio que logró compensar con ese talento que mantiene intacto.
Seguramente ya cruzó los cincuenta años; la sonrisa, sin embargo, es
muestra de una juventud inquieta e indomable.</span></span><br />
<br />
<span style="color: #d9ead3;"><span style="font-size: large;">Me ofrecí a
acompañarlo a parar un taxi. Cuando íbamos caminando notó mi cojera en
la pierna derecha. Puso su mano en mi hombro y, cagado de la risa, me
dijo: “Quedamos igualitos a un cigüeñal”, y nos fuimos a buscar el
bendito taxi. Él, con su bastón musical; yo, sintiéndome privilegiado de
estar al lado de un tipo que me hizo comprender que los ángeles caídos
son un mito, no existen. Se los inventaron aquellos oportunistas que
pretenden salvarse a punta de pecar, rezar y empatar.</span></span><br />
<br />
<br />
<br />
<span class="photo "><br /></span></div>
<br />
<div class="noteFeedback">
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<a href="http://www.safecreative.org/work/1108089822304" rel="cc:license" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#"><img alt="Safe Creative #1108089822304" src="http://resources.safecreative.org/work/1108089822304/label/standard-72" style="border: 0;" /></a>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-33732111583830067872013-01-02T21:41:00.002-08:002013-01-03T07:14:50.742-08:00Mis notas publicadas en Pergamino- Argentina<span style="color: #eeeeee;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="font-size: large;">Los invito a leer las notas que, desde hace más de un mes, me publican el semanario "El ciudadano"(edición impresa) y elpergaminense.com, ambos de Pergamino- Argentina. Agradezco al director, Matías Culell, quien me abrió las puertas de sus medios informativos<span style="font-size: large;">; y</span> a mi Chelly que, con su amor y confianza, logró que eso sucediera. Dar click en los títulos de cada nota. Fotos tomadas de <a href="http://www.elpergaminense.com/index.php" target="_blank">elpergaminense.com</a></span><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php" target="_blank"><br /></a></b></span></span></span><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPeXPo3llIRmIWsydl4X6IXZD7uLkqOcvLyQNqvTIKnQkV-G2HnRBIOtDh_gAA3MKC9q08aog5KFocjCgpWbvvzTYPeR4jdkdFkeChYgrF5fMt79Wm9xpe-V83tUny9f6KnvCFYg/s1600/farc.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="142" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPeXPo3llIRmIWsydl4X6IXZD7uLkqOcvLyQNqvTIKnQkV-G2HnRBIOtDh_gAA3MKC9q08aog5KFocjCgpWbvvzTYPeR4jdkdFkeChYgrF5fMt79Wm9xpe-V83tUny9f6KnvCFYg/s200/farc.jpg" width="200" /></a></div>
<span style="color: #f3f3f3;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=30&articulo_id=8757" target="_blank">La apuesta por la paz en medio del conflicto colombiano </a></span></span><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgN9XLns0IsIR3dTdH3_VRovpDEoSZcjPdSyhyphenhyphenG-Fkn40Gl8gpps1UQJZpisbPy-0IF0zkEMM5yVP3PhzwY5_OPo9hWAwiK_bhQqOs1j9iUs1nYHwKUnEVbEGrq4N4hRAvsZFRLMg/s1600/besos12.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="143" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgN9XLns0IsIR3dTdH3_VRovpDEoSZcjPdSyhyphenhyphenG-Fkn40Gl8gpps1UQJZpisbPy-0IF0zkEMM5yVP3PhzwY5_OPo9hWAwiK_bhQqOs1j9iUs1nYHwKUnEVbEGrq4N4hRAvsZFRLMg/s200/besos12.jpg" width="200" /></a> </div>
<span style="background-color: black;"><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=20&articulo_id=8836" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"></span></span></a></span></span><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"> </span></span><span style="color: #eeeeee;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=20&articulo_id=8836" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Matrimonio homosexual y un polémico debate en el Congreso de Colombia</span></a></span><br />
<img height="15" src="http://www.elpergaminense.com/imagenes/color_transparente.gif" width="1" /><br />
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<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><br /></span></span>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUqNXtz2MdnjPgenPjLrExVwiM2wP3FCw3-zRetY0esLbKiX3FIvaiW2FmhuIxSk06uSp3qwno7LqpJTTihtE0S-oB6FfY7K9zrwMGYbgjtKJQu1iqWY6ZYBRddiKF8oUHNH-XZg/s1600/regge_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="112" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUqNXtz2MdnjPgenPjLrExVwiM2wP3FCw3-zRetY0esLbKiX3FIvaiW2FmhuIxSk06uSp3qwno7LqpJTTihtE0S-oB6FfY7K9zrwMGYbgjtKJQu1iqWY6ZYBRddiKF8oUHNH-XZg/s200/regge_copia.jpg" width="200" /></a></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span style="color: black;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&paginado_desde=10&articulo_id=8908" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">La culpa no es solamente del reggaetón</span></a></span> </span></span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiufm0vJ4hq_BNFPU9ISRpAfwDgzvXxx02IZAn3tPNcTQTMHgkVB0CNrmIAd3HqH9NWLyHEVSLXj6hRgqVswlKkhr52JQ7BnFGOROE66Fs-8ez3wt-8pja5Hiw7ihKmMPhVp_RATg/s1600/nins_copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiufm0vJ4hq_BNFPU9ISRpAfwDgzvXxx02IZAn3tPNcTQTMHgkVB0CNrmIAd3HqH9NWLyHEVSLXj6hRgqVswlKkhr52JQ7BnFGOROE66Fs-8ez3wt-8pja5Hiw7ihKmMPhVp_RATg/s200/nins_copia.jpg" width="200" /></a></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1401&paginado_desde=20&articulo_id=8960" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Entre el miedo y la supervivencia</span></a></span> </span></span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhggGKv-T2k8RWoFmBkeED4uqYidDHCQLdxqbDIAaokEYu-UBp6ce6vH01uIHj9dz-gNLqDz84z4TTXtkWyby23oze8yAYMTFSbUoIqZ5XduOpQg0Dsf2cZIjIh_QnE06wu6B2FSQ/s1600/policia_fonteriza.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhggGKv-T2k8RWoFmBkeED4uqYidDHCQLdxqbDIAaokEYu-UBp6ce6vH01uIHj9dz-gNLqDz84z4TTXtkWyby23oze8yAYMTFSbUoIqZ5XduOpQg0Dsf2cZIjIh_QnE06wu6B2FSQ/s200/policia_fonteriza.jpg" width="200" /></a></div>
<span class="titulo1" id="titulo" style="color: #00447e; font-size: 20px; font-weight: bold;"><span style="color: cyan;"><a href="http://www.elpergaminense.com/index.php?seccion_generica_id=1404&articulo_id=9011" target="_blank"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;"><span class="titulo1" id="titulo" style="font-size: 20px; font-weight: bold;">Contradicciones de una lucha</span> </span></a></span> </span>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-33214381910604997662012-12-20T13:32:00.004-08:002012-12-20T21:42:04.631-08:00A pocas horas de bajar el telón<span style="color: #eeeeee;"><b><span style="font-family: "Helvetica Neue",Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"></span></span></b></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgg2klJnV5iUTGTyQAB8nErmOrBBEpc-89VAbGh8tZaOsGdAm5-ubSbFnEnto9myVAxv-ipWMY4_H-1zxj_Pgd2Ef_MrBfFme91Rvgb62m0b8xVg-3LzT00X_zJ2fskBt-zLTgcmA/s1600/fin-del-mundo-3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgg2klJnV5iUTGTyQAB8nErmOrBBEpc-89VAbGh8tZaOsGdAm5-ubSbFnEnto9myVAxv-ipWMY4_H-1zxj_Pgd2Ef_MrBfFme91Rvgb62m0b8xVg-3LzT00X_zJ2fskBt-zLTgcmA/s400/fin-del-mundo-3.jpg" width="400" /></a><b><span style="color: #cccccc;"><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-size: large;">El 6 de junio de 1996, a las seis de la mañana, papá se levantó
y abrió la puerta; desconfiado, miró para ambos lados. Enseguida se
echó la bendición, cerró y se acostó otra vez. Eso lo supe porque mamá
me lo contó aquel día mientras desayunábamos. Entonces recordé la fila,
cada vez más grande, que se formaba en la Parroquia antes de esa
fecha. Todos querían bautizarse (especialmente los niños, aunque también
los adultos que no lo habían hecho y se sentían en una especie de
limbo) puesto que, de acuerdo a cierta profecía, ese era el terrorífico
año que coincidía con el número del diablo: 666. El Padre Pacheco
-Párroco de la Santa Francisca Romana por esa época- no se dejaba
amilanar y devolvía a sus casas a los paranoicos fieles: “No va a pasar
nada. Programé bautizos únicamente los sábados. Menos los voy a hacer
entre semana por supersticiones tan pendejas. ”.
</span></span></span></b></div>
<span style="color: #cccccc;"><b><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-size: large;"><br />
Si no nació el anticristo en esa oportunidad, tuvo que ser tres años
después con el cambio de milenio. En ese entonces trabajaba en el
despacho y recibo de correspondencia en una entidad financiera en
liquidación. Todavía no se había popularizado internet; pocos hogares
tenían la posibilidad de conectarse, pero la red ya era indispensable en
el sistema bancario, el comercio, la salud, la educación. La tarde del
31 de diciembre de 1999 el ambiente no era de fiesta precisamente. A
todos nos ordenaron hacer copias de nuestros archivos de computador. El
Liquidador y sus colaboradores más cercanos se reunieron de emergencia.
Preparaban los últimos detalles para evitar el caos. Tenía que ver con
la hora de cada aparato. Según los entendidos, no todos los computadores
reconocerían, así como así, los nuevos dígitos que correspondían al
año 2000 en sus relojes internos. Eso significaba que, de no tomarse las
medidas necesarias, podía generarse una hecatombe informática a nivel
mundial y los datos se perderían. Nada sucedió, finalmente. Llegamos
victoriosos al siglo XXI máquinas y seres humanos. Y si falló mi
sistema no fue por la catástrofe anunciada. Juro que hice lo que me
pidieron. A medida que copiaba los archivos en el diskette los borraba
de mi PC (¿Para qué mantenerlos ahí?, dictaba mi lógica). El 2 de enero
regresé a mi trabajo. Me tomé el primer café del día, luego prendí el
computador e introduje la copia para organizar mi jornada. Casi me da un
infarto: no encontré nada, estaba absolutamente vacío. Sudé frío. Una
que otra lágrima ya se insinuaba producto de la desesperación. Me salvó,
a los pocos minutos, la llamada del director de la oficina de Cali:
“Carlos, me llegó en la correspondencia un diskette de archivos con
memorandos, comunicaciones, peticiones, tutelas, registros de pagarés.
¿Qué se supone que debo hacer con eso?”<br />
<br />
Ya pasaron cuarenta y tres de mis agostos y no ocurrió el vaticinio
del cura bogotano Francisco Margallo y Duquesne quien, en 1827, elevó
una advertencia que aún resuena, inclusive <span style="font-size: large;">en</span> los que
no l<span style="font-size: large;">a <span style="font-size: large;">o<span style="font-size: large;">ímos</span></span></span>: “El 31 de agosto de un año que no diré, sucesivos
terremotos destruirán a Santafé”. Por eso, cada vez que en el 31 de
dicho mes de vientos y cometas el cielo se ve azul -acompañado
de una que otra nube blanca parecida al algodón- papá me dice: “Mijo, el
cielo está para un temblor. Póngale la firma”. Lo mismo ocurrió, hasta
ahora, con los famosos tres días de absoluta oscuridad (los cuales
atormentaron siempre a mamá y no la dejaban en paz) que jamás se
presentaron. Mi viejita murió con la certeza de esa noche prolongada y
misteriosa. De ahí que guardara en un cajón decenas de cirios pascuales,
únicos capaces de iluminar al mundo en medio de las tinieblas.<br />
<br />
El miedo es colectivo, no me queda la menor duda. No solo debido a la
interpretación de la profecía maya que le pone punto final a nuestros
días mañana 21 de diciembre. Hace rato familias enteras se alejaron de
las ciudades y viven en el campo o en las montañas, desconectadas de
cualquier artefacto tecnológico. Alrededor del mundo hay grupos que se
hacen llamar “Preppers” (“Preparacionistas”) que se dedicaron a
almacenar alimentos, medicinas, armas y trajes especiales que los
protejan de un ataque bacteriológico. Su consigna es sobrevivir a la
anarquía que, seguramente, se desatará después de la caída del sistema
financiero, la guerra o alguna catástrofe natural. También están los
que se esconden en refugios subterráneos, tal vez con la intención de
acercarse al calor y seguridad que nos da una madre, en este caso, la
madre tierra. <br />
<br />
Lo que veo con tristeza y preocupación es que la mayoría de aquellas
personas buscan su salvación individual y, acaso, las de sus familias.
No les importa el resto. En ese sentido, el otro se convierte en alguien
que produce desconfianza, un enemigo y rival del que hay que cuidarse.
Ni siquiera en las supuestas últimas horas de este planeta se despertó <span style="font-size: large;">una</span> conciencia colectiva capaz de reunirnos en torno a un objetivo
común. Se acaba una era. Creo, sin embargo, que el final lo vivimos día
a día desde que nos negamos la posibilidad de dar y recibir un abrazo;
además de perder la capacidad de soñar.</span></span></b></span><br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<span style="color: yellow;"><b><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: x-small;">(Imagen tomada de<span style="font-size: x-small;"> </span></span></span></span><span style="font-size: x-small;">http://www.estereofonica.com/dos-especiales-daran-a-conocer-la-verdad-sobre-el-fin-del-mundo-por-history/r)</span></b></span></div>
<b></b><span style="color: #cccccc;"><b><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></span>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-80359023711915127492012-09-25T14:49:00.003-07:002013-01-29T13:55:23.881-08:00Fugaz retrato urbano<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFCTLT7s59hGIS1guA0GEmLtsBHrueQIoCop9S2QF4krty2YLcJOMGPKi_NNLeFYBBT8VKo4rXdOpKditHNIKdD_lqjs-i7yEKK39TOjW3nhjiS0b_zLix3I2C7CXlW8OhZAt8IQ/s1600/%C3%91ero.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFCTLT7s59hGIS1guA0GEmLtsBHrueQIoCop9S2QF4krty2YLcJOMGPKi_NNLeFYBBT8VKo4rXdOpKditHNIKdD_lqjs-i7yEKK39TOjW3nhjiS0b_zLix3I2C7CXlW8OhZAt8IQ/s320/%C3%91ero.jpg" width="320" /><span class="fbPhotosPhotoCaption" id="fbPhotoSnowliftCaption" tabindex="0"><span class="hasCaption"> </span></span></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<h4 class="separator" style="clear: both; text-align: right;">
<span style="color: #f9cb9c;"><span style="font-weight: normal;"><i><span style="font-size: xx-small;"><span class="fbPhotosPhotoCaption" id="fbPhotoSnowliftCaption" tabindex="0"><span class="hasCaption">Imagen tomada de <a href="http://www.davidosoriophotos.com/wp-content/uploads/2010/07/DSC_5970.jpg" rel="nofollow nofollow" target="_blank">http://<wbr></wbr><span class="word_break"></span>www.davidosoriophotos.com/<wbr></wbr><span class="word_break"></span>wp-content/uploads/2010/07/<wbr></wbr><span class="word_break"></span>DSC_5970.jpg</a></span></span></span></i></span></span></h4>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span style="font-size: large;"><span style="color: #cccccc;"><b><span class="hasCaption">Lo
llaman despectivamente "Ñero" o "Desechable". Cuando la gente lo ve
acercarse cambia de acera por miedo a que la atraquen o por físico asco.
Para calmar el hambre, o escapar de esa realidad que lo discrimina,
fuma bazuco, marihuana o mete pegante Bóxer por la boca. No lo saludan,
nadie le sonríe. Recibe en cambio, día a día, el odio de una sociedad
que lo rechaza y condena sin contemplaciones.</span></b><b>"Trabaje,
hijueputa"... "Lárguese, malparido"... "Es que deberían matarlos a
todos". Por eso tiene que endurecer su piel sucia, gastada y ponerse una
coraza en el alma; no vaya a ser que en la próxima esquina alguna
persona de bien le perfore el estómago a punta de balazos. También mira
con recelo y aprendió a ir a la ofensiva: "Hijueputa su madre que lo
tiene tan gordito", responde el "Ñero" antes de irse caminando
lentamente hacia cualquier calle. Pero, a veces, sonríe o, espectáculo
maravilloso, se caga de la risa. </b></span></span><br />
<br />
<div class="text_exposed_show">
</div>
<div class="text_exposed_show">
<span style="color: #cccccc;"><span style="font-size: large;"><b>Lo recuerdo perfectamente hace años, un
día que iba a la biblioteca Virgilio Barco. Venían arrastrando una
carreta llena de basura. Eran dos. Uno más viejo que el otro. Cinco
perros callejeros los acompañaban. De pronto, al pasar a mi lado, uno
sacó un arma, me apuntó y disparó. La pistola era grandota, azul y de
plástico. El chorro de agua me pegó en todo el pecho, entonces el
"delincuente" gritó: "Oiga, güevón: ¿cierto que con esta mierda podemos
robar un banco?"... Yo simplemente sonreí y seguí mi camino, mientras
perros y dueños se alejaban felices de haberme jugado una pequeña broma
en esa avenida solitaria de Bogotá.</b></span></span></div>
<a href="http://www.safecreative.org/work/1108089822304" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" rel="cc:license"><img src="http://resources.safecreative.org/work/1108089822304/label/standard-72" style="border:0;" alt="Safe Creative #1108089822304"/></a>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-49302751835431228612012-09-09T17:33:00.002-07:002013-01-29T13:58:00.964-08:00La felicidad tecla a tecla<div class="mbl notesBlogText clearfix">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"></span></span></b></span><br />
<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhluWbBTYoqnaI-FY-FSUDj_f0trc551kI8o4xb4anBw-c4NRLWfB1Xt95zEJlodECzDbLoE2PjVBl9M0MMPKOB4jvGf0xPoPzZE5HOmYaWquYkk4ecSxjXg8jvO41SlFS8dflikw/s1600/9119_1230591201646_4767830_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhluWbBTYoqnaI-FY-FSUDj_f0trc551kI8o4xb4anBw-c4NRLWfB1Xt95zEJlodECzDbLoE2PjVBl9M0MMPKOB4jvGf0xPoPzZE5HOmYaWquYkk4ecSxjXg8jvO41SlFS8dflikw/s320/9119_1230591201646_4767830_n.jpg" width="320" /></a></span></span></b></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">Por muchos años
hubo dos reinas en la casa: mi mamá y su máquina de escribir. En tiempos
en los que el computador era una referencia de países desarrollados, y
la presentación de trabajos escritos se convirtió en un requisito
ineludible para graduarse o lograr un ascenso, el aparato representó la
principal fuente de ingresos familiar. Mamá, experta mecanógrafa, tenía
ya sus clientes. Y dado que papá estaba sin empleo, entonces decidieron
trabajar juntos. Así nos sacaron adelante, mientras mi hermana y yo
estudiábamos o nos dedicábamos a ser niños sin que nos faltara nada.</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"> Prácticamente
todas las noches se desataba una especie de aguacero. El sonido de las
teclas al escribir, lento y pausado, de pronto arreciaba con la fuerza
de una granizada y, posteriormente, bajaba de intensidad. Mamá posaba
sus dedos sobre las letras y, sin mirar, las ejecutaba con la
agilidad de una pianista. Solamente le ponía cuidado a la letanía que se
desgajaba de la boca de papá, quien le dictaba lo más claramente
posible.</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">…<i>" Porque mientras creímos que contábamos con
la Filosofía; mientras asumimos a la Razón, no como un Instrumento sino
como El Fundamento del Ser…”</i></span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">…<i>”Cien años de soledad es sin dudas un clásico ya consagrado de la literatura Latinoamérica</i>…”</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">... “<i>El ser humano es la especie animal, mentalmente, más evolucionada que hay en el planeta</i>…”</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">-“Ay,
la cagué... ¡No mija, no escriba la cagué. Es que le dicté mal!”…
–“Carlos, hágame el favor y se concentra. Me hizo dañar la hoja”- …. –
“Perdón, mija. Estoy cansado. Tomémonos un tintico”-</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"> Entre
tinto y cigarrillo se iban las horas, los silencios, las palabras. Por
la ventana abierta de mi cuarto, que daba a la calle, salía el murmullo
de la jornada nocturna. En la esquina de esa cuadra de Los Alcázares
alcanzaba a escucharse el teclear de la máquina y la voz de papá. En
aquellas ocasiones cambiábamos de habitación. Yo subía, me pasaba a la de
ellos y me sumergía en el sueño, arrullado por ese eco que se apagaba
poco a poco. Más adelante papá adquirió la destreza necesaria y empezó a
ayudarle a escribir. A pesar de eso jamás pudo hacerlo sin mirar la
máquina. Los dedos de mamá se deformaron paulatinamente por culpa de una
espantosa artritis degenerativa. De todas maneras, siempre hizo el
esfuerzo de no abandonar a papá en esa labor de complicidad y amor que
tanto los unió.</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"> Transcribir trabajos resultó un buen
negocio, aun así no faltaban los problemas. Cuando la máquina eléctrica
sonaba igual que un carro recalentado a punto de vararse, mi mamá corría
a buscar al señor Patiño que vivía a tres casas de la nuestra. Él se
encargaba de revisarla, diagnosticar el daño, repararlo o, en el peor de
los casos, hacerle algún remiendo provisional, no sin antes advertirle
que ya era hora de comprar una nueva y botar a la basura ese chéchere.
Afortunadamente, los arreglos del señor Patiño fueron providenciales y
nunca tuvieron que llegar a tal extremo. Sólo la reemplazaron el día que
la mejor amiga de mamá le envió una de regalo desde los Estados Unidos.</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">La
casa se llenaba de gente cargada de libros, fotocopias y el borrador de
sus investigaciones. Jóvenes, en su mayoría, se tomaban la sala, el
comedor y hasta el jardín, al tiempo que corregían una y otra vez sus
apuntes antes de pasárselos a mamá. De todos esos grupos, uno me llamaba
la atención. La vecina de enfrente también se dedicaba al oficio y, de
vez en cuando, le enviaba clientes a mamá. Gracias a ella aparecieron
unos hombres con uniformes de color verde; hombres que encontraba algunas veces en la calle requisando a los transeúntes y pidiendo papeles.
Claro que estos se veían más importantes: sus pechos mostraban decenas
de insignias desconocidas para mí. Además parecía que se bañaban en
colonia, puesto que dejaban en el ambiente un fuerte y penetrante olor que nos
mareaba. Papá me contó que eran militares que pertenecían a las cuatro
armas y que venían a que les pasaran sus trabajos de ascenso. De un
momento a otro, la casa se transformó en una réplica de la Escuela
Militar. Gritos, órdenes, zapatos brillantes que servían de espejo,
armas, escoltas.</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">Uno de esos tantos días, papá y mamá
atendían a un militar que les explicaba, minuciosamente, cómo debía
quedar el trabajo. Saludé respetuosamente y le pregunté a mamá:</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">- “¿Má, puedo salir al parque a jugar un rato?”</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">Esperé
la respuesta. En ese momento, sin embargo, las palabras del militar se
le adelantaron a mamá y, dirigiéndome una mirada reprobatoria, me dijo:</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">-“Muchachito. Repítame que no escuché bien ¿Cómo dijo?”</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">Me quedé callado. No comprendía lo que quería decirme. Entonces repetí:</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">-“Dije: ¿Má, puedo salir al parque a jugar un rato?”</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">Y sin permitir que terminara de hablar, el militar me respondió con su vozarrón aterrador:</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">“- ¿Cómo así que Má. Es que su papá está pintado o qué? No se le olvide quién es el jefe del hogar”.</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">Otra
vez me quedé callado. Busqué en la mirada de mamá un refugio, pero ella
leía los papeles que le entregó el militar. Fue papá el que rompió el
silencio. Se paró, puso su mano en mi hombro y me dijo:</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">-“Mijo,
usted sabe que entre su mamá y yo no hay jerarquías ni rangos. Hágale
caso a ella”. Se excusó y salió a comprar cigarrillos. Yo también me
fui, luego de que mamá me diera permiso. No me despedí del militar,
tampoco lo volví a ver después.</span></span></b></span><br />
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></span>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">De la misma manera en que
llegaron los militares desaparecieron sin anunciarse; al igual que los
cientos de estudiantes que, año tras año, traían sus trabajos. El
computador desbancó, definitivamente, a las máquinas de escribir. No
volvieron a amontonarse las resmas de papel blanco en el escritorio. El
libro de las normas ICONTEC de esa época es hoy un documento obsoleto de
mera referencia. El olor del corrector dio paso al impersonal delete,
característico de los sistemas operativos de computación. La pantalla
desplazó la danza de las teclas encima de las hojas. Ni siquiera fui
capaz de aprender a escribir como lo hacía mamá. Ahora “chuzografeo”
penosamente estas palabras con los dedos índices de las dos manos, sin
ser capaz de utilizar los restantes aunque sea para poner las comas.
Eso sí, todavía mi cuarto vibra al recordar el sonido de ese aguacero
nocturno; aguacero que fue, ante todo, el ejemplo de un equipo de igual a
igual conformado por mamá y papá.</span></span></b></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: large;">
</span></span></b></span></div>
<a href="http://www.safecreative.org/work/1108089822304" rel="cc:license" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#"><img alt="Safe Creative #1108089822304" src="http://resources.safecreative.org/work/1108089822304/label/standard-72" style="border: 0;" /></a>
Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-23196123826252116462012-07-23T16:15:00.000-07:002012-07-27T11:18:41.377-07:00Lágrimas para ganar una guerra<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<br /></div>
<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<br /></div>
<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifQI-0I9gPxFhNvgdFQmT1ja_P0OAbG8SPizuedwN60UWxCVQg6LiL3JUcL1urA2N5wFLsofMaB3Oyew4aIBKwkY5IAKtiwqqoUtmvONlZGu1OmlzKE3_AqCRtfXrveoulEJDAtQ/s1600/Resistencia.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifQI-0I9gPxFhNvgdFQmT1ja_P0OAbG8SPizuedwN60UWxCVQg6LiL3JUcL1urA2N5wFLsofMaB3Oyew4aIBKwkY5IAKtiwqqoUtmvONlZGu1OmlzKE3_AqCRtfXrveoulEJDAtQ/s1600/Resistencia.jpg" /></a><b><span style="font-size: large;">La iluminación no vino del cielo o de alguna de las </span></b><b><span style="font-size: large;">tantas profecías
que anuncian el final de una era; tampoco de un análisis concienzudo
sobre las causas del conflicto que, necesariamente, ligan pasado,
presente y futuro; muchísimo menos del reconocimiento a la diversidad
étnica y cultural que entreteje la trama de nuestra razón de ser como
colombianos. No. La iluminación apareció, de repente, en las imágenes
que inundaron aquella mañana millones de pantallas de televisión y de
computador. </span></b></div>
<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<br /></div>
<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<b><span style="font-size: large;">Se conocía el ultimátum que le dieron los
indígenas del Cauca al ejército en la víspera al decir, palabras más
palabas menos, “tienen plazo hasta las doce de la noche para desalojar
nuestro territorio. Si no se van los sacamos”. Además, durante la
semana, ya se habían enfrentado con los soldados. Lejos de ser un rumor,
el anuncio de los jefes del resguardo del Cauca era para tomarlo al pie
de la letra. La respuesta del Gobierno quiso mostrarse contundente. La
fuerza pública no cedería un milímetro del territorio colombiano. Ni más
faltaba que tuvieran que pedir permiso para actuar. aseguró. Sin
embargo, extrañamente, no reforzó la seguridad del área de operaciones y
dejó el mismo número de soldados protegiéndola. Entonces, el día y hora
señalados, la advertencia no se quedó en el aire, se materializó y
sucedió lo inevitable. Cerca de mil indígenas (hombres, ancianos,
mujeres, niños, muchos de ellos armados con sus bastones de mando y
otros con machetes) llegaron al cerro Berlín del municipio de Toribío en
el departamento del Cauca- donde se encontraba la base militar-
dispuestos a cumplir su palabra. Pudo ser peor. Los soldados dispararon
al aire en medio de los ánimos exaltados. Algunos militares fueron
arrastrados por la comunidad ante su negativa de salir del cerro. Otros
empujados por los indígenas quienes, ayudados por sus bastones de
mando, hicieron una especie de cerco que redujo la movilidad de la
tropa. Luego de semejante forcejeo, los militares se replegaron y
empezaron a bajar lentamente de aquel terreno controlado ahora por la
autoridad ancestral. Y mientras ellos caminaban llevando a cuestas
morrales, armamento y equipos de comunicaciones, sucedió algo
inesperado. De pronto, la única cámara que registraba los
acontecimientos, se enfocó en la expresión de impotencia, rabia y
desolación de uno de los vencidos. Mezcladas con las gotas de sudor que
bañaban su rostro y reforzando el dramatismo de la suciedad producto
del combate, gruesas lágrimas escurrían de sus ojos. Finalmente el
soldado no aguantó más y sentenció- llorando aunque sin que se le
quebrar la voz-: “Esto es muy humillante. Así no se trata a un
colombiano”.</span></b></div>
<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<br /></div>
<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<b><span style="font-size: large;">Nuestra sociedad, machista, excluyente y
clasista, educa a los niños para que no lloren. "Las que lloran son las
niñas", nos dicen padres y madres si tenemos que afrontar circunstancias
difíciles. Pero si aquella muestra de sensibilidad, reservada como ya
anotamos sólo a las mujeres, aflora en alguien que representa la fuerza,
el pundonor y la valentía, es altamente probable que el público se
conmueva. De ahí que las lágrimas del soldado hayan sido usufructuadas
por los medios masivos de comunicación que generaron en la audiencia un
sentimiento de indignación, cuyo único propósito fue el de rodear a las
fuerzas militares. Y lograron su objetivo. Hollywood se les quedó en
pañales. Resultó más eficaz que las espantosas cifras de todos los
muertos y desplazados de la guerra. En un abrir y cerrar de ojos los
indígenas se convirtieron en terroristas y empezaron a circular en las
redes sociales fotos en las que aparecen nativos portando bombas,
fusiles e, inclusive, corriendo al lado de guerrilleros. De la nada, la
voz disidente del OPIC (Organización de Pueblos Indígenas del Cauca,
impulsada por el gobierno de Álvaro Uribe) declaró, a los cuatro
vientos, que ellos son los verdaderos y perseguidos líderes indígenas.
La prensa, hablada y escrita, tomó partido sin pudor alguno y varios
directores de noticieros le hicieron la encerrona a los nuevos enemigos
en entrevistas que parecían más interrogatorios. Comentarios en los
muros de facebook, twitter o blogs, formaron una peligrosa bola de nieve
que llevaba consigo desde arengas que pedían la renuncia de Santos,
pasando por la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente que
salvara al país del desmadre, hasta la “amable” exhortación a los
soldados para que cogieran a bala a los revoltosos.No faltó el que, en
el colmo de la exitación, reclamara que subiera al poder un militar con
los pantalones bien puestos que ordenara la casa. En fin,
manisfestaciones destempladas consecuencia de la manipulación ejercida
por el poder mediático que no posibilita reflexiones.</span></b></div>
<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<br /></div>
<div style="color: #f9cb9c; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<b><span style="font-size: large;">Desde
ese instante no dejan de perseguirme ciertas inquietudes. Si en la
mañana de los hechos del cerro Berlín hubo una cámara que lo filmó todo,
¿por qué al otro día, cuando el ESMAD recuperó el dominio de la zona
(con saldo de 23 indígenas heridos), no hay registro en imágenes del
operativo? ¿Será que los altos mandos militares- y el mismo Presidente
Santos- sabiendo de ante mano lo que sucedería, permitieron que pasara
lo que pasó? Imagino que los dueños de los medios masivos de
comunicación, y muchos periodistas, se frotaron las manos con las
imágenes que tenían en su poder y que, posteriormente, emitieron en sus
respectivos canales de televisión. De esta manera, antes de la fiesta
patria del 20 de julio (vaya coincidencia), consiguieron que los
colombianos, en buen número y llenos de fervor patrio, cerraran filas en
contra de los ¿violentos? y en favor del ejército. De paso redujeron la
problemática de los indígenas y campesinos que viven en el Cauca, a una
simple operación matemática en la que no hay sumas sino restas: son
buenos si están con el Gobierno o malos si se atreven a desafiar a un
poder que, por más legítimo que sea, hace presencia, de vez en cuando,
solamente con las armas del Estado.</span></b></div>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-78270676294353385912012-07-17T12:54:00.000-07:002012-07-17T12:54:00.123-07:00Hermano indígena, perdóname<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7bGuSJOkTR3GSp0zuISEDztQxlWBNIbjp7d7lOLWCRTQdQctOel9ngJgw6DaC77yj2cG3mj_LVH5X6D3SG1qfc0w_91Im5e2Zn3k4HTPZx4m0EUk5oTdCC2X-ej9pUzXweBHKEg/s1600/H%C3%A9roes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7bGuSJOkTR3GSp0zuISEDztQxlWBNIbjp7d7lOLWCRTQdQctOel9ngJgw6DaC77yj2cG3mj_LVH5X6D3SG1qfc0w_91Im5e2Zn3k4HTPZx4m0EUk5oTdCC2X-ej9pUzXweBHKEg/s320/H%C3%A9roes.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="color: #93c47d; font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">
<b><span style="font-size: large;">Ya te están cobrando cara tu dignidad, hermano indígena. De
auxiliador de la guerrilla y narcoterrorista no te bajan. Inclusive hay
voces que piden un bombardeo a tus tierras, una lluvia de metralla, un
ciclón de granadas que borre de una vez las señales de tu presencia. Al
medio día pasaron las imágenes de tu lucha a través de la televisión.
Mujeres, hombres, ancianos y niños de tu comunidad llegaron con sus
bastones de mando a desalojar a los militares para que se llevaran lejos
sus armas. No más atropellos, exigías. Basta de ser tratados como
fichas de ajedrez cuando, en realidad, tú y los tuyos son los dueños de
las montañas, de los ríos, de lo que les rodea. Lo mismo hiciste ayer.
Supe que más de mil subieron a enfrentar también a la guerrilla. Solo
que ahí no hubo nadie que lo registrara.</span></b></div>
<div style="color: #93c47d; font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">
<br /></div>
<div style="color: #93c47d; font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">
<b><span style="font-size: large;">Hermano indígena,
perdóname. Acá en la ciudad nuestros problemas son otros. También hay
violencia, pero fruto de este sistema económico que nos volvió egoístas y
guardianes feroces de las pocas o muchas cosas materiales que poseemos.
La guerra sucede por allá, en regiones apartadas, en aquellos lugares
de la geografía nacional con los que no nos identificamos. Igual la
gente toma partido en la comodidad de su casa. Piden mano dura,
vociferan que hay que acabarlos, ni más faltaba que semejantes piojosos
y patirrajados desafíen al glorioso ejército. Entonces emerge de nuevo
ese falso nacionalismo que, en altas y prolongadas dosis, nos vendió
cierto ex presidente durante ocho años seguidos. No importa que sea
contra ti, hermano indígena. Acá estamos acostumbrados a juzgar, señalar
y sacrificar por cualquier motivo.</span></b></div>
<div style="color: #93c47d; font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">
<br /></div>
<div style="color: #93c47d; font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">
<b><span style="font-size: large;">Mientras tanto, como
hace más de quinientos años, regresan los despojadores. Vienen
persignándose, oliendo a incienso, rezando el rosario, anunciando la
salvación que traen los versículos de la Biblia. Son los buenos, hermano
indígena. Qué le vamos a hacer. Se sienten con el derecho y la
autoridad divina de decidir quién vive o quién muere. Creo que ya
conoces perfectamente la historia. Por eso te pido, humildemente,
perdón. Debería estar a tu lado combatiendo, sin embargo soy un
cobarde. Y sé que mis palabras jamás serán suficientes ni alcanzarán
para proteger tu vida.</span></b></div>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-23569476015560619702012-07-14T10:14:00.003-07:002012-07-14T21:13:37.978-07:00La ciudad del 113: guión para voces dispersas<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/7c58IejQWN4" width="420"></iframe>
<b><span style="color: #fce5cd; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
En el 2007, Bogotá fue nombrada Capital mundial del libro y el periódico El Tiempo se unió a la celebración con el proyecto La ciudad jamás contada. Tuve el honor de formar parte de esa iniciativa liderada por Marina Valencia y fui uno de los seleccionados para escribir una historia que hablara de la ciudad. Por esa época trabajaba en un servicio de información telefónica llamado 113. La escritora Yolanda Reyes me acompañó en el proceso de creación del relato. Hoy, después de tantos años, quiero compartirlo de nuevo, pues se trató de mi primera publicación y el comienzo en esta pasión por la escritura. Al final hay un texto del Maestro Jesús Martín Barbero, conocedor, estudioso y refrente en cuanto a la cultura popular, la filosofía y los medios se refiere. Él fue asesor conceptual del La ciudad jamás contada.</span></b><br />
<div style="color: #fce5cd; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<b><br /></b></div>
<div style="color: #fce5cd; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<b><br /></b></div>
<div style="color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<i><span style="font-size: large;"><b>Juego de identidades: habla Carlos, ¿en qué le puedo colaborar?</b></span></i></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Me acomodo la diadema y el audífono, enciendo el computador con mi clave personal y quedo conectado al palpitar de Bogotá. Se trata de un ritual que comparto con mis compañeros en este espacio donde la tecnología parece apropiarse hasta de la vida. Sin embargo el ritmo de la respiración, de las palabras, de los sonidos y aun de las sorpresas, sobresale finalmente entre la maraña de cables y aparatos.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–¡SEÑOR AGENTE! Necesito urgentemente una patrulla. </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Está comunicado con el 113. Le colaboro con el número telefónico de la policía.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–¿Usted no es agente? ¿Esa no es la policía?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>-No señor, NO SOY AGENTE DE POLICÍA. Habla Carlos, información telefónica.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Llevo horas marcando y pensé que por fin me había entrado la llamada. De todas formas, gracias, SEÑOR AGENTE.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b> –SEÑORITA, ¿ahí es información?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Si señora, pero habla CARLOS, ¿en qué le puedo colaborar?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–¿Me puede ayudar con los trámites para el Sisbén, SEÑORITA?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Con mucho gusto señora, ya le informamos</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Gracias SEÑORITA, es usted muy amable.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>¡Señorita!...Sonrío al verme con vestido de paño gris y corbata azul. En la tercera fila, Adriana me lanza un beso. Los gestos son el lenguaje cotidiano del 113: palmadas al aire, ceños fruncidos, sonrisas de complicidad, señales de desespero... No estamos quietos, pese a permanecer largas horas aferrados a una máquina. </b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–¡Carlos, no veo los platillos voladores!</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b> –¿Platillos voladores?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–No los veo por ninguna parte… ¿Acaso no hablé con usted hace unos segundos?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–A esta hora trabajamos cuarenta personas. Seguro lo atendió un compañero.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Pues su compañero me dio la dirección del restaurante Platillos Voladores y no he podido encontrarla aquí en Cali.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Me levanto para dar con el “responsable” de la confusión y aprovecho para estirar las piernas. Le cuento a Andrés, en el puesto contiguo, el diálogo que acabo de tener. “Loco, todos estamos locos” dice, antes de que el pitico de la próxima llamada nos desplace de nuevo a orillas opuestas.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Carlos, número telefónico de Sándwich Ibérica.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>– Señor, no me registra esa razón social en la base de datos.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Si hace unos días me dieron el número… ¿Está escribiendo bien la palabra sándwich?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Señor, escribo s-a-n-d…</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Un momento: esa voz me suena conocida. ¿Usted no es Carlos Rojas, el que vive en Los Alcázares?...Huevón, habla con Álvaro Campo. Es increíble ¿Qué hace ahí?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b> –Trabajando (supongo). </b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>¿Quién soy? ¿El agente, la señorita, mi compañero o Carlos, el que vive en los Alcázares? Quizás cada uno de ellos o ninguno. Soy la voz de un ser anónimo que se esparce en medio de la cotidianidad de la ciudad. </b></span></div>
<br />
<br />
<i style="color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><b><span style="font-size: large;">Una mañana casi normal</span></b></i><br />
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Habla Carlos. ¿En qué le puedo colaborar?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Mi cielo: ¿me dices qué horas son?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Con gusto: son las 8:45 de la mañana, señora.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Déme el resultado de las loterías jugadas ayer…El teléfono del Terminal...el de la Notaría 15...el de Codensa, el de la Procuraduría…Caballero, Notaría Octava...Señor, La Empresa de Energía.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Carlos, se acabó de ir la luz ¿Tienes el número de la energía?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Comuníquese al 115 señor.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Sandra, ¿te han entrado llamadas pidiendo el teléfono de Codensa?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–En la última media hora como veinte, ¡de todo el país!</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>MUCHACHOS, RECORTEMOS EL SALUDO. HAY 100 LLAMADAS EN ESPERA.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Mijo, ¿Sabes a qué hora llega la luz? Llevo rato llamando a Codensa y suena ocupado</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Le colaboro con un conmutador, ya le informamos.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–¿Me das un teléfono de la energía que no sea el 115? Pero dímelo tú. Detesto esa maquinita, no le entiendo nada.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Con gusto señora, el número es…</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Espérame un momento, no tengo esfero.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>LES RECUERDO, SEAMOS BREVES. HAY UNA EMERGENCIA CON LA LUZ Y 120 LLAMADAS EN ESPERA.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Ya volví, dime el teléfono…Ahora esta vaina no escribeeee. Espérame otro momento.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Regresé Carlitos. Dame el teléfono de una vez, estoy preocupada por la ida de la luz.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>UTILICEN EL COMUNICADO DE LA EMPRESA DE ENERGÍA QUE ACABAMOS DE GRABAR.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–¿Qué pasó?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Disculpe señor, ¿qué pasó de qué?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–¿No está enterado que se fue la luz? Necesito saber QUÉ PASÓ.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>LA EMPRESA DE ENERGÍA INFORMA QUE SE PRESENTÓ UNA FALLA A NIVEL NACIONAL. ESTAMOS TRABAJANDO PARA REESTABLECER, EN EL MENOR TIEMPO POSIBLE, EL FLUÍDO ELÉCTRICO. LOS NÚMEROS DE ATENCIÓN AL CLIENTE SE ENCUENTRAN BLOQUEADOS. </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b> </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Me quedé encerrado en un cajero.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–¿De qué banco, señor?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Ya abrió, gracias.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Niño, ¿Cuándo llega la luz?</b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b> LA EMPRESA DE ENERGÍA INFORMA QUE…..</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>MUCHACHOS, REVISEN SUS DESCANSOS, SE MODIFICARON.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Hola Carlos, ¿es grave el daño de la luz? Patricia, en Bucaramanga.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Ya le informamos. LA EMPRESA DE ENERGÍA INFORMA… </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Papito, teléfono de la energía.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>LA EMPRESA DE ENERGÍA… </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Caballero, Notaría 15, por favor.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>LA EMPRESA DE ENER... </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b> –Carlos, no me pases la grabación. Sólo quiero saber: ¿Fue un atentado terrorista en alguna torre de energía?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Señora, solamente tenemos la información que ya escuchó.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Sin grabación por favor. ¿A qué hora llega la luz? ¿Fue la guerrilla?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Lo siento, sólo puedo darle la información del audio.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Se me van a derretir los helados y ya casi salen los alumnos del colegio. ¿Qué hago? </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Con gusto, ya le informamos </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–El teléfono de un restaurante chino que tenga domicilios (…) Amigo, el teléfono del Banco de la República.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Habla Carlos. ¿En qué le puedo colaborar?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>–Gracias. Solamente llamaba para decirte que ya llegó la luz.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: white; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<i><span style="font-size: large;"><b>Mapa polifónico de Bogotá… (al atardecer)</b></span></i></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Como decimos en el 113, ¡llegó la hora feliz!...Me desconecto, paso de puesto en puesto a despedirme de mis compañeros y guardo diadema, auricular y botella de agua. Jacqueline me espera en la calle con tinto y cigarrillo. Nos reímos un rato y luego cojo el bus para la casa. </b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Un Renault 4, quizás modelo 86, está inmóvil en el centro de la avenida El Dorado y genera un monumental trancón. Es la primera imagen “real” que recojo después del trabajo, todavía acompañado por el eco de las voces…Carlos, ¿cómo hago para sacarle los gases a mi carro? Déle unas palmaditas al carburador, recuerdo que fue mi respuesta interior, al tiempo que lo enviaba a la grabación con los datos de la revisión tecnomecánica obligatoria. Después del embotellamiento, aparece la estructura silenciosa de la Registraduría Nacional del Estado Civil. Por ninguna parte veo el monólogo interminable de ciudadanos que acuden a sus trámites de rigor… Señor, se lo suplico. ¿No tiene otro teléfono para el cambio de cédula? En los que me dieron, nadie contesta y necesito urgentemente la cita porque salgo del país. Me limito a decirle a la señora que lo siento, que sólo disponemos de esos números. Apuesto a que, al igual que ella, muchos preferirían permanecer a la intemperie, bajo las inclemencias del sol o la lluvia, con tal de sobrellevar la tormentosa espera junto a los demás y no en la soledad de esa nueva “fila virtual”, telefónica. Habría que elaborar el “Catálogo de los números imposibles”, de tres, siete y hasta diez dígitos, inventados con el noble propósito de facilitar la vida, aunque - seamos honestos- no hacen más que enredarla. </b></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>Un cortejo fúnebre me saca de mis reflexiones. La camioneta negra, con corona de flores, cinta morada y el nombre del difunto, va de occidente a oriente, seguida de una docena de carros... Hágame un favor, necesito el número del sitio a donde llevan a los muertos. Con gusto, ¿a cuál cementerio se refiere?? No, cementerio no; a donde los llevan antes. Entonces, debe ser a la funeraria. No, antes de la funeraria. Disculpe, no comprendo. ¿Será Medicina Legal?… Eso, Medicina Legal. Otra sonrisa, y la marcha del último adiós se aleja. La tienda de antigüedades pasa en contravía, al cruzar por el sector de Galerías: objetos de todo tipo, mercado de lo que ya no se usa, museo de lo cotidiano. Carlos, necesito un favor muy especial. No sé cómo explicarte. Estoy montando una obra de teatro. ¿Viste la serie Mi Bella Genio? Pues busco la botellita en la que se metía la Bella Genio. Dicen que es de origen egipcio ¿En qué lugar puedo encontrarla?</b></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>¿Cómo saberlo?...Mi trayecto está a punto de finalizar, y este es solamente un fragmento del mapa de Bogotá. Seguramente, a esta misma hora o más tarde, Johana, una de mis compañeras más queridas, irá para el sur. Allí le hablará el rumor capitalino y recordará la voz que le solicitó en tono firme: Niña, el teléfono de un jeroglífico.¿Jeroglífico, señor? Bueno, de un matadero. ¿Se refiere a un frigorífico?.. Matadero, frigorífico, pero me entendió, ¿o no? Si señor, entendí perfectamente. Ya le informamos. Cada uno de nosotros guarda en la memoria el trazo del mapa capitalino, representado en el laberinto polifónico de sus habitantes: ¿Podría indicarme de qué manera se deben tocar las campanas en la iglesia para la protesta en contra del secuestro del medio día: fúnebres, de invitación a misa o festivas?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Me bajo del bus y atravieso el parque. Tengo una pila de ropa por lavar, recuerdo, y murmuro: “No hay más remedio, tocará silenciarla”. Prendo el equipo, me dejo llevar por la poesía de Silvio Rodríguez y abro la puerta de mi oasis personal: la escritura.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<i style="color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: large;"><b>Clamores de la noche bogotana</b></span></i><br />
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Me recomendaron traer suéter y comida ligera y me dijeron que por café no me preocupara: que en la maquinita del Contact Center había suficiente para sobrellevar la trasnochada. (Trasnochar, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, significa “pasar la noche, o gran parte de ella, velando o sin dormir o pasarla en un lugar distinto del propio domicilio”). Cualquiera que sea la acepción, lo cierto es que el 113 está prácticamente solo. A medianoche salió el último taxi con los agentes de información telefónica y ahora quedamos Claudia, Juan y yo. Tengo un crucigrama que comencé a llenar por la tarde. Una palabra de nueve letras, ¿será trasnochar?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Carlos, una licorera con servicio a domicilio… Claudia, no tengo hielo para el whisky. ¿Dónde puedo conseguir y que me lo traigan? Juan me aconseja grabar en el sistema el lugar más solicitado para llevar los encargos de la rumba bogotana. “Manténgase relajado Carlitos” me dice Claudia, aunque aquel estado ideal contrasta con el relajo de nuestra capital. Carlos, ¿acaba de temblar, o estoy muy borracho? Juan, necesito conseguir una de esas niñas que salen de un pastel. Es para una despedida de soltero... Claudia,¿sabes de un motel para lesbianas? Me registran moteles en general. Le colaboro con un teléfono.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Saco del maletín unas galletas que ofrezco a mis colegas. Le faltó la mermelada, Carlitos, reprocha Juan al recibir la galletica de sal, y nos ofrece gaseosa. No le dé más a Juan, dice Claudia, y regresa con empanadas. Son casi las 2 de la madrugada. Luego de estar de pie un buen rato, recuerdo el crucigrama. Entre llamada y llamada, voy llenando espacios en blanco. Sal del ácido cianhídrico, siete letras. Carlos, ¿dónde consigo cianuro? Señora, en la base de datos no me registra nada relacionado con cianuro. Un laboratorio, cualquiera, por favor, donde me contesten. Ya le informamos, pero no le aseguro que la atiendan a esta hora. Claudia, el teléfono de los Buscamaridos. ¿Buscamaridos? Sí, alguien que siga a mi marido para ver en qué pasos anda…Le doy el número de una Agencia de Detectives detectives Privados. </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Uno que otro chiste ameniza la velada. Dejo el crucigrama, me pongo el saco de lana y cabeceo. Cada cinco minutos entra otra llamada y el sueño empieza a pasar factura. Juan, ¿en dónde denuncio el robo de un caballo? Estaba recogiendo basura en Fontibón y me robaron el animal… Marque el 123…Carlos, el número del tránsito. Hay un accidente en la Calera. Con gusto. Marque el 123 desde fijo o celular. Claudia, emburundangaron a mi hijo...</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Tres de la mañana. De repente el rostro de Claudia se transforma: usa el altavoz de su teléfono para que escuchemos: “No me toquen…¡Auxilio!".. Y se corta la comunicación. Claudia llora contando los pormenores: la mujer gritó que la iban a violar. Le dije que se comunicara con la policía, pero ella no puede, ¡qué va a poder! Le pregunté en dónde estaba y respondió que veía rocas y arena y que estaba muy oscuro. Que la llevaron en moto y que veía a Bogotá, parece que en una loma.</b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Aunque a ninguno de los tres nos importan los demás usuarios, los requerimientos continúan y no podemos dejar de pensar en aquel drama. Diez minutos después, Claudia vuelve a poner el altavoz y ahí está nuevamente la mujer: Ayúdeme. Los tipos están muy pasados y me les volé. Alcanzo a ver la luz de una casa, no encuentro mis zapatos. Trate de ir hacia allá, insiste Claudia, trate de encontrar alguna señal, el número de una calle. Al menos pida que la ubiquen, una dirección, algo. Seguimos ahí, sin poder hacer nada, y la oímos golpear una puerta y gritar desesperada que la ayuden. Una voz masculina dice Calle 163, en la loma. Juan se desconecta y toma el teléfono para llamar a la policía. La línea parece congestionada; por muy 113, a nosotros también nos pasa: a veces nadie responde. Claudia vive cerca del sector, sabe que allí están las canteras y, ante la imposibilidad de comunicarse con la policía, llama a su marido para rogarle que vaya al CAI de Villa Nydia, en la 163. La llamada se pierde definitivamente. </b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Carlos, una ambulancia, ¡de vida o muerte! Comuníquese al 123…Juan, el teléfono del Mariachi Internacional. No me registra; si gusta, le colaboro con otro. No gracias, quiero ése, el que sale en la “Hija del Mariachi”. Me parece el colmo que no lo tengan. Carlos, busco un show de strip tease masculino. Mi mamá está de cumpleaños y quiero regalarle algo diferente. Permítame, verifico. Espera Carlos…¿cuántos años tienes?¿No te le medirías? ¿A qué horas sales? Puedo pasar a recogerte. </b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Amanece: la ciudad retoma el ritmo diario, pese a que jamás duerme. No terminé el crucigrama y la mitad de las galletas quedan en el paquete. Seis de la mañana: ha terminado la “película” de la noche bogotana. Y no falta la típica llamada: un señor pregunta por una notaría 24 horas… y con servicio a domicilio.</b></span><br />
<br />
<br />
<div style="color: white;">
<b><span style="font-size: large;"><i>Confesiones de un soñador </i></span></b></div>
<div style="color: black;">
<b><span style="font-size: large;"><i> </i></span></b></div>
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Carlos, felicitaciones. Fue seleccionado para formar parte de “La ciudad jamás contada”. No podía creerlo. Me caracterizo por una irremediable falta de confianza en mí. Hace algunos años participé en dos concursos del Ministerio de Cultura: de crónica y de cuento. No pasó nada, ni siquiera una voz de aliento. Ahora, con ese reconocimiento, me llené de ilusiones. Me veía escribiendo una columna o lanzando mi primer libro. Luego viajaría para compartir mis sueños y aprender del mundo… Crecer, conocer, compartir…. Carlos, un número en el que atiendan a los desplazados… Señor, ¿Conoce el Banco de los Pobres, ése que llaman el de las oportunidades? </b></span><br />
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Anoche escudriñé mi rostro en las fotos mías que sacaron en el periódico y confieso que me sentí viejo. Me di cuenta de que el tiempo pasa muy rápido. Sentí nostalgia, pero a la vez comprendí que había logrado algo que valía la pena. Gané más de lo que podía esperar. Tuve la fortuna de compartir esta aventura literaria con una escritora que siempre tuvo palabras de aliento para mí. Por ahí leí una frase, tal vez oriental, que dice –más o menos–: “Si quieres controlar a tu oveja, regálale un espacio amplio, ilimitado” Precisamente eso fue lo que ella hizo. Dejó que corriera, saltara, arriesgara. Sabía que siempre podía contar con ella, lo que permitió que las ideas fluyeran al conectarme con esa libertad. Convencido de mis posibilidades, estoy absolutamente seguro de que aprendí muchísimo en estos dos meses. Tal vez por eso es este temor a que todo vuelva a ser como antes. Me encantaba el vacío en el estómago cuando, sentado al frente del computador o la hoja en blanco, no conseguía hilvanar una frase coherente; entonces leía a Gianni Rodari, autor que conocí gracias a mi acompañante, y trataba de hacer un “Binomio fantástico”, para jugar con las palabras. Luego, como por arte de magia, la pluma o el teclado se deslizaban, dejando las huellas de una nueva “historia loca” del 113.</b></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b> Tampoco olvidaré que, durante esos días, mis compañeros de trabajo me buscaban para decirme: Carlos, le tengo una llamada para su escrito…Carlos, hable del calor insoportable que hace aquí. Inclusive alguien me bautizó “el Andrés López” del 113”. (¿Será por lo gordo?) En fin, hay mucho para contar, pero solo quiero dejar, en palabras de Silvio Rodríguez, lo que significó para mí “La ciudad jamás contada”: “Si me dijeran, pide un deseo, preferiría un rabo de nube…” </b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Y eso fue lo que representó: un hermoso rabo de nube.</b></span><br />
<br />
<div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
<span style="font-size: large;"><b><i style="color: white;">Catálogo de preguntas difíciles </i></b></span></div>
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<div style="color: white;">
<span style="font-size: large;"><i><b></b></i></span></div>
</div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>-¿Cómo hago para reinsertar a un mico?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>- Disculpe,señor ¿para reinsertar a un milico?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>- No, a un mico:para devolverlo a su hábitat natural.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>- Con gusto, ya le informamos el número de la Sociedad Protectora de Animales.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>-Tenga la bondad de darme el teléfono de la iglesia de los químicos.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>- ¿La iglesia de los químicos?... ¿Se trata de alguna congregación evangélica, cristiana o algo por el estilo?</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>-¡Cómo se le ocurre! Es católica, apostólica y romana. La de la calle 130 con carrera 80.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>El sistema procesa la información y en letras que huelen a incienso aparece la Parroquia de los Santos Mártires Gervasio y Protasio. No me queda más remedio que arrodillarme y, respetuosamente, decir amén.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: white; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<i><span style="font-size: large;"><b><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">El 113: la ciudad de soledades a domicilio</span><br style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;" /><br />por Jesús Martín Barbero.</b></span></i></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>La ciudad tráfico, Bogotá entre ellas, está hecha para moverse, y a mayor velocidad, mejor, está hecha para circular y no para encontrarse. Son ciudades de vías rápidas y encuentros cortos en centros comerciales, ciudades en las cuales el espacio público no se habita y las plazas y los parques entran en desuso. Esta ciudad tiene mucho miedo y lo enfrenta conectándose a la televisión, por teléfono o tecnológicamente con alguien anónimo. En Bogotá, tecnología y soledad, andan solas en la ciudad del 113. Unas voces crean una ciudad conectada desde la urgencia de sus necesidades y el grito de sus soledades, a través de un número de teléfono. El 113 es el punto de confluencia de la ciudad de la velocidad que busca información rápida y respuestas funcionales.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>En el puzzle que viene imaginando La Ciudad Jamás Contada, el 113 es una experiencia urbana exigida por el tamaño y extensión de la ciudad y por la tramitomania, pero todo ello con un cierto tono bogotano de tomarse hasta lo más instrumental con humor. Un relato que documenta el punto de vista relajado y agudo con el que mira Bogotá desde sus voces más anónimas. Hablarle a una voz sin rostro hace surgir la ciudad delirante, esa que se mueve entre lo mágico lo moderno y lo perplejo. El 113 nos recuerda esa ciudad de millones de "soledades anónimas" conectadas por una tecnología que "parece apropiarse de la vida, aunque "a veces nadie responda". El número cuenta para los bogotanos (cuando lo llaman), cuenta sus modos de escuchar (cuando se lo permite La Ciudad Jamás Contada), cuenta cuando escribe los encuentros con su cotidianidad. ¿Qué cuenta el 113? La anónima ciudad que escucha diariamente Carlos Eduardo Rojas disfrazado de contestador automático.</b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="color: #9fc5e8;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #9fc5e8;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-27031865879565059402012-07-08T10:51:00.002-07:002012-07-08T17:21:41.250-07:00Risa que mata<div class="mbl notesBlogText clearfix" style="color: #cfe2f3; font-family: Verdana,sans-serif;">
<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_3NNvUCiOUy5ImCjH-ON7LcIbSEJPcgaz0KcIEO1MA4p6vcQtMvqpuWmJ8sgz8WerWQpGR1WxZi8-xajDMT7e8Nt3hUL6bwSOuVKEQ7LfPzwirUKn0EcamtcgziVT3-wNmlWFsA/s1600/Risa+que+mata.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_3NNvUCiOUy5ImCjH-ON7LcIbSEJPcgaz0KcIEO1MA4p6vcQtMvqpuWmJ8sgz8WerWQpGR1WxZi8-xajDMT7e8Nt3hUL6bwSOuVKEQ7LfPzwirUKn0EcamtcgziVT3-wNmlWFsA/s1600/Risa+que+mata.jpg" /></a></div>
<b><span style="font-size: large;">Los colombianos nos
caracterizamos por un agudo sentido del humor, una de las razones para
considerar a nuestro país de los más felices del mundo. Pero también
somos crueles. Luego de la tragedia del Palacio de Justicia en noviembre
de 1985 (incendiado a raíz de la toma hecha por el grupo guerrillero
M-19 y la posterior respuesta del ejército disparando desde sus tanques de
guerra para repeler el ataque y en el que perecieron cientos de
personas), circuló una pregunta- a manera de chiste- inquietante y
macabra: “¿No vieron los juegos pirotécnicos en el Palacio de
Justicia?”. A los ocho días una avalancha, producida por la erupción del
volcán Nevado del Ruíz, sepultó a la población de Armero y a más de
25.000 de sus habitantes. No faltó el "gracioso" que dijera que en
Armero había ahora la posibilidad de sumergirse en un reparador baño de
lodo. En diciembre de 1986 un veterano de Vietnam de nombre Campo Elías
Delgado, asesinó a más de 25 personas en Bogotá -incluida su propia
madre- en un hecho conocido como “La masacre de Pozzeto”. Meses
después, apareció en un muro solitario de la capital un grafiti que
decía: “Mi mamá me mima, mi mamá me ama… Me mamé de mi mamá.
Atentamente: Campo Elías Delgado.” Por la época en la que el
narcotraficante Pablo Escobar ofrecía dos millones de pesos a quienes
mataran a un policía, muchos compatriotas comentaban al ver un grupo por
ejemplo de cinco uniformados: “hermano, mire: ahí hay diez milloncitos de
pesos reunidos”.</span></b><br />
<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">Hablo de gente del común, de
ciudadanos de a pie, no de figuras públicas que, gracias a su posición,
tienen la posibilidad de influir en la sociedad con sus comentarios. Por
eso no me extraña que el jueves pasado Alejandra Azcárate escribiera
una columna de opinión en la que agrede de manera infame a las gordas
del país y del mundo. No nos engañemos: estamos acostumbrados a burlamos
de los demás, a maltratarlos, a ridiculizarlos. En las redes sociales,
en las fiestas de barrio, en paseos, nos dedicamos a disparar chistes de
todo calibre que se ensañan en contra del otro. Mujeres y hombres se
trenzan en ridículas batallas a ver quién hace el comentario más ácido y
humillante hacia el género opuesto. También son víctimas los negros,
los indios, los gays; sin olvidar las peleas vergonzosas que se dan por
culpa del regionalismo: cachacos vs costeños, paisas vs caleños,
colombianos vs pastusos.</span></b><br />
<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">Y mientras tanto la
fiesta continúa. No importa que la alegría se apague un poco cuando
vemos que la situación real no causa risa. Cuando somos uno de los
países más desiguales del mundo y entendemos que los carnavales se
convierten en un espejismo en medio del desierto de la pobreza. Entonces
abrimos las páginas de un periódico o una revista y leemos- la mayoría
perplejos otros divertidos- a alguien que no mide sus palabras y se
dedica a mostrar su desprecio por cualquier sector de la población del
país. Indignados, llenamos espacios manifestando nuestro repudio. Nos
rasgamos las vestiduras. Tratamos de cobrar venganza utilizando, muchas
veces, un lenguaje más bajo e intolerante para criticar. Lo ideal sería
ignorar ese tipo de columnas, relegarlas al olvido y no hacerle eco a
esa forma de violencia que pretende vestirse de humor a costa de la
palabra. Eso no implica, sin embargo, que no reconozcamos que quienes
tenemos que cambiar antes somos todos nosotros.</span></b></div>
</div>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-4122092135195709642012-06-26T14:53:00.000-07:002012-06-26T14:53:09.392-07:00Antípodas que se dan la mano<div class="mbl notesBlogText clearfix">
<div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizN_rVOwVxPzylhry7zBbEKM4O5QFsS8jSOaoIBSc6cYzMrAVKf4KAptaFk1H-tuUwtNk9osAD_mVvj5YESVwXgH98aje0ozxILcNtagLuyXV8vwtBz4rnHBsNtIBZ6wqWj_sfPA/s1600/Uribe+Santos.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizN_rVOwVxPzylhry7zBbEKM4O5QFsS8jSOaoIBSc6cYzMrAVKf4KAptaFk1H-tuUwtNk9osAD_mVvj5YESVwXgH98aje0ozxILcNtagLuyXV8vwtBz4rnHBsNtIBZ6wqWj_sfPA/s320/Uribe+Santos.jpg" width="320" /></a><span style="font-size: large;"><b>Nunca imaginé que
llegaría a añorar a alguien que, aún </b></span></div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizN_rVOwVxPzylhry7zBbEKM4O5QFsS8jSOaoIBSc6cYzMrAVKf4KAptaFk1H-tuUwtNk9osAD_mVvj5YESVwXgH98aje0ozxILcNtagLuyXV8vwtBz4rnHBsNtIBZ6wqWj_sfPA/s1600/Uribe+Santos.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a><span style="font-size: large;"><b>en su condición de ex presidente,
le sigue haciendo daño al país. Jamás pensé que me haría falta su actuar
pendenciero, chambón, autoritario y grosero. Juro que no estaba ni
siquiera en mis pesadillas más terribles, pero debo confesar que extraño
a Uribe. Sé que decepcionaré a más de uno. De antemano lo siento; sin
embargo tengo que ser honesto y reconocer que entre Santos y Uribe el
diablo ya escogió.</b></span></div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b>No soporto el cinismo y la hipocresía
de ninguno los dos, aunque con Uribe sabía a qué atenerme: podrían
considerarme guerrillero si no apoyaba sus delirios de pacificador del
siglo XXI, o compatriota ejemplar si detestaba a Chávez, Correa,
Piedad Córdoba, las ONGS de Derechos Humanos, Hollman Morris, entre
otros. En cambio con Santos las cosas son tan etéreas, irreales y
fantasmagóricas que sinceramente no sé en qué posición ubicarme. Y, por
los acontecimientos de la última semana, veo horrorizado que la mayoría
de los colombianos tampoco.</b></span></div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b>Uribe tenía la gracia de
amenazar por teléfono a su misterioso interlocutor con aquel sonoro y
recordado: “le voy a dar en la cara, marica”, mientras que nuestro
actual Presidente sería incapaz de proferir siquiera un “no seamos tan
pendejos”. En realidad Santos es la decencia en pasta, un gentleman
salido de otro mundo, el estadista tipo Menem (que no me odien los
argentinos, por favor), la caricia que esconde una tremenda bofetada.
Maneja los hilos del poder como prestidigitador que se respete, saca
cartas de debajo de la manga y siempre gana la partida sin inmutarse.
Muy diferente al señor Uribe, quien nos acostumbró a su delicado actuar
de matarife (con respeto a todos los matarifes) que jamás se quita su
delantal untado de sangre fresca.</b></span></div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b>A los que se quejan por
la desfachatez que mostraron los congresistas que conciliaron la famosa
“Reforma a la justicia”, debo decirles que también están confundidos.
¿Se han puesto a pensar en lo que significa lidiar con Santos y asistir a
reuniones que terminan pareciéndose a partidas de póker? Nuestros
honorables Padres de la patria siempre estarán en desventaja. ¿No ven
que ellos juegan tejo y, a lo sumo, billar a tres bandas? Hasta el pobre
Simón Gaviria se dejó hipnotizar y terminó votando a favor una reforma
que no leyó. Lo peor del asunto es que Santos, la noche de la Reforma,
se encontraba fuera del país. Entonces tendremos que aceptar que su
poder está en todas partes como el de dios. </b></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="color: #d9d2e9; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<span style="font-size: large;"><b style="color: #d9d2e9;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">Ahora sí
entiendo por qué los uribistas gritan: “¡Santos es un traidor!” Jamás
podrán admitir que un dandi bogotano, en un abrir y cerrar de ojos,
hubiera destronado al anterior monarca que se aferró su pedestal durante
ocho años seguidos. De ser un país dirigido por un gamonal, pasamos a
una “Tercera vía” manejada con guantes de seda y finos modales. Solo nos
quedan los primorosos trinos (que se parecen más a bramidos) de Uribe
vía Twitter para sentir su presencia. De otra manera, aquellas épocas de
garrote quedarán archivadas en el imaginario de una sociedad que, en su
momento, fue alentada por un falso nacionalismo, al tiempo que la mal
llamada zanahoria de hoy seguirá reinando en medio de la “calma chicha”
que padecemos históricamente los colombianos. </span></b></span></div>
</div>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-74210299697544419062012-06-18T12:49:00.000-07:002012-06-18T12:50:46.304-07:00¿Así era Escobar, el Patrón del mal?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi63uE7yT6M3UoLR7grA5ZYNtlsv998T5UNrqvcU6qj9HfkSHX1LyZTO10A58i9q6Jp5rEGUvuX7cbVCMrRwJkCg0gTeJSOIjFtJYN1z947-e1Gy04ji2v9MoSS1tvWgonaavF6xA/s1600/victimas1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi63uE7yT6M3UoLR7grA5ZYNtlsv998T5UNrqvcU6qj9HfkSHX1LyZTO10A58i9q6Jp5rEGUvuX7cbVCMrRwJkCg0gTeJSOIjFtJYN1z947-e1Gy04ji2v9MoSS1tvWgonaavF6xA/s320/victimas1.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="color: #e06666;">
<b><span style="font-size: large;">A Caracol televisión le tiene sin cuidado que se contextualice o se reflexione acerca de los hechos; al fin y al cabo lo que sucedió forma parte del pasado. Y para reforzar la necesidad de revivir esos fantasmas, apelan a la manida frase: “pueblo que olvida su historia corre el peligro de repetirla.” Un discurso que tiene como único propósito, no nos digamos mentiras, que los colombianos prendamos el mayor número de televisores posibles a la hora en que se anuncia su programa estrella: “Escobar, el patrón del mal”. </span></b></div>
<div style="color: #e06666;">
<br /></div>
<div style="color: #e06666;">
<b><span style="font-size: large;">He visto los cinco capítulos de la serie, y todavía me cuesta creer que alguien piense que se trate de una estrategia cuya finalidad sea exorcizar nuestros demonios. Todos sabemos que Escobar fue malísimo; también que en su privacidad era un tipo queridísimo que daba la vida por su familia y sus amigos, que regalaba plata a las personas humildes de las comunas y que, inclusive, construyó barrios enteros y acondicionó canchas de fútbol, supuestamente, para que la juventud tuviera alternativas de esparcimiento que la alejara del vicio. Eso no significaba, sin embargo, que esos beneficiarios ignoraran que detrás de tamaña muestra de altruismo se escondía la verdadera razón: convertirlos en cómplices incondicionales de sus fechorías. No en vano muchos de esos jóvenes, adictos al fútbol, terminaron conformando los temidos grupos de sicarios al servicio de Pablo Escobar. </span></b></div>
<div style="color: #e06666;">
<br /></div>
<div style="color: #e06666;">
<b><span style="font-size: large;"> En la promoción de la serie el canal asegura que la intención es contar la macabra historia a partir de las víctimas. Nos sugiere con ello una especie de homenaje (muy justo y tardío, hay que reconocerlo). Lamentablemente lo que se ha mostrado, hasta ahora, es que esas victimas son- al igual que los actores que las encarnan- personajes secundarios o de reparto. Van desapareciendo sin dejar rastro y de paso nos notifican que, más allá de representar esa parte del país que no se vendió, significan obstáculos sin importancia. En lo que va corrido de la serie, los muertos a manos de "El patrón" han sido un "sapo" ecuatoriano y dos investigadores que llevaron por segunda vez a Escobar y a su primo a prisión. Quién sabe cómo serán las cosas cuando aparezcan en escena Lara Bonilla, Guillermo Cano o Luis Carlos Galán, entre otros. Ojalá les den más minuticos al aire.</span></b></div>
<div style="color: #e06666;">
<br /></div>
<div style="color: #e06666;">
<b><span style="font-size: large;"> Pablo Emilio Escobar Gaviria (siempre pronuncia su nombre completico en cada capítulo), con o sin serie, fue un delincuente que dejó tras de sí una leyenda y una huella imborrable. Por una u otra razón nos tocó en suerte durante tantos años vivir en una sociedad doblegada por el terror, aunque a la vez hipócrita y de doble moral que se entregó a sus caprichos. No olvidemos, por ejemplo, aquellos años ochenta del fútbol colombiano con equipos llenos de figuras de renombre internacional. Todos sabíamos que el narcotráfico se había instalado en el fútbol, aun así preferimos voltear la cabeza hacia otro lado. ¿Acaso no estuvimos a punto de organizar un mundial en Colombia?. </span></b></div>
<div style="color: #e06666;">
<br /></div>
<div style="color: #e06666;">
<b><span style="font-size: large;">Ostentación y derroche fueron las características más sobresalientes de Escobar, aparte de su determinación para destruir cualquier cosa- o persona- que se le atravesara en el camino. Quizás por eso no logro entender que la ostentación y el derroche (filmada cien por ciento en exteriores, con alta tecnología, recreando fotos idénticas a Escobar y su combo, miles de extras... Mejor dicho: echaron la casa por la ventana) sean, precisamente, elementos de la marca registrada que Caracol televisión usa al vendernos un producto traqueto como la cultura que lo inspiró. Porque, qué carajos, dirán los genios creativos: “¿no ven que es una superproducción?”.</span></b></div>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-25099700012924943662012-06-07T12:42:00.001-07:002012-06-07T12:44:54.323-07:00Detrás de las paredes.<iframe width="100%" height="166" scrolling="no" frameborder="no" src="http://w.soundcloud.com/player/?url=http%3A%2F%2Fapi.soundcloud.com%2Ftracks%2F48834656&show_artwork=true"></iframe>
Comparto una entrevista que me hicieron del programa "Detrás de las paredes" de Radio la bemba de Argentina, dirigido por Christian Madia. Hablé sobre la situación social, política y la influencia de Uribe en nuestro país.Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-65746948103825415412012-05-27T18:03:00.000-07:002012-05-27T21:56:12.905-07:00Un recorrido por “La ciudad de los umbrales”<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguSDRfRBXIM8zDCXbFhXU_HuvvnTHkL5d-lQYZUfwQ4lUTHk1Wnhnnsl4mEHFMQZ9cX55ejTCqpqcQdZmB0njC3G8ndLHUiBpiwcc55xT1-S3k6O600z8IwuGTDkop_OSZMAHIXA/s1600/Ciudad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguSDRfRBXIM8zDCXbFhXU_HuvvnTHkL5d-lQYZUfwQ4lUTHk1Wnhnnsl4mEHFMQZ9cX55ejTCqpqcQdZmB0njC3G8ndLHUiBpiwcc55xT1-S3k6O600z8IwuGTDkop_OSZMAHIXA/s320/Ciudad.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b><span style="line-height: 115%;">Las calles y avenidas que
cruzan a Bogotá se esparcen como redes sin punto de llegada o de partida. Son
rompecabezas a los que siempre les faltarán fichas; cielos estrellados al revés,
cuyas luces forman constelaciones que cambian de posición. Allí vivimos y
morimos día a día, atravesamos puertas que nos llevan del presente al futuro y
hacemos escala en ciertos callejones que nos recuerdan el principio de los
tiempos. </span></b></span><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b><span style="line-height: 115%;">Reconocer, ser reconocido
y reconocerse en medio de millones de seres anónimos, convierten a las grandes
ciudades en espacios para la soledad colectiva. Los adelantos tecnológicos- con
internet a la cabeza- crean una ilusión de ruptura de distancias y fronteras.
Miles de sonidos e imágenes cruzan el espacio, pasan por nuestros sentidos y
quedan anclados en la memoria. De ahí que no sea extraño encontrar significados
de símbolos compartidos a lo largo y a lo ancho de nuestro planeta; hecho que
ya no es exclusivo de la juventud. Inclusive los adultos formamos parte del
nuevo territorio en el que hasta el tiempo pareciera transcurrir de forma
distinta. Bogotá no es la excepción.
La multiplicidad de formas y expresiones le dan un aire cosmopolita. La vida
cotidiana esconde las historias de los individuos que la habitan: cada
adoquín, cada ladrillo, cada árbol, cada parque se convierte en testigo
silencioso de ese viaje sin rumbo aparente. </span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b><span style="line-height: 115%;">“La ciudad de los umbrales”
de Mario Mendoza, es el primer libro del escritor bogotano que narra la ciudad
desde sus profundidades. En medio del cemento, amparados por la complicidad de
la noche y sumergidos en esa neblina espesa de la madrugada, los personajes del
libro recorren la ciudad para desafiarla, poseerla y escapar de ella. Bogotá es
puta entre las putas, pero también última morada de cualquier NN. Huele a
incienso, algodón de azúcar, flores y, al mismo tiempo, a bazuco, licor o
marihuana. En tabernas de mala muerte, tiendas de barrio o cafés tradicionales,
se habla de lo divino o de lo humano sabiendo que, en el fondo, Bogotá se
encargará, tarde o temprano, de sentenciar el destino de quienes se atreven a
profanarla. No es una visión
fatalista. Se trata, más bien, de un juego de ilusiones, un laberinto de
espejos, el maquillaje que se escurre por culpa de la lluvia y que deja al
descubierto rostros, miradas y frustraciones. </span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b><span style="line-height: 115%;">El relato viene y va como
una de esas cometas que adornan los cielos bogotanos en el mes de agosto. En la
cola de ese cometa hay un mensaje que todos escribimos. A veces el grito
ahogado por la impotencia; otras la risa estrambótica de un payaso de circo. Finalmente
el llanto que brota al sentirnos parte de
los casi diez millones que vagan solitarias sobre el asfalto. </span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b><span style="line-height: 115%;">A nadie le gusta que le
digan la verdad de frente, mucho menos si Mario Mendoza no usa anestesia para
calmar el dolor de la herida que abre al mostrarnos las sombras que nos rodean.
Al fin y al cabo todos caminamos los mismos lugares; solo que jamás nos
detenemos a mirar o, en el peor de los casos, hacemos lo posible por desconocer
esa cara oculta.</span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b><span style="line-height: 115%;">Comencé la obra de Mario
Mendoza por “La ciudad de los umbrales”, aunque leí sus columnas en El Tiempo y
su ensayo sobre “Aura” de Carlos Fuentes. Presentí que con Mario teníamos una cita pendiente porque, entre
otras cosas, un hecho nos marcó a los dos: la masacre de Pozzeto en 1986. Y
digo nos marcó, puesto que pertenecemos a la misma generación. Más adelante lo
corroboré, el día que escuché que su libro “Satanás” había ganado el premio
novela breve de la Editorial Seix Barral de España. En esa época, 1992, estaba
lejos de imaginar que algún día mi pasión sería escribir. La vida se encargó, sin embargo, de llevarme
a ese puerto misterioso de las letras. Y
conocí a Mario en el 2007, gracias a que fui seleccionado por El Tiempo para su
proyecto “La ciudad jamás contada”. Nos hicimos amigos, empezamos a
intercambiar ideas y tuve así la oportunidad de descubrir su obra a partir del
autor. </span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b><span style="line-height: 115%;">La “Ciudad de los umbrales”
escribe y, a su vez, lee la ciudad. Son cinco amigos con diferentes visiones
del mundo, unidos por la pasión que despierta lo desconocido. En ese contexto,
Bogotá es la única protagonista, la que se encarga de tejer las puntas de ese
mapa de fronteras invisibles. La apuesta de Mario es sangrienta, sin
contemplaciones, tan arriesgada que no le será posible redondearla en una sola
entrega. Es por eso que, después de “La ciudad de los umbrales”, el autor sigue
escudriñando ese cielo plomizo de aire contaminado en “Escorpio City”, “Cobro
de sangre”, “Buda Blues” y “Apocalipsis”.</span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="color: #76a5af; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
<span style="font-size: large;"><b><span style="line-height: 115%;">Sí Mario. Usted atravesó,
con “La ciudad de los umbrales”, esas puertas que, hasta ahora, nadie se
atrevía a abrir. Los pasadizos convergen, finalmente, en un agujero negro que
bien podría llevarnos de vuelta al pasado o al futuro. Bogotá es la misma
ciudad que nos acoge y a la que, en ocasiones, rechazamos. Es la misma capital envuelta
en el caos del siglo XXI, así aparente ser todavía la “Atenas” suramericana. La
que puede sorprendernos con un beso o un balazo en las esquinas. O Aquella
cómplice que me acompaña cuando voy con mi guitarra en tardes grises o de sol,
y de pronto me hace detener valiéndose
de una mujer, un hombre o un niño, que me suplica con la mirada perdida y
derrotada: “Señor, cánteme algo… por favor”. Luego Bogotá me guiña el ojo,
sonríe y me da la espalda, antes de soltar el inevitable aguacero desesperanzador.</span></b></span></div>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-34338318430891670092012-04-30T14:05:00.000-07:002012-05-01T22:05:17.762-07:00El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé, del escritor colombiano Alberto Salcedo Ramos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuHBTokD4HeaSW7uzgvkefZKJ0KyPrHY3VLvyMDNyP9XJXdcZ-l1JboTMVDPeVNpXkTxdJsWQIvLXvVfFufckTTBw6FtfwaMpTmRn2fzlwi7oN53zbECiINuSX8PStVx5ag3IjSQ/s1600/555550_161579210634415_100003470120788_205857_1038781836_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuHBTokD4HeaSW7uzgvkefZKJ0KyPrHY3VLvyMDNyP9XJXdcZ-l1JboTMVDPeVNpXkTxdJsWQIvLXvVfFufckTTBw6FtfwaMpTmRn2fzlwi7oN53zbECiINuSX8PStVx5ag3IjSQ/s320/555550_161579210634415_100003470120788_205857_1038781836_n.jpg" width="240" /></a></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<br /></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<br /></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>El día que Pelé o Maradona abandonaron sus guayos y las canchas,
muchos dijeron con profundo pesar: “Se acabó el fútbol”. Lo mismo pudo
suceder cuando el francés Bernard Hinaut se bajó para siempre de su
bicicleta y no volvió a competir. Cada ídolo, especialmente del
deporte, tiene su cuarto de hora y, de paso, escribe una página que
queda grabada en el imaginario de toda una nación.</b></span></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<br /></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>En
Colombia, por supuesto, sucede lo mismo. Lucho Herrera nos puso a sudar
las veces que trepó los Alpes con tal facilidad, que parecía como si los
demás ciclistas europeos cargaran -en la parte de atrás de sus
bicicletas- varias cantinas de leche recién ordeñada. Cómo olvidar los
goles de Asprilla en El Parma de Italia o los pases inverosímiles de
“El Pibe” Valderrama en El Valladolid de España y El<i> </i>Montpellier
de Francia. No hace mucho nos volvimos expertos en automovilismo,
gracias al atrevimiento de Juan Pablo Montoya en las pistas mundiales;
también fanáticos del beisbol que seguíamos emocionados, por allá en
1997, las hazañas de Édgar Rentería en Los Marlins de La
Florida. Triunfos, en su mayoría individuales, producto del hambre, la
falta de oportunidades y las ansias de reconocimiento.</b></span></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<br /></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<br />
<span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace; font-size: large;"><b>Antonio Cervantes Kid Pambelé, pertenece a ese pequeño grupo de
celebridades que un día nos llevaron a la cumbre de los
sueños alcanzados. Y lo hizo en los cuadriláteros, con sus puños, a
trompada viva, noqueando rivales que terminaban despatarrados, uno tras
otro, igual que las fichas de un dominó caídas en serie. Más adelante los escándalos acabaron de perfilar su leyenda, aquella
suerte de maldición que pareciera perseguir a los que desafían a la
diosa fortuna. Entonces el héroe fue desplazado de su pedestal, hasta
convertirse en una sombra, un fantasma y, por qué no, en el incómodo
espejo que refleja nuestra propia manera de ser.</b></span><br />
<br /></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<div style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>“El oro y la oscuridad” es el título del libro que recoge la vida de
“Kid” Pambelé. Nada más acertado que un costeño sea, precisamente, el
encargado de contarnos esa historia, frenética y llena de matices, de
los vaivenes de un hombre al que el país nunca logrró entender. Alberto
Salcedo Ramos, escritor y periodista barranquillero, posee la herencia
de los narradores que se pasaban de boca en boca la palabra y luego la
esparcían por la región Caribe. Fiel a ese legado, se tomó el
trabajo de perseguir la leyenda del escurridizo boxeador por espacio de
dos años. Estuvo inclusive en Venezuela, patria vecina donde el púgil
comenzó en serio su exitosa carrera boxística. Y poco a poco fue tomando
anécdotas de aquí y allá; observó rostros, imágenes de calles
polvorientas, olvidadas para, finalmente, encontrarse de frente con
Pambelé. De esta manera, la polifonía de voces le dio las
herramientas necesarias a la hora de cotejar las vivencias al lado del
protagonista.</b></span></div>
<br /></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<br /></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>-“Siempre
que escribo este tipo de crónicas entrevisto primero a la gente que
rodea al personaje, y luego llego a él directamente”, dijo Alberto
Salcedo el día del lanzamiento de “El oro y la oscuridad” el 22 de abril
en la Feria Internacional del libro de Bogotá. Ese domingo nos
encontramos minutos antes de la presentación. El maestro Alberto Salcedo
lucía impecable, pero, curiosamente, estaba nervioso. Creía que no
asistiría mucha gente al evento, pues a esa hora no había casi nadie.
Más adelante pudo comprobar que no solo se llenó el auditorio, sino que
el cariño, la fidelidad y la admiración de sus lectores son
proporcionales a la calidez humana del escritor.</b></span></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<br /></div>
<div style="color: #8e7cc3; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Las
páginas de “El oro y la oscuridad” estremecen y son una lección de buen
periodismo. Se siente la intensidad de los momentos dorados del deporte
colombiano- en este caso del boxeo- aunque, al mismo tiempo, la
tristeza que produce alcanzar el cielo con las manos y descender de él
en una caída vertiginosa. Alberto Salcedo nos habla a través de los que
viven en carne propia el presente de Pambelé. Y la voz del boxeador
-que si bien se escucha en cada capítulo- es más un eco nostálgico, un
murmullo apagado, arisco, de lo que ya no podrá volver a ser. De ahí que
el mismo autor confiese, sin ningún problema, la imprudencia que
cometió un día al abordar a Pambelé en uno de sus momentos de crisis. Se
salvó de una golpiza, lo admite; sin embargo mantuvo en su libro el
respeto por ese personaje, querido y odiado, que todavía no ha logrado
escapar del peso de su lejano pasado victorioso.</b></span></div>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-63028688742291907702012-03-26T17:43:00.002-07:002012-03-26T17:51:53.201-07:00Don Guillermo<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyWutMgWJPHKaWk4h57FOygaQwx1nFzuJdxtvHiy8AdaB15XZKr-Y671atu4pJzHHDgvCH-vvsqGQX6znIQqVac4x_-0RNUbsiGQAyJ5mqa0eJA48skjHxQPozoH1kRQCaNlf1Rg/s1600/Don+Guillermo.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyWutMgWJPHKaWk4h57FOygaQwx1nFzuJdxtvHiy8AdaB15XZKr-Y671atu4pJzHHDgvCH-vvsqGQX6znIQqVac4x_-0RNUbsiGQAyJ5mqa0eJA48skjHxQPozoH1kRQCaNlf1Rg/s320/Don+Guillermo.jpg" width="276" /></a></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>La banda de guerra integrada por jóvenes, casi niños. El medio día
soleado que se coló en una de las semanas más frías de Bogotá en lo que
va corrido del mes. La presencia de algunos políticos (con ex presidente
y ex fiscal abordo), de gente de la cultura, de familiares, amigos y,
por supuesto,de los alumnos del Gimnasio Moderno, confirmaron una vez
más que para ser héroe no es necesario tener súper poderes. Llevar en
cuerpo y alma una vocación, ponerla al servicio de los demás y ser
coherente con ella, basta para otorgar semejante título. De ahí la
romería que se acercó al Gimnasio Moderno a rendirle un sentido homenaje
a Don Guillermo Quiroga, profesor y vice rector del tradicional colegio
bogotano.</b></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Cuarenta años dedicados a la docencia no son
cualquier lagaña de mico, justamente el tiempo que duró Don Guillermo
vinculado al plantel. No soy de sus ex alumnos. Me gradué también de un
Moderno, pero de nombre Claustro. Tuve la fortuna, sin embargo, de
compartir con él y su familia la cotidianidad, aquel ámbito de la
llamada vida privada que, en el caso de Don Guillermo, era una extensión
de su labor de maestro.</b></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>A su casa de puertas abiertas
comencé a entrar en 1985. Ese año conocí primero a Guillermo Alberto, su
hijo mayor. Luego a María Elvira, la hija menor; finalmente a Don
Guillermo y a su esposa Berenice. Allá llegábamos en navidades, años
nuevos, cumpleaños -o porque sí- los zánganos que vivíamos en el barrio
Los Alcázares. Un grupo de adolescentes que nos poníamos la casa de
ruana y la convertíamos en una guachafita: música, baile, chistes,
sonidos estridentes de guitarras eléctricas (cuando nos dio por armar
grupo de rock). Todo tiene un límite y el de Don Guillermo no debía
ser la excepción. De pronto, en medio del desorden, se escuchaba un
inconfundible grito: “¡Guillermo Alberto!” “¡María Elvira!” (según
fuera el anfitrión de la velada), que provenía de la parte de arriba de
la casa. La potente voz lograba que hasta la música se quedara en
silencio. Mientras tanto nosotros, expectantes, tratábamos de adivinar
cuál sería el reclamo de Don Guillermo. Al rato volvía María Elvira o
Guillermo Alberto a decirnos que le bajáramos un poquito a la bulla, que
pilas con las groserías, que ¿quién carajos se ríe tan feo? o,
sencillamente, que dejáramos de joder. Eso sí, lo que más les molestaba
a Don Guillermo y a Berenice era la “entradera y salidera” de una noche
de rumba o tertulia. Varias veces nos llamó la atención al respecto, no
quería que nos pasara algo en las horas peligrosas de la madrugada.
Sinceramente no le hacíamos mucho caso, a esa edad no se tienen en
cuenta los consejos de los adultos. Entonces optó, como recurso
desesperado, por quitarle las llaves de la casa a sus hijos y decirnos:
“Si van a tomar de aquí no salen hasta las seis de la mañana”.</b></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>También
disfrutábamos los partidos importantes de fútbol que jugaba la
selección Colombia, los del campeonato colombiano y los mundiales. Don
Guillermo era hincha del Deportivo Cali, aunque confesaba – bien pasito y
por debajo de cuerda- que le gustaba Millonarios. Lo anterior supondría
doble militancia, lo cual no era cierto. Simplemente reconocía en el
azul un color capaz de hacerlo estremecer si no jugaba contra su verde
del alma. En el año 2001 o 2002 la tragedia visitó al Deportivo Cali: un
rayo mató a dos jugadores (entre ellos al “Carepa” Gaviria) durante un
entrenamiento. En ese campeonato el Cali fue eliminado de las finales
por el Once Caldas de Manizales. Aquella tarde, una vez consumada la
derrota de su equipo, Don Guillermo concluyó con aire sabio y reflexivo:
“Carajo ¿cómo no iban a perder? ¿No vieron la cara de Giovanni
Hernández cuando empezó a llover y cayó el primer rayo? Estaba muerto
del susto”.</b></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b> Las casas de Los Alcázares son de tres
niveles: sala- comedor, cocina y patio interior; más arriba un cuarto
(el de descanso) y en el último nivel un baño y las tres habitaciones
restantes. La biblioteca de Don Guillermo queda en el cuarto de
descanso, un espacio atiborrado de libros, recortes de prensa, fotos y
un escritorio al lado de la ventana en el que alimentaba diariamente su
pasión por la lectura. Muchas veces me invitó a conocer sus nuevas
adquisiciones en materia literaria. Yo, boquiabierto, miraba cada uno
de los rincones repletos de sabiduría. Allí descubrí a Carlos Fuentes,
por ejemplo. Tal es la magnitud del tesoro guardado en ese cuarto que
hace unos años María Elvira me contó: “Carlitos, no hemos podido
conseguir a dónde mudarnos. Lo que mi papá necesita es una biblioteca
con casa. Él no abandona sus libros por nada del mundo”. Menos mal- digo
yo ahora- de lo contrario hace rato se habrían ido del barrio y, la
verdad, no imagino la vida sin tener a Don Guillermo y a su familia de
vecinos.</b></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Quizás uno de sus momentos de mayor orgullo fue
el día en el que Ernesto Samper ganó las elecciones de 1996. Don
Guillermo estaba pendiente de sus ex alumnos, muchos de ellos
reconocidos escritores y políticos; por eso el triunfo de Samper lo hizo
sentir el hombre más feliz del mundo. No perdía oportunidad de sacar
pecho porque a él y a Berenice los invitaron a la posesión. Mostraba
dichoso una foto en la haciendo Hato Grande en la que aparecían los ex
alumnos del Gimnasio que se graduaron con Samper, al lado de Don
Guillermo, Berenice y el Presidente de la República. Las cosas marchaban
a pedir de boca hasta que se presentó el famoso escándalo del “Proceso
ocho mil”. Aquel hecho consiguió opacar la alegría del Maestro quien, no
obstante, confiaba, admiraba y respetaba a su alumno. Los medios
masivos de comunicación tomaron partido, la presión internacional
(encabezada por Estados Unidos) no se hizo esperar e, inclusive, el
rumor de un complot para tumbar a Samper se esparció rápidamente. El
tema lo abordaba Don Guillermo con tranquilidad, siempre dejando en
claro que apoyaba a Samper. Aquí debo admitir que iba en contravía de su
pensamiento y me puse en las filas de los críticos. Él siempre
intentaba convencerme de que a Samper no lo dejaron gobernar porque era
un Presidente incómodo para Estados Unidos principalmente. La discusión
duraba horas y yo no cambiaba mi posición. Samper terminó sus cuatro
años de gobierno, cuestionado por la supuesta influencia de dineros del
narcotráfico en su campaña. Las elecciones siguientes (1998) las ganó el
opositor Pastrana, quien además destapó lo que se conoció como el
“Proceso ocho mil". Ese domingo en la tarde fui a la casa de puertas
abiertas (algo de lo que me arrepiento) con una sonrisa estúpida a
burlarme de la derrota liberal. Don Guillermo, muy tranquilo y también
esbozando una sonrisa, me dijo: “Mijo, se acordará de mí. A este país se
lo tiraron y tarde o temprano me dará la razón: a Samper no lo dejaron
gobernar”.</b></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Mucha agua corrió debajo del puente de este
país: caguanes, seguridades democráticas, trenes destartalados de
progreso, carruseles de la contratación, parapolítica, etc. El espejo
retrovisor me trae las voces e imágenes de esos años y con el paso del
tiempo, efectivamente, terminé por aceptar que Don Guillermo jamás
estuvo equivocado. Tuve la oportunidad de decírselo hace cinco o seis
años. Si me preguntan cuál es la razón para alejarse de los amigos, de
las personas queridas, no tendría una respuesta. Tal vez cada quien
elige su camino y cree- resignado e ingenuo- que debe hacerlo solo,
apartándose de ese pasado que, bueno o malo, incluye a quienes nos han
acompañado. El hecho es que llevaba años sin saber de Don Guillermo y me
lo encontré un sábado caminando con Berenice por la calle 72, a unas
cuadras de su casa. Nos saludamos los tres con un abrazo. Hablamos de
nuestras respectivas familias, nos alegramos de vernos después de tanto
tiempo y prometimos reencontrarnos en una reunión de alcazaristas. Nos
despedimos y, de repente, Don Guillermo me llamó: “Espere, mijo ¿Ya se
convenció de que a Samper no lo dejaron gobernar?”. Entonces lo miré
fijamente, puse mi mano en su hombro y contesté: “Sí. A Samper no lo
dejaron gobernar”. Juro que no había sido testigo de brillo igual en ese
rostro sereno, bondadoso y dado a los demás. Y antes de irse, mientras
le ofrecía el brazo a su Berenice para regresar a casa, dijo: “¿Si ve
que yo tenía razón?”…</b></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b>Sí Don Guillermo, siempre tuvo la
razón. Se lo digo hoy al recordar ese aplauso que le dimos y el coro
espontáneo que armaron alumnos, ex alumnos y profesores del Gimnasio
Moderno cantando el himno del colegio, al tiempo que usted salía- como
debe ser- por la puerta grande.</b></span></div>
<div style="color: #e06666; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<span style="font-size: large;"><b><span style="color: #e06666;"><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;">Gracias, viejo querido.</span></span></b></span>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-70686384410099685352011-12-29T19:41:00.000-08:002011-12-29T19:41:30.680-08:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaDMqi7LPsaXaTb5fs29kmzIleKO5jzgUK1BCq2BIVbIaGQrqmMc86aXZIdlEvJWnXOTtUacDDJC3oqlBNzWC6arsmSxqtX-8NQGcnVfFITmm8dfZ4375cgcHzYlPMwNRBQssbVg/s1600/Patoloco+y+Patoloca+final.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaDMqi7LPsaXaTb5fs29kmzIleKO5jzgUK1BCq2BIVbIaGQrqmMc86aXZIdlEvJWnXOTtUacDDJC3oqlBNzWC6arsmSxqtX-8NQGcnVfFITmm8dfZ4375cgcHzYlPMwNRBQssbVg/s320/Patoloco+y+Patoloca+final.jpg" width="228" /></a></div>
<div style="color: lime;">
<br /></div>
<div style="color: lime;">
<br /></div>
<div style="color: lime;">
<span style="font-size: large;"><b>Hace poco me preguntaron cuáles serían los siete sueños que me
gustaría cumplir. Respondí sin pensarlo dos veces; en realidad algunos
de ellos son utopías, pero finalmente son las cosas con las que me
identifico.</b></span></div>
<div style="color: lime;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="color: lime;">
<span style="font-size: large;"><b>En primer lugar dije que quería cantar a dúo
con Silvio Rodríguez en un concierto, aunque fuera una cancioncita nada
más. También que me encantaría formar parte de Les Luthiers en una de
sus presentaciones. Elegiría la del Adelantado Rodrigo Díaz de Carreras,
aquel anticonquistador español que terminó vendiendo baratijas y
bailando salsa en una isla del Caribe. El siguiente sueño tiene algo de
sicodélico, quizás delirante y hasta irresponsable: probar la marihuana-
por primera y única vez- en un bosque de niebla. Y digo irresponsable
porque ¿cómo diablos saldría de un bosque de niebla en medio de los
efectos del cannabis? Luego, con los pies en la tierra, me encerraría a
escribir un guión literario que llevaría al cine una versión de “Cien
años de soledad”. Lo anuncio desde ahora, para que los directores estén
preparados y no los coja por sorpresa cuando termine mi guión. Y los
tres últimos sueños tienen que ver con mi presente. Recorrer por tierra
Latinoamérica (el mismo viaje del Che, sin moto y al revés) y en Buenos
Aires asistir a un Boca- River en La Bombonera. Sí, ya sé, tendría que
esperar a que River vuelva a la A; no hay ningún problema, lo tengo
decidido: llegar mucho antes a Pergamino, abrazar a mi Patoloca,
agarrarla de la mano e irme al Perú a jugar a las escondidas con ella,
el amor de mi vida, en Machu Pichu. Por supuesto nos encontraremos en
la mágica puesta de sol y regresaremos juntos a continuar nuestra
historia.</b></span></div>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-31174910.post-22528875355677367822011-10-27T12:51:00.000-07:002011-10-27T15:48:44.202-07:00A dúo con Vicente Feliú<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVcq3-qRlMpO0DVwn3xNvowfjpZ-I7u11O7S7uurr9qNNmcLNbl25T8RtfcSxi9siPT9Eibq4N9leYAWAb2Qak0UHtPyhRfum82eReaWauKuAxes736069UsbZ4iWarKoxUyAckg/s1600/305797_163984663691058_100002385755968_307127_684631293_n.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVcq3-qRlMpO0DVwn3xNvowfjpZ-I7u11O7S7uurr9qNNmcLNbl25T8RtfcSxi9siPT9Eibq4N9leYAWAb2Qak0UHtPyhRfum82eReaWauKuAxes736069UsbZ4iWarKoxUyAckg/s400/305797_163984663691058_100002385755968_307127_684631293_n.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5668262421499745410" border="0" /></a><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold; color: rgb(255, 153, 255);font-size:85%;" >(En la foto, de izquierda a derecha, de pie: Paula Ferré, PModa, Chely Oller, Adriana Amado. Sentados: Adrian Odriazola, Adriana Cantale, Vicente Feliú, Alejandra Rabinovich y la tía Carmen)</span><br /></div><br /><br /><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Hay tanta felicidad en cada uno de los rostros: sonrisas plenas, miradas luminosas, colores y más colores. No me canso de repasar una y otra vez las fotos. Las miro con el deleite de un niño, la complicidad de un amigo entrañable y la emoción de haber estado allí, aunque no físicamente. Sé que al decir estuve de corazón, corro el peligro de caer en un lugar común; pero sucede que, en ocasiones, el Universo confabula de tal manera que tiempo y espacio terminan siendo relativos, como la terquedad que pareciera sumergir al mundo en un agujero negro. De ahí que mi presencia, en aquel instante único e irrepetible, haya sido uno de los milagros que acostumbra a hacer la música, cuando se convierte en mensajera del amor. Basta echar un vistazo al pasado, para comprender hasta qué punto el arte y la sensibilidad son capaces de dejar una luz donde solamente reinaban las tinieblas.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Por los años setenta la utopía Latinoamericana fue reemplazada por el terror. Una pesadilla que estranguló la libertad se instaló en fronteras de alambres de púas, lápices rotos en las noches frías o estadios- supuestamente de fútbol- en cuyas graderías y muros no se oía el eco de los aficionados, sino el silencio de las tumbas sin nombre. El llamado verde oliva sirvió para maquillar la muerte, disfrazando a cientos de autómatas de cascos, armas, botas y grados militares. Argentina y Chile, principalmente, quedaron aislados del resto del continente, en una suerte de cortina de hierro o muralla infranqueable; sólo que en el caso de los países suramericanos se trató de la estrategia de un poder unipolar que, décadas más adelante y en la actualidad, pretendía acabar las diferencias a punta de guerras, asesinatos, desapariciones, torturas. Y en medio de aquel laberinto de fantasmas y espejismos, la música abrió una ventanita a la esperanza. En casetes que se pasaban de mano en mano, los jóvenes chilenos y argentinos escuchaban (a escondidas, debajo de las cobijas, en reuniones clandestinas) las canciones que representaron un renacer de la lucha por la liberación. Y luego las paseaban de viva voz, tarareándolas por la calle. Así cada estrofa se transformó en escudo contra el ruido tenebroso del totalitarismo. Por estas tierras la canción social -o música protesta como la bautizaron algunos-en el alma y en las voces de Mercedes Sosa, Alberto Cortez, Atahualpa Yupanqui, Horacio Guaraní, León Giecco, Inti Illimani, Cuarteto Zupay, Quinteto tiempo, Alí Primera, Víctor Jara, Violeta Parra. Y junto a ellos la Nueva trova cubana, un movimiento que acabó de sembrar la semilla de una revolución que sí pudo ser; una amalgama de tradiciones, compromiso y sensibilidad que se propagó contagiando a todo un pueblo. Porque al lado de sones de tambores o de boleros melancólicos y nostálgicos, la poesía se convirtió en el eco de la consciencia y se encargó de anclar la dignidad y el amor propio en el imaginario de los habitantes de una isla que decidió asumir, de una vez y para siempre, las riendas de su destino. Acompañados de sus inseparables guitarras Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Vicente Feliú, entre otros, contribuyeron a que la música obrara igual que un milagro y se volvieron los aliados de un sueño compartido por aquella juventud latinoamericana. Y con ellos un puñado de poetas, pintores, cineastas que supieron hallar en el arte el vehículo que uniera voluntades y buscar así otra emancipación, de las tantas que hemos tenido- y tendremos- que alcanzar.</span><span style="font-size:130%;"><br /><br /></span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Y vuelvo a mirar las fotos. Está la gente con la que he compartido en el último año. Gente que me ha abierto su corazón (inclusive las puertas del amor) haciéndome entender que la distancia no significa que estemos aislados; por el contrario, ahora más que nunca somos protagonistas de un mundo que se niega todavía a escucharnos. Gracias al bichito de le tecnología tenemos la posibilidad de organizar “trincheras de resistencia” (en palabras de Mario Mendoza, escritor Colombiano), expresarnos libremente (mientras no censuren en internet, por supuesto), intercambiar puntos de vista o, simplemente, echar a volar la imaginación. Por ejemplo, visito frecuentemente el blog de Silvio Rodríguez, comento sus entradas y de vez en cuando él me saluda y responde alguna de mis intervenciones. También el de Vicente Feliú con quien, además, tenemos contacto en una de las tantas redes sociales. Y en esos espacios se han formado lazos de fraternidad, he conocido más acerca de la historia de Cuba y me he solidarizado en causas como el cese del bloqueo de Estados Unidos, la libertad de los cinco héroes cubanos (presos injustamente en Norteamérica), las protestas estudiantiles en Chile y en mi país Colombia, el movimiento de los indignados en España, etc.</span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" > </span> <span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" ><br /><br />Nosotros escuchamos su música, ellos nos leen y armamos una red de sentimientos e ideas que se extiende sin límites. Entonces contamos todos, nos apropiamos del lenguaje, le damos vida, hasta materializar un encuentro que antes no dejaba de ser una ilusión. Eso pasó el 13 de octubre en Pergamino, una de las estaciones de Vicente Feliú en su gira por Argentina.</span><span style="font-size:130%;"><br /><br /></span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Fui testigo de los preparativos, puesto que la mujer que amo y una amiga muy querida viven allá. Ninguno lo podíamos creer, pero la fecha se acercaba y con ella la consolidación de una amistad que se forjó en medio de cables, teléfonos, afinidades y muchísima confianza. Fuera de eso la primavera ya había llegado, presagio colorido, luminoso y refrescante de mejores días por venir.<br /><br />La noche anterior al concierto, recibí un mensaje:<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >“Caselo querido, tengo mucha ilusión en mi viaje a Pergamino mañana jueves, especialmente por Adrimar y Chely. ¿Quieres que le de a tu amada algún saludo especial, de sorpresa, alguna canción que pueda cantarle? Salgo mañana a las 9 de la mañana y abriré esto antes de salir.</span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Un abrazo fuerte.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >V”.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Duré varios minutos con los ojos clavados en la pantalla. Las teclas se escondieron - o se hicieron invisibles las condenadas- como si me estuvieran jugando una broma. Pero las teclas seguían en el mismo sitio: eran mis dedos que, en vez de escribir, caían sobre ellas, similares a las primeras gotas de una llovizna reparadora en la inmensidad de un desierto. Salí de mi sorpresa, me calmé, sonreí agradecido y contesté:<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >“Hermanoooooooooo, qué lindo detalle de tu parte. Hay una de tus canciones que me encanta y que le dedicaría a mi Chely: "Mira como te quiero mujer". Querido Vicente, en Colombia todavía acostumbramos a dar serenatas y te juro que me siento como si a través de ti le estuviera dedicando una serenata a la mujer que amo. Gracias desde el fondo de mi corazón, un abrazo enorrrrrrrrrrme.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Caselo”.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Me paré, fui a la cocina y preparé un café. Regresé, prendí un cigarrillo y me pareció que el humo formaba una mano dispuesta a estrecharse con la mía. Abrí Youtube, puse la canción y la repetí muchísimas veces. Al rato apareció otro mensaje:</span><span style="font-size:130%;"><br /><br /></span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >“Caselo, veré en el camino si puedo con la que me pides (me queda sumamente alta a estas alturas). Si no puedo, le dedico alguna que funcione en tu nombre y le hablo de las serenatas.</span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Abrazos.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >V”.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Y ahí, en su sinceridad, quedó retratado Vicente Feliú. El hombre que confiesa sentirse afortunado de no ser famoso. El compañero al que todos llaman cariñosamente “Tinto”. El compositor que empieza a hacer una canción a partir del nombre con el que la bautizó. El guía que preservó los compromisos de la Nueva Trova y se dedicó a fundar, consolidar y reunir artistas iberoamericanos en “Canto de todos” a finales de los 90. El tipo que respeta, admira y es amigo de los gatos. El eterno enamorado de su Aurora Hernández; el que habla de ella y de su sentimiento en cualquier lugar. El padre cómplice de sus hijos que vive pendiente de ellos y los protege, aún estando lejos. El comprometido que no tiene pelos en la lengua para defender la revolución cubana o para decir que lo peor que le puede pasar al Che es que lo conviertan en Dios. El latinoamericano que se siente orgulloso de serlo y quisiera seguir el camino de aquellos visionarios, aventureros, locos y valientes que lucharon por construir una sola patria de México a la Patagonia. El incondicional que cree en Fidel Castro y lo considera el referente político de la actualidad.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Imaginé a Vicente ensayando la canción que le pedí, bajándole el tono o esforzando su garganta a ver si lograba acomodarla. Me dio vergüenza, lo admito, no iba a ponerlo en esas. De inmediato le respondí:<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >“Hermano querido, cualquier canción tuya será muy especial. Gracias Vicente, un abrazo enorme y disfruta Pergamino”.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Quedé con esa sensación de cosquilleo en el estómago de pura felicidad. Me dormí pensando en los tesoros que me regala día a día la vida y, sobre todo, en la capacidad del ser humano de dar y recibir amor. Definitivamente “No es fácil” (recordé una de las canciones de Vicente en los años de inicio de La Nueva Trova) que nos maten el alma.<br /><br /></span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Me enteré de que la tarde que antecedió al recital fue maravillosa. Un almuerzo en casa de Adriana Cantale (Adrimar), entre anécdotas, risas, uno que otro vino, siesta incluida del trovador y la simpatía y sencillez de las cantantes argentinas Paula Ferré (con su esposo y músico Adrian Odriazola) y Alejandra Rabinovich (¿Tendrá alguna relación familiar con el Rabinovich de Les Luthiers?), encargadas de acompañar a Vicente en el concierto. Dos amigas-también argentinas-se unieron al acontecimiento, convocadas por esos lazos fraternales que se generaron en los blogs de Silvio y Vicente (PModa Y Adriana Amado). Carmen, la tía de Adrimar, que estoy seguro disfrutó al máximo la reunión. Y mi Chely, siempre sonriente, con el alma y el corazón de par en par, gozando lo inimaginable. Una mujer convencida de que la magia se esconde en las cosas más sencillas.</span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" > </span> <span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" ><br /><br />Ella me contó que, ya de noche en El Florentino (teatro bar en el que se hizo el espectáculo), las mesas estaban llenas. Los asistentes departían animadamente, se saludaban, daban rienda suelta a su alegría. El bullicio se apagó poco a poco, al escucharse una voz que venía de la parte del bar del establecimiento. Vicente cantó a capela, a medida que atravesaba el pasillo que lo separaba del escenario. Subió las escaleras, tomó la guitarra y terminó su interpretación. En seguida miró a su público, suspiró, agarró el micrófono y, palabras más palabras menos, dijo:</span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" > </span> <span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" ><br /><br />“Vengo a Pergamino porque gracias a internet, a los blog, a facebook, he conocido personas como Adriana Cantale, a quien le agradezco su amistad y su hospitalidad. Pero también traigo el mensaje de un amigo que vive en Colombia, Carlos Eduardo Rojas Arciniegas- Caselo, que ama a una mujer de Pergamino. Y ayer le escribí preguntándole si quería que de su parte le dedicara una canción a su amada. Él me respondió que claro, que en Colombia todavía se acostumbra a dar serenatas. Por eso Chely, esta canción es para ti…”</span><span style="font-size:130%;"><br /><br /></span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Cuando comenzó a cantar, mi Chely gritó: “Vamos Colombia”; y a la mañana siguiente me escribió:</span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" > </span> <span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >“Una noche maravillosa amor, la serenata soñada y tu nombre sonando en las paredes de pergamino”.</span><span style="font-size:130%;"><br /><br /></span><span style="font-weight: bold; color: rgb(51, 204, 255); font-family:courier new;font-size:130%;" >Al final no supe qué tema le dedicó “Tinto". Pregunté, me dieron unos nombres; no obstante resultó imposible dar con la canción. Tal vez el entusiasmo por el sueño alcanzado y, por qué no, la incredulidad, debieron aliarse para que tampoco quedara registrada en video. Es lo de menos. La serenata sí quedó grabada en el aire primaveral de Pergamino y en dos corazones enamorados.</span>Caselohttp://www.blogger.com/profile/11453051294520248838noreply@blogger.com14