lunes, mayo 18, 2009

De la mano de los desplazados



Las casuchas de lata, tablas y ladrillo se desparraman a lo largo y ancho de la montaña. De noche- desde la ciudad- se ven como el reflejo de un cielo estrellado al revés. Para llegar allá es necesario subir por caminos destapados que en épocas de lluvia se derriten y se convierten en barro. Algunas escaleras son de piedra, improvisados peldaños esculpidos por el cincel del tiempo. No hay casi árboles, flores o pájaros y los pocos que quedan parecen caricaturas de una naturaleza que se niega a considerarse muerta. Las únicas señales de vida son los ladridos de los perros vagabundos, las sombras de las ratas, el vuelo constante de los chulos y las huellas de los pasos de miles de familias.


Huyeron de la violencia para enfrentarse a la pobreza, la exclusión y el desarraigo. Ni siquiera las cifras tienen piedad de ellos. Las oficiales aseguran que son dos millones, organizaciones no gubernamentales dicen que sobrepasan los cuatro; y entre sumas, restas su drama se multiplica y divide hasta el cero: producto de la esperanza aniquilada.

En medio del fuego cruzado de paramilitares, guerrilla y ejército fueron sacados de sus territorios. El azadón que antes abría surcos se transformó en ráfagas de fusil y las balas en el abono maldito que bañó de sangre la tierra.

Soacha (muy cerca a Bogotá, cuyo nombre significa Ciudad del Varón del Sol) recibe a la mayoría de desplazados del país. Altos de Cazucá es su refugio, la alternativa trazada por una burla del destino. En aquel sector las costumbres se mezclan pero muchas veces no se tocan. Es la feria de las culturas que en lugar de tejer un hilo común se transforma en una colcha de retazos sin puntadas de flecos rotos y dispersos.


Voces de la costa, el llano, Santander, Antioquia o Boyacá. Ninguna se escucha con la diversidad que enriquece sino como la macabra coincidencia de los desterrados. Torre de Babel mal construida de palabras que- a pesar de ser de un mismo idioma- se desvanecen por el llanto, el silencio y el dolor de los recuerdos.



9 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

Una triste realidad que nos azota desde cualquier esquina de este mundo globalizado e hipermodernizado. Y mientras los políticos no dejan de mirar hacia otro lado, donde el sonido del dinero sea más estridente que el de los llantos de los niños hambrientos.

Un abrazo solidario.

sky walkyria dijo...

demasiada vida como para un frivolo comentario,

abrazos

IndeLeble dijo...

Paso a dejarte un abrazo!

Ruth L. Acosta dijo...

Mi Queridísimo Carlos Eduardo...

Me siento con mis sentimientos encontrados... Me dió un gusto bárbaro cuando ví que habías regresado... te extrañé mucho!! Espero que todo haya salido bien, lo que haya sido...

Y por otro lado leo tus líneas, las cuales me dejan un poco triste, pensando en toda esa gente, que como allá, en todas las ciudades se encuentras, son los menos, en mi ciudad, pero no por eso dejan de ser importantes... que puedo decir? creo que con el decir no solucionamos mucho, sino haciendo... verdad?

Te dejo un besotote y un fuerte abrazo lleno de mucha emoción y gusto de saludarte de nuevo mi queridísimo amigo...

Anónimo dijo...

No dejes de denunciar nunca. Tu pluma vale oro y debe ser bandera y lucha. Mis aplausos para ti y estos sentimientos que expresas.
Un fuerte abrazo.

Roxanne dijo...

Mi queridísimo mago: que bueno que hayas vuelto, aunque sea un ratito... imágenes muy tristes que tus palabras acompañan y llenan de bronca, y muchas veces también de impotencia... a veces uno se pregunta ¿cuándo se va a terminar? ¿cuándo vamos a poder vivir en un lugar más justo, donde esas cosas sean sólo la pesadilla de un pasado que no tiene posibilidad de volver?

Y sigo acá, inventándome futuros maravillosos, en algún lugar donde las pesadillas no nos encuentren y él quiera comenzar de nuevo, espero que conmigo...

Te dejo un besito muy muy grande... y... también te quiero y te extraño mucho...

Armida Leticia dijo...

Lo mismo allá que acá, ¿algún día cambiarán las cosas?

Saludos y un abrazo.

Alma Mia dijo...

Bueno querido amigo, entre que tú no estabas... que yo, me había "ausentado" (por trabajo...) No nos habíamos encontrado... Pero veo que entre encuentro y "desencuentro", seguimos fieles a nuestras coincidencias...

Agradezco que muestres ese "cielo estrellado al revés", porque muchas veces nos encandilan "otras" estrellas y no vemos las caídas en la tierra.

Te dejo un abrazo infinito, mi querido amigo.

...Y Gracias por todo.

María Marta Bruno dijo...

Mi Mago,

Nuestro León Gieco, en su genial "Sólo le pido a Dios", canta "desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente".

Lo escribió por nuestros exiliados durante la dictadura militar, pero se aplica con pasmosa perfección a tus desplazados.

Me alegra que tengas la oportunidad de ayudarlos desde tu sensibilidad.

Un besísimo, mi Mago.