domingo, noviembre 07, 2010

Domingos de antesala


Sin rutina las calles son como manchones de una hoja medio en blanco acabada de borrar. Las márgenes se dibujan al cruzar la esquina, gracias al aroma del pan recién salido del horno. Y más adelante los pedazos de una botella de licor brillan a lo largo de la acera, esparciendo un fuerte olor que puede ser sórdido, pasional o de nostalgia. Arrumadas en el poste de la luz decenas de bolsas rotas vomitan la basura que queda a merced del viento. Por ser el día en el que Dios descansa, no es posible ni siquiera que la lluvia barra esos desperdicios. Se irán acumulando hasta volverse invisibles para los ojos de quienes siempre caminan sin mirar. 

 A veces lloro en medio de esa soledad pero, al poco tiempo, algo o alguien me saca de la tristeza: el indigente  que pasa y me sonríe mientras alucina por el efecto del pegante que lleva en un frasco y que huele con insistencia. O un vendedor de cualquier cosa, optimista y feliz, que carga, junto a sus productos, su inventario de penas y sueños postergados. O el perro callejero, con su andar desprevenido y seguro, que lame mi mano sin pedirme permiso, simplemente, porque se le dio la gana. También se ven policías que vigilan el silencio-  y a uno que otro borrachín- desde sus patrullas bien limpias. Inclusive existen los reclutadores de almas en pena y de hombres y de mujeres en pecado, que golpean puertas, generalmente, a la hora del almuerzo.

-“Señor, el fin del mundo está cerca, traigo para su salvación la palabra de Dios”

-“Me disculpa pero estoy ocupado, no tengo tiempo, y además soy el mismísimo diablo; así que, por favor, déjeme en paz”.

Hasta los enfermos o los accidentados parecen descansar. En la puerta de un hospital público una paloma agoniza. No puede volar, además su pico está salpicado por unas posibles verrugas. No hay camilla para ella, ni servicio de urgencias. La ambulancia está a pocos metros y en su interior el conductor duerme plácidamente. Entre tanto en la sala de espera- a falta de pacientes- un médico, dos enfermeras, una recepcionista y un vigilante, miran con la boca abierta un programa de televisión.

Se acerca diciembre y los árboles de navidad, los pesebres, los niños Jesús de diferentes tamaños y colores, las vacas, los bueyes, las ovejas, las estrellas de Belén y un ejército de Reyes Magos, multiplicados como conejos, aparecen regados en el andén de uno de los sectores más comerciales de la ciudad. Todavía no salen los Papás Noel para tomarse la foto con los niños, tampoco quienes ofrecen anchetas en la parte de atrás de algunos vehículos. Sin voltear la última hoja de los almanaques, ni botarlos a la basura,  ya se siente en el aire frío de Bogotá que el año se acabó… aunque noviembre apenas comienza.

11 comentarios:

@manuhel dijo...

Uhm Tristeza por doquier...

tristeza que no todos ven.

Tristeza que muchos han ignorado toda la vida...

Tristeza que muchos conciben como algo natural.

Tristeza ajena, que a nadie le importa, sino le atañe diréctamente.

Pero siempre hay un ser sensible que se fija en ello, y trata de encontrarle un por qué, y quisiera mitigarla pero nunca tiene con qué...

Lástima, aún estamos a años luz de elegir a un Presidente errante, a un Presidente sensible que se fije más en su entorno que en la propia apariencia...

Saludos Caselo

Leí su cuento. Fue profundo con esa historia. Tuve que leerlo dos veces, para poder sentir los personajes en su magnitud.

Un abrazo!

Lorena dijo...

Hola Carlos Eduardo...
Me gusta mucho ver como en medio de tanta muerte, tanta violencia y tanta indiferencia, somos varios los que sentimos diferente, aunque poco podamos hacer como dice Manhuel, pero si lo vemos detenidamente, sembramos amor, así como lo haces tú, visibilizando tanta injusticia,a partir de relatos de la cotidianidad, a ver si poco a poco logramos que la gente vea lo que no quiere -o no puede- ver...

Un abrazo gigante, tengo envidia de la buena si es que eso existe porque quiero leer tu cuento...

y leí tu relato de la ciudad jamas contada y realmente me impresionó, me impresionó la ciudad, y me encantó tu manera de describirla...

Bueno muchas flores por hoy jejeje pero te las mereces...

que tengas una felíz semana amigo

Arlen dijo...

En cualquier parte donde exista un revolucionari@, debe tener como prioridad todos los días de su vida, exigir al gobierno de Barack Obama la libertad de los 5 héroes cubanos, de tal forma que sean cada vez más las voces que se levanten sin poder ser silenciadas. Gerardo, Ramón, René, Fernando, Antonio...NO ESTÁN SOLOS!!!! PLOMO...

josé lopez romero dijo...

La piedad parace haber pasado de largo en estos tantos años de nuestra humanidad disfrazada. Que no dejemos de asombrarnos de la sangre en la calle, de los muertos niños por obra de los mayores, de los que se supone tienen que mostrarse agradecidos por una vida generosa y compartir con quienes no tuvieron la suerte de ser iluminados. Un abrazo hermano y nos nos extraviemos.

Arlen dijo...

http://arlenjahoska.blogspot.com/2010/11/ante-la-sonrisa-estatica-de-la-gioconda.html

MAURICIO FRANCO dijo...

Caselo,recibe mi respetuoso saludo de felicitación por tu cuento,el solo inicio tiene gran fuerza.Es la primera vez que te abordo pero no será la última,la literatura es también mi camino y mi pasión.Mucho me agradaría que me enviases tu cuento,mi correo es maufran@ovi.com.Muchas gracias,un abrazo fraterno y te felicito de nuevo.

VANINA (Rita Daisy Moyano Chaves) dijo...

Tu corazón es tan gigante como el sistema solar. Eres análitico en todas las circunstancias de la vida y tienes una capacidad unidimensional de comprensión con todas las creaturas del universo.

Abrazos e infinitas bendiciones, querido amigo. VANINA.

María (Tábata) dijo...

Lo que describes es igual a lo que yo veo en muchas zonas de mi ciudad. Da lo mismo un lugar que otro, a veces es todo tan igual. Tan diferente y tan parecido todo. Tan lejos y tan cerca.
Un abrazo.
María.

Anónimo dijo...

Hay un pedacito de mí que se llena de amargura... pero todo el resto de mi espíritu encuentra en el corazón de la vida cada día, cada tarde, cada noche, un nuevo motivo para sacar alas y ser vuelo de los ojos que miran límites pero no ven horizonte.

chely dijo...

Solamente un ser sencible ,de corazón noble puede relatar tanta triztesa y con tanto respeto
Felicitaciones Caselo

VANINA (Rita Daisy Moyano Chaves) dijo...

Hola padrecito: Me hiciste reir con una de las últimas expresiones que escribiste:

-“Me disculpa pero estoy ocupado, no tengo tiempo, y además soy el mismísimo diablo; así que, por favor, déjeme en paz”.

Definitivamente eres auténtico. Por ahí dice literlamente una frase "DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN HABLA LA BOCA", lo que quiere decir, que todo lo que tienes en tu corazón lo proyectas con tus labios, con esas mágicas palabras que salen de tu boca ordenadas por tu corazón.

Abrazos, muchos abrazos, besos muchos besos.