domingo, septiembre 13, 2009

Borrasca en vuelo

Muelle nacional 3:30 de la tarde. No he viajado mucho en avión. Solamente cuando fui a Cali en 1980, por eso estaba más despistado que quienes aterrizaban por primera vez en Bogotá. Detrás de los cristales aparecían los pasajeros. Algunos arrastraban sus maletas de ruedas, otros sólo llevaban un maletín de manos, los demás no cargaban nada salvo el saco en el brazo o un libro. A mi derecha una caseta en la que los viajeros preguntaban el valor del taxi según su lugar de destino. Detrás varias personas que extendían carteles con un nombre y otros con los símbolos de varios hoteles de la capital.

Miré una y otra vez la pantalla que anunciaba la salida y llegada de los vuelos, y por ninguna parte encontré el que esperaba de Medellín.

-“Si es de Avianca debió ir al Puente Aéreo”, me dijo un señor que, al parecer, también esperaba a alguien.

Aunque tenía razón no le había dicho que mi amiga conectaba después con Europa; eso me dio tranquilidad pues sabía que, de todas maneras, pasaría obligatoriamente por aquí.

Luego de treinta interminables minutos al fin apareció. Venía sonriente. Atravesó la puerta. Levanté la mano para saludarla, pero siguió de largo; ni siquiera se fijó en mí. Caminé detrás de ella y antes de alcanzarla la llamé por su nombre. Se volteó, se quedó mirándome de arriba abajo y dijo:

-“Ay. ¿Acaso no eras gordo?"

Me limité a reír. Sólo nos conocíamos por fotos y siempre salgo muy cachetón. Tal vez por eso me vio pasadito de kilos.

-“Venga le doy un abrazo” agregó y en seguida nos estrechamos cálidamente.

Las despedidas suelen ser muy tristes. En nuestro caso, sin embargo, fue un adiós cargado de bienvenidas. Hablar sin parar durante más de dos horas, brindar con café y cerveza y entender que, después de un año de compartir en la distancia, logramos consolidar frente a frente la amistad.

Han pasado tres semanas y hasta ahora pude sentarme a escribir estas palabras. Todavía escucho el ruido de los aviones, las voces de los pasajeros o visitantes ocasionales del aeropuerto, como también tengo grabadas las lágrimas de los que se van y de los que se quedan. Aún saboreo el café de ese no lugar en el que el tiempo es una absurda circunstancia; pero, sobre todo, recuerdo aquella presencia entrañable que se materializó el 26 de agosto y que- según me cuenta en un mensaje- le está yendo de “puta madre”.

Allá, al otro lado del charco, un viento repentino arribó procedente de Bogotá- Locombia. No sé en cuál estación andarán por el viejo continente. Seguramente dentro de algunos meses llegue el invierto. Lo único que me importa es que pude darle mi cariño y ella, además de corresponderlo, me dejó su alegría antes de perderse lentamente en ese pasillo que la llevaría a cumplir su sueño y a continuar con su historia de amor.

-“Tu vida- mi paisita hermosa- da para que escribas una novela”.

8 comentarios:

Ruth L. Acosta dijo...

Mi querido Carlos Eduardo...

Me dejas sin palabras... es increible como se pueden estrechar los lazos de amistad a través de la distancia... que hermoso que tuvieran esa grata experiencia, la que estoy segura, muchos de nosotros quisiéramos...

Me dejas imaginando tantas cosas... quien sabe, quizá un día me toque a mi llegar ó al menos, hacer escala en Bogotá y tenga la bendición de saludarte personalmente, estoy segura que tu amiga se fue encantada contigo y tu tierra...

Pero también deberías trabajar la idea de visitar México, estoy segura que te gustará mucho... yo encantada de recibirte también...

Te dejo un beso querido amigo, la verdad, si te he extrañado...

Unknown dijo...

Ay de los amores regidos por los husos horarios, aviones furtivos que no se dejan, no se dejan...

saludos, hermano paisa!

Anónimo dijo...

Mi cachaco hermoso otra vez me hizo llorar!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Ves???? Es que no aprendes, si te he dicho mil veces que soy una llorona empedernida jajajajajaja

Yo tengo el consuelo de las fotos, (que prometo enviártelas hoy mismo) las miro todos los días y maldigo el tiempo que nos devora, el cambio de horario que ya no nos permite tomarnos el tinto de las 10 y los interminables días de aquí en soledad; pero por lo menos tengo el libro que me regalaste y ya casi termino de leer, tu recuerdo, y tus letras que sigo con avidez...

GRACIAS POR SER MI AMIGO!!!!
Gracias por tantos bellos momentos compartidos, por ser como eres y por tal razón poder hablarle de ti sin tapujos a mi marido y compartir con él la alegría que me brindas.
Gracias por ese infinitesimal momento en el aeropuerto, por tu sonrisa, por tu complicidad, por estar ahí... POR EXISTIR!!!!!!!!!

Sólo quien ha vivido lo que nosotros tuvimos la suerte de compartir puede entenderlo, que gracias a este medio casi mágico, se pueda encontrar al MAGO que me robó el corazón para siempre.
Te quiero muuuuuuuuuucho, lo sabes de sobra y siempre será así.

Hoy te mando el beso más borrascoso que existe para que te acompañe eternamente

Roxanne dijo...

Ojalá algún día también nosotros logremos consolidar frente a frente nuestra amistad... La verdad que me gustaría mucho conocer tu país con vos como guía turístico, llevándome a conocer esos lugares no-turísticos pero que te dejan un saborcito único porque son los lugares que recorre a diario una gran persona que una tiene la suerte de tener como amigo...

Se lo extraña mucho caballero...

Ya dentro de poquito voy a tener compu en mi casa y vamos a poder ponernos al día...

Roxxi

María Marta Bruno dijo...

Qué bueno que pudo contarlo, che Mago!

Sabía que esa despedida lo tenía atragantado... pero vale... los lazos están, y eso es lo que importa.

Y por lo que leo, tendrá que andar mundo para todos esos abrazos que tiene pendientes...

Un besísimo

Isabella Ros dijo...

Qué historia,cotidiana,unos van otros vienen,pero que bonito y mágico debe ser un encuentro de amigos sin conocerse,solo a la distancia,y vivir esos momentos cargados de emoción y curiosidad.
Tal vez un día,se encuentren sin
saberlo y se darán ese cariño con risas y lágrimas hasta desaparecer
por pasillos opuestos.ME ENCANTÓ,me provoca sana envidia.UN ABRAZO FRATERNO.

¿Escritora o escribidora? dijo...

Me ha encantado cómo has narrado esa situación tan entrañable, entre vidas de aeropuerto...

Un abrazo enorme! Espero que estés bien

KUBAN dijo...

Es una gran suerte la que has tenido. En este mundo frío del internet conoces a mucha gente que jamás ves con los ojos, con suerte alguna fotografía. Te felicito. Gracias por tu blog, es un buen lugar. Volveré.